Plinio «el Viejo» (23-79 d. de JC) describió al caballo de mar con el nombre de «hippus», en la actualidad se sigue utilizando el nombre de «hipocampus» término que significa caballo-oruga.
Estos maravillosos animales se alimentan de presas vivas pero, por ser muy lentos es que desarrollaron su propio método de captura. Los ojos, ubicados a cada lado de la cara, pueden mirar en direcciones distintas y en forma independiente, esto le permite ubicar a las presas con más facilidad.
Pero su arma secreta consiste en una succión de milimétrica exactitud. Un organismo planctónico que nade dentro de un radio de cuatro centímetros del alargado hocico será absorbido hacia la entubada boca a tal velocidad que le resultará imposible escaparse. Un hipocampo en edad juvenil se alimenta por un espacio de diez horas diarias y durante ese tiempo consume más de 3.600 crías de camarón (artemia)
Se desplaza con la oscilación de sus aletas dorsales y pectorales que parecen estar vibrando permanentemente. El cambio de posición de la cabeza regula la dirección del animal que, lanzado a su máxima velocidad puede hacer que sus aletas se agiten hasta 35 veces por segundo. Su cola, más prensil que la trompa de un elefante le permite agarrarse de los corales y algas pudiendo mantenerse estático con un mínimo esfuerzo.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»