El cangrejo violinista vive en las playas tropicales llenas de barro. Cava pequeñas madrigueras en la parte de la playa que quedará en seco durante la marea baja y al llegar ésta, sale para reparar su guarida y sacar las algas del barro.
Cada miembro de la colonia defiende su propio sector de terreno. Después de haber reparado su escondite y haberse procurado una buena comida, el macho se sitúa a la boca de la madriguera y cimbrea su enorme pinza que tiene un color más claro que el resto del cuerpo. Esta es una clara señal para los otros machos que deberán mantenerse alejados y para las hembras que les indica que serán bien recibidas.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»