Nadie pudo obtener jamás una fotografía de un delfín durmiendo. Posiblemente esto se deba a que los delfines duermen en un estado de semi conciencia que los lleva a despertarse ante el acercamiento de una embarcación o un buceador.
Para los humanos, «dormir» significa reducir la actividad muscular y la conciencia. El ritmo respiratorio y la tensión arterial decrecen y los ojos se cierran. No todos los animales duermen de la misma forma ya que, de hacerlo, serían presas fáciles para los depredadores. Eso los llevó, a lo largo de un lento camino evolutivo, a evolucionar formas de poder descansar el cuerpo pero dejando «encendido» su cerebro.
Es normal ver a las ballenas francas durmiendo en la superficie incluso durante el día. Se dejan arrastrar por la corriente y su ritmo respiratorio que, a diferencia del ser humano es voluntario, se reduce a una respiración cada cinco minutos. A los delfines en cautiverio se los ve dormir de la misma forma, con el espiráculo en la superficie y respirando más pausadamente que cuando están despiertos. Pero este no sería un parámetro justo ya que en las piletas de los acuarios no pueden encontrarse con depredadores lo que podría generar un descanso más profundo que el que tienen en libertad.
En la isla brasilera de Fernando de Noronha existe una bahía donde duermen los delfines. Alrededor de 350 delfines rotadores regresan a la isla con las primeras horas del amanecer, vienen del mar abierto donde permanecieron cazando toda la noche. Al llegar a la costa los delfines se distribuyen en grupos por toda la bahía. Entonces es posible observar a dos docenas de ejemplares jóvenes que permanecen activos en la entrada de la bahía.
Existe la creencia que estos juveniles están en guardia, barriendo la zona con sus ecolocalizadores, dispuestos a alertar al resto de la manada si una visita indeseable se presenta en el lugar. Ante un sonido de emergencia la manada entera se pondría en alerta y emprenderían la huída del lugar. Muchas veces, incluso, pueden verse cambios de guardia, en los cuales los vigías son reemplazados por ejemplares que se encontraban durmiendo.
Por la tarde, después de dormir toda la mañana, los delfines rotadores se encuentran más activos. En grupos de 20 o 30 ejemplares recorren toda la pequeña isla topándose muchas veces con buzos que visitan el lugar. En esas ocasiones nadan ágilmente entre los submarinistas emitiendo sonidos muy agudos, como si comentaran entre ellos sobre esos extraños visitantes que respiran bajo el agua y se mueven tan torpemente.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»