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Bebés apresurados

Bebés apresurados

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Nacer en el Ártico puede ser un gran riesgo si se tiene en cuenta la gran cantidad de predadores hambrientos dispuesto a alimentarse de una cría indefensa. Es por eso que la hembra de la foca gris o foca de Groenlandia puede retrasar la implantación del embrión para que los cachorros nazcan en el mes de marzo, sincronizando en nacimiento de los pequeños bebés con la rotura de los hielos lo que dificulta el acceso a las crías de los osos polares que, luego de haber invernado, salen de cacería a principio del año.

De recién nacido el cachorro presenta un largo y sedoso manto blanco pero el pequeño aún no ha formado su capa de grasa por lo que se ve inhabilitado para ir al agua y estará expuesto a los ataques. Es por eso que su infancia debe ser lo más corta posible. El bebé ya perdió los dientes de leche antes de nacer, en el útero materno. Durante los primeros quince días de vida su madre lo amamantará con una leche muy densa y nutritiva ya que contiene hasta un cincuenta por ciento de grasas y es cinco veces más densa que la leche de vaca. Con tan rica dieta la foquita crece rápidamente y en dos semanas triplica su peso que al nacer es de 10 kilos, o sea que engorda más de un kilogramo por día. A los 18 días de vida comienza a perder su blanco pelo reemplazándolo por el pelaje de los adultos que le permitirá ir al agua y valerse por si mismo pocos días después.

Durante años las focas bebés de Groenlandia fueron matadas por el ser humano para usar su piel en la industria de la peletería. Para este fin se golpeaba a la foquita hasta atontarla y se le sacaba la piel cuando aún estaba viva ya que si moría antes de sacarle la piel ésta se pegaba al cuerpo y se rompía al intentar sacarla. Una vez terminada la faena, la foca bebé moría desangrada. La protesta internacional de millones de ecologistas de todo el mundo redujo la matanza a un uno por ciento de las focas que se mataban hace veinte años. Greenpeace realizó campañas en el Ártico donde se pintaba a las focas bebés para arruinar el blanco pelaje evitando su utilización en peletería. Al cambiar el pelo perdía la pintura y podía llegar al mar sin inconvenientes.

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»