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¿Porqué regresan?

Lobo marino

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Sin duda alguna el principal objetivo en la vida de un animal, después de conseguir alimento, es no convertirse en uno. Cada animal de la Tierra conoce a la perfección a sus depredadores, y aprende a mantenerse prudentemente alejado de ellos.

Así, los lobos marinos conocen y temen a las orcas y a los tiburones. Adivinan sus movimientos y ejecutan estrategias para alejarse de sus fauces. En ocasiones los padres enseñan a sus hijos a no aventurarse al mar en determinados momentos del día. Otras veces la información genética juega un papel importante al transmitir de generación en generación sensaciones como el «olor a peligro». Es el juego de la vida: el ratón escapa al gato, un principio fundamental.

Pero los lobos marinos han sido cazados durante siglos. El hombre los ha perseguido hasta las playas de cría más alejadas, los mató a palazos para quitarles la piel, asesinó a golpes a sus crías para conseguir pelajes suaves, dejó sus cuerpos expuestos al sol y se retiró dejando tras de si una amarga mancha de sangre.

Nuestra relación histórica con los lobos marinos es aberrante; fuimos el depredador más crudo e inescrupuloso con el que le tocó lidiar. Todo indicaría que, ante la simple presencia humana, los lobos deberían huir y esconderse. Pero esto no es así. Hoy, a muchos años del inicio de la matanza los lobos se siguen acercando a nosotros.

Cuando un buzo se sumerge cerca de un lugar donde habitan lobos marinos, éstos acuden entusiastas al encuentro. No sólo se acercan si no que se dejan acariciar. Tal vez lo más increíble de esta conducta animal es que las madres dejan que los buzos tomen contacto directo con sus crías pequeñas, situación que en ocasiones hasta los animales domésticos evitan.

La gran pregunta es ¿por qué?. Los lobos marinos han demostrado tener buena memoria con sus otros depredadores ¿por qué no reaccionan igual ante nosotros? ¿pueden los lobos entender cuándo se los va a lastimar y cuándo no? ¿de alguna manera, se dan cuenta que no todos los seres humanos son iguales?. No hay respuestas a estas preguntas y tal vez sea esa falta de respuestas la que hace a este mundo tan fascinante. Tal vez la respuesta sea más sencilla sea simplemente, que los lobos nos estén dando otra oportunidad.

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»