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Padres maternales

Cardúmen de roncadores

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Llegado el momento de la reproducción, la mayoría de los peces abandonan los huevos en el mismo momento en que la hembra los pone y el macho los fecunda. Éstos comienzan a flotar libremente en el plancton marino o bien se depositan en el arrecife a esperar el momento de la eclosión.

Este método hace que la mayoría de la puesta se pierda consumida por depredadores o bien por que los huevos se depositaron en un lugar donde no les llega el oxígeno suficiente. Pero, en algunos casos los padres utilizan estrategias específicas para asegurar la mayor cantidad de descendientes.

Entre los roncadores, unos pequeños peces de arrecife, la hembra deposita los huevos en la boca del padre que los fecunda de inmediato y segrega una baba mucosa para lograr una mayor adhesión de la puesta. Durante una semana el macho transportará consigo la preciada carga hasta que los huevos hagan eclosión. Asegurándose de esta manera una buena oxigenación de la puesta, se esforzará por mantenerlos alejados de los depredadores hasta que los alevines, absolutamente independientes desde el momento de nacer, puedan valérselas por si mismos.

Los cuidados del padre tienen su recompensa ya que los huevos más grandes tienen una mayor expectativa de vida al producir alevines más sanos y fuertes. Por otro lado, el hecho de que el macho asuma la responsabilidad del cuidado de los huevos fecundados le permite a la hembra pasar suficiente tiempo alimentándose y recuperar energías para producir pronto una nueva puesta.

No se sabe a ciencia cierta si por accidente o por hambre el padre consumirá el treinta por ciento de los huevos, tal vez un tributo por tanta dedicación o tal vez simple canibalismo. Como quiera que sea son muchos menos que los que hubieran muerto en manos de los depredadores. En cualquier rincón de la tierra o el mar la vida se abre paso, cada día, a cada hora. Con inefable puntualidad un animal lucha denodadamente empujado por el más ancestral de los instintos: preservar su especie.

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»