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Fábricas de arena

Pez loro

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La evolución de las especies marinas lleva a que diversos animales compitan entre sí por la obtención del sustento diario. Mientras que algunos desarrollaron un violento aparato ofensivo atacando todo lo que se mueve a su paso, otros se especializaron en defenderse de este ataque. La prioridad pasará por obtener mayor alimento con menor gasto de energía.

El pez loro, también conocido como pez papagayo se ha especializado en un sistema de alimentación al que pocos tienen acceso. Se alimenta del coral. Debido a su pico cortante, similar al de un loro, puede morder pequeños trozos de coral duro como piedra. Pero como los trozos de coral no podrían pasar enteros por su tubo digestivo, resuelve este problema masticando su duro alimento con un conjunto de dientes faríngeos situados en la parte posterior de la garganta. Es normal que los buzos que recorran el área escuchen claramente el sonido de dientes rompiendo el coral que producen los peces loros alimentándose en la zona.

Después de morder la roca calcárea y reducirla a polvo, el pez loro la digiere tras haber filtrado la arena. La cantidad de sustancias nutritivas contenidas en cada bocado -el pólipo de coral- es tan escasa que el animal tiene que estar alimentándose constantemente, pero la ecuación alimento/gasto de energía es conveniente para el animal que no tiene que desarrollar una gran velocidad ni realizar un gran esfuerzo para conseguir qué comer. Simplemente, va por el arrecife ramoneando en pastizales de piedra inmóvil. Por las noches, se echará a dormir al lado de su alimento recubriendo su cuerpo con una fina baba que él mismo produce (Ver página relacionada)

Un solo pez loro adulto, de unos treinta kilogramos es capaz de transformar unas treinta toneladas de coral en finísima arena blanca por cada año de su vida. Los peces loro son los responsables de la formación del noventa por ciento de la arena de coral que forma las playas y los fondos tropicales. Es difícil creer, al estar parado en una de estas paradisíacas playas, que toda esa arena haya sido filtrada por el aparato digestivo de un pez.

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»