Una de las más increíbles asociaciones en el mar es la que mantienen los peces payaso y las anémonas. Si bien éstas poseen un veneno muy poderoso capaz de matar a un pez en pocos segundos, el pez payaso segrega una mucosa que protege su cuerpo haciéndolo inmune.
Los payasos se refugian, entonces, en una anémona para que ésta, con sus tentáculos venenosos los defiendan del ataque de los predadores. A su vez el pez payaso atrae a otros peces que una vez envenenados serán comidos por ambos. A cambio de esta protección el pez payaso limpia a la anémona e incluso, si esta no lograra capturar peces, saldrá en busca de pequeñas presas trayéndolas hacia la anémona para compartirlas con ella.
Cuando una colonia de peces payaso se «hacen cargo» de una anémona pueden incluso reproducir en ella. Teniendo en cuenta que una sola puesta puede contener hasta 600 huevecillos que el pez payaso deposita entre los tentáculos, el problema consistiría en que el macho pueda fecundarlos en un terreno tan accidentado. Para esto los peces payaso encontraron una solución muy lógica. Al formar la colonia, todos los payasos son machos, entonces el pez más grande sufre una metamorfosis que lo convierte en hembra. Los peces más chicos, que son todos machos se refregarán entre los tentáculos venenosos fecundando la puesta. A los pocos días nacerán los alevines que se mantendrán dentro de la anémona para lograr protección.
En pruebas en cautiverio se demostró que las anémonas a las que se las privaba de peces payasos tardaban más en prosperar o incluso no lo lograban. Al mismo tiempo si se mantenía en cautiverio a un pez payaso sin anémona, éste solía cavar un pequeño pozo en el piso del estanque en el que se refugiaba. Lo asombroso es que el pez trataba al pozo como si fuera una anémona. Se pasaba el día limpiándolo e incluso le traía pequeñas presas para que se alimente.
La vida en el mar nos sorprende a cada paso con ejemplos de colaboración entre dos animales, que aún siendo muy distintos se complementan y ayudan, para lograr la supervivencia en un mundo hostil.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»