Cuando un buzo que recorre un arrecife se encuentra con un cardumen de peces roncadores, se ve sorprendido por la notable inmovilidad del grupo. Pareciera que sus integrantes de pronto, se quedaran suspendidos en el agua.
Al momento de acercarse al banco de peces, el buceador descubre que la reacción de los mismos es muy lenta, sin sobresaltos; se dividen en pequeños grupos que dan una vuelta completa sobre un espacio reducido dejando paso a la ocacional visita submarina, para luego volver a reunirse en la misma posición anterior. Sus movimientos son tan lentos y pausados que da la sensación de poder tocarlos.
La respuesta a esta conducta es muy sencilla: están dormidos. Los roncadores se reúnen en grupos durante el día para descansar, al llegar la noche se dispersan y se van en busca de alimento, cada cual por su cuenta. Entre la media noche y el amanecer, el cardumen vuelve a juntarse nuevamente en el mismo lugar para dormir. No es el concepto de «dormir» que tenemos los seres humanos. En principio la falta de párpados les impide cerrar los ojos. Pero además, dormir para ellos no es un estado de inconsciencia, eso sería muy peligroso ya que quedarían a merced de los depredadores. Su sueño consiste en un profundo descanso muscular logrado por medio de la inmovilidad, su cerebro se aletarga pero continúa en cierta vigilia para evitar un ataque sorpresivo.
Un hecho interesante es que justamente se los llama «roncadores» porque al momento de capturar un ejemplar vivo y llevarlo a la superficie, se escucha claramente que el animal emite un sonido similar a un ronquido. El sonido parte del rozamiento de los dientes faríngeos y es amplificado por la vejiga natatoria del pez que, por ser un espacio aéreo, funciona como un amplificador. Se cree que este sonido forma parte de un sistema de comunicación muy primitivo, algo así como una señal de alarma que le comunica al pez más próximo que alguien se está acercando.
Es probable que emitan diferentes sonidos si consideran que la visita es peligrosa o no lo es. El sonido es transmitido por todo el grupo que reacciona lentamente, o no, de acuerdo a las circunstancias. He ahí el motivo por el cual se reúnen a dormir ya que cien ojos ven más que dos y eligen el mismo lugar cada día porque es simplemente un «punto de reunión» que todos recuerdan con facilidad. Es entonces cuestión de moverse despacio y tratar de no alterar el sueño de estos pacíficos habitantes del fondo que trabajan de noche.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»