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Damas decididas

Lepidotrigla guentheri

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Es realmente imposible que un buceador pase al lado de un tríglido americano sin detenerse un largo rato a observarlo.

Este curioso pez avanza por el fondo del Mar de Bering realizando pequeños saltitos gracias a las prolongaciones de sus aletas pectorales y cuando nada evoluciona a la manera de un balón. Si se añade a esto su llamativo color atigrado y una cabeza muy grande en un animal muy pequeño, con ojos que se mueven independientemente uno de otro, sin duda tendremos un animal sumamente vistoso y simpático. Pero su método de reproducción no es menos ocurrente.

Estos peces tienen fecundación externa. Eso significa que la hembra libera a los huevos en el fondo donde el macho los fecunda con su esperma. Este método, muy común entre los peces, es sumamente riesgoso. Muchos de los huevos, distribuidos en una gran zona quedan sin fecundar y otros tantos son comidos por el gran número de depredadores. Las hembras de los tríglidos han resuelto este problema con decisión.

Llegada la época de freza una hembra comienza a perseguir a un macho, que posee un carácter mucho más tímido, dándole empellones con el cuerpo y propiciándole pequeñas mordidas. El hostigamiento de la hembra hace que el macho busque refugio en una pequeña cueva del arrecife, entonces la hembra bloquea la entrada de la cueva con su propio cuerpo impidiéndole escapar. Una vez cautivo el macho, la hembra irá depositando en las paredes del refugio alrededor de ciento cincuenta huevecillos que el macho se encargará de fecundar.

Al encontrarse en un lugar cerrado la fecundación es completa, en tanto que la guarida protege a la puesta de las agresiones de los depredadores. La hembra recién dejará escapar al macho cuando los huevos hayan sido fecundados en su totalidad, lo que puede demorar varios días.

El mar es una eterna caja de sorpresas, un lugar donde la única prioridad es asegurar la descendencia y la preservación de la especie. En algunos casos, como el de la hembra del pulpo, es necesario dar la propia vida para lograrlo. La hembra del tríglido prefiere raptar a un macho por un tiempo para que sirva a sus propósitos y después seguir vagando por el fondo hasta el año siguiente, época en que deberá elegir a otro involuntario padre para sus hijos.

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»