La superficie terrestre no es una capa homogénea, sino que presenta un paisaje desigual, heterogéneo, tanto a simple vista como observado desde el espacio. Al conjunto de estas diferentes formaciones se lo denomina «relieve», en el que se distingue una gran extensión de montañas, depresiones y llanuras originadas a través de procesos endógenos y exógenos.
Los primeros comprenden las fuerzas internas que modifican la estructura terrestre, como plegamientos, fallas y volcanes. Los segundos abarcan los distintos tipos de erosión causados por el viento, el frío y la acción de aguas dulces y saladas. Existen formas emergidas (montañas, llanuras y depresiones), y formas sumergidas (plataforma, dorsal, talud, guyot y fosas submarinas).
Montañas y volcanes
Las montañas y las cordilleras se han formado por la combinación de procesos orogénicos y de erosión. Los primeros dan origen a las formas elevadas, y los segundos los van modificando a lo largo del tiempo. Entre los distintos tipos de montañas se encuentran las de plegamiento, de bloque y de erosión. Las de plegamientos se forman por el choque entre dos placas continentales, como el Himalaya en Asia y los Alpes en Europa; entre una placa continental y una oceánica (cordillera de los Andes); otras, llamadas montañas de bloque, se generan cuando en la corteza terrestre se ha hundido el bloque central y los bloques laterales ascienden (algunas de ellas se encuentran en el oeste de Estados Unidos); los de erosión se originan al elevarse el bloque central, que sobresale de la corteza terrestre (se encuentran, por ejemplo, en el estado norteamericano de Dakota).
Los principales agentes de erosión que modelan las montañas desde el mismo momento de su elevación son el agua, el viento, el frío y la vegetación. Las cordilleras más antiguas tienen sus picos redondeados y son más bajas que las recientes, elevadas en los últimos 25 millones de años.
El hielo y el viento diseñan verdaderas esculturas como en el caso del Death Valley en California, o las montañas Ahggra en el Sahara central.
Por otra parte, cuando un magma (roca fundida del interior de la tierra) en ascenso atraviesa la corteza terrestre se produce el fenómeno del «vulcanismo».
Los volcanes, por las características de su composición, sufren una erosión muy rápida. Otros ven modificada su estructura debido a temblores de tierra y también a la erosión marina, ya que muchos de ellos nacen en el fondo de los océanos.
Picos de mayor altura en cada uno de los continentes
Everest – (8.822 M) – Asia
Aconcagua – (6.960 M.) – América
Kilimnanjaro -(5.895 M) – Africa
Elbruz – (5.630 M) – Europa
Punkak Jaya – (5.030 M) – Oceanía
Vinson Massif – (4.580 M) Antártida
Llanuras, mesetas y depresiones
Las llanuras deben su formación especialmente a la erosión del agua, ya que la circulación de la misma a través de ríos o arroyos va desgastando la superficie y formando grietas en forma de V.
Los glaciares, en cambio, dibujan una U en los valles por donde han pasado, que quedan limitados por pendientes, que se van suavizando hasta nivelarse en forma de llanura. Al bajar el nivel del suelo, los ríos fluyen lentamente y dejan de producir efectos erosivos. La Tierra nunca fue una gran llanura, ya que su calor interior siempre produjo, y seguirá generando, movimientos de elevación en la corteza.
Cuando una llanura es más elevada que el terreno que la rodea, recibe el nombre de meseta, y suele estar rodeada de cadenas montañosas. Los territorios que se encuentran por debajo del nivel del mar se denominan depresiones.
Relieve sumergido
Fosas submarinas: La corteza terrestre presenta amplios sectores cubiertos por agua. Dependiendo de la composición de los suelos, el líquido logra penetrar el terreno y se generan napas freáticas.
El relieve sumergido o corteza oceánica no es la más antigua, sino la más nueva de las capas geológicas ya que está en continua formación o renovación.
Una de sus formas es la plataforma continental de no más de 200 metros de profundidad, ubicada debajo de los mares periféricos. Como límite de los continentes se encuentra el talud, cubierto y apoyado por grandes capas de sedimentos. La formación llamada guyot es un atolón sumergido, es decir, una montaña submarina con cima plena. Los dorsales son cadenas montañosas submarinas, sitios de actividad volcánica y sísmica. Las fosas oceánicas son las zonas donde se quiebra la corteza oceánica, se desliza bajo la capa adyacente y se funde a grandes profundidades con el manto de tierra.
Costas
Las formas irregulares de los continentes en contacto con las aguas oceánicas reciben el nombre de costas, producto del hundimiento del terreno, como los ríos, fiordos y estuarios; o del levantamiento, como los acantilados, deltas y lidos.
Las rías son entradas costeras formadas por el mar, generadas por la inmersión de la parte litoral de una cuenca fluvial de ladera más o menos abrupta; los fiordos son golfos estrechos y muy profundos; por su parte los estuarios se originan cuando el mar penetra en la tierra, en el lugar de la desembocadura de un río, como sucede en el estuario del Río de la Plata; y se llama acantilado a una franja muy alta y rocosa, originada por la erosión marina.
El delta es una porción triangular de tierra entre dos brazos de un río que desembocan en el mar. La bahía o lido es una rada o ensenada menor que el golfo. Este último es una gran porción de mar que se interna en la tierra entre dos cabos.