La vasta diversidad de seres vivos que habita el planeta conviviendo con el hombre comprende más de 5 millones de especies conocidas. De ellas, un millón y medio aproximadamente son especies animales. La zoología es la rama de la biología que estudia los animales.
La zoología (del griego zoon, animal, y logos, tratado) es la ciencia que tiene como objeto el estudio de los animales, su modo de vida, la manera en que se interrelacionan y su evolución.
El interés del hombre por los animales y por la gran diversidad de sus formas comenzó en la antigüedad. En Grecia, en el siglo IV a.C., Aristóteles describió numerosas especies y realizó un esbozo de clasificación del reino animal; pero muchas de sus conclusiones carecían de rigurosidad científica, pues no estaban basadas en experimentaciones.
Con el Renacimiento, las investigaciones zoológicas adoptaron carácter verdaderamente científico, y se desecharon algunas teorías aristotélicas y muchos conceptos fantasiosos sostenidos hasta entonces. La invención del microscopio por el holandés Antón van Leeuwenhoek permitió abordar el estudio de los tejidos de los animales y de seres hasta entonces desconocidos porque eran demasiado pequeños para ser observados a simple vista: los microbios o microorganismos.
Ya avanzado el siglo XVIII, el sueco Carl von Linné fue el primero en encarar una clasificación sistemática de los animales y las plantas. Su obra fue continuada por el naturalista francés Georges Cuvier. En 1859 Charles Darwin dio a conocer su teoría de la evolución, que significó un gran aporte a los estudios zoológicos.
Ramas de la zoología
Las diversas ramas de la zoología estudian a los animales desde diferentes perspectivas. La paleontología se ocupa de los que vivieron hace millones de años, mediante el estudio de sus vestigios y restos fósiles. La etología investiga el comportamiento y las costumbres de las distintas especies.
La zoogeografía trata de la distribución de los animales en el planeta. La anatomía zoológica analiza la estructura de las distintas partes del cuerpo, y la histología se ocupa de los tejidos.
Muchos hombres de ciencia se dedican en exclusividad a un determinado taxón o tipo de animales.
Los ornitólogos estudian las aves; los ictiólogos, las tres clases de vertebrados acuáticos que comúnmente son conocidos como peces; los entomólogos, los insectos; los parasitólogos, los parásitos, seres que viven a expensas de otros, los mastozoólogos, los mamíferos.
El organismo animal
En la actualidad se ha llegado a la conclusión de que muy probablemente animales y plantas -que constituyen reinos distintos entre los seres vivos- tienen sus orígenes en el reino de los protistas, que incluye principalmente seres unicelulares. A pesar de este origen común diversas características separan claramente a animales de vegetales.
La célula animal se distingue de la vegetal por no contar con pared celular: sólo tiene una membrana que la separa del medio exterior y que, por ser permeable a la vez permite un intercambio de sustancias.
Además, la célula animal no posee cloroplastos, órganos pequeños que contienen clorofila y donde se produce la fotosíntesis.
Las células animales están preparadas para realizar funciones específicas en el organismo. Así, se agrupan en tejidos, y éstos se organizan en órganos. De acuerdo a la función a la que se refieran, los distintos órganos constituirán, junto a otros, los diversos aparatos y sistemas.
Los animales son organismos multicelulares heterótrofos, es decir que, a diferencia de las plantas, se alimenta de otros organismos llamados autótrofos, capaces de producir su alimento a partir de sustancias inorgánicas simples como el agua, el dióxido de carbono, el amoníaco. En casi todos los animales, el alimento es ingerido y luego digerido en una cavidad interna antes de ser utilizado.
La locomoción es otra característica propia de los animales. La mayor parte de ella puede realizar esta función, al menos en una etapa de su ciclo vital. Sin embargo, algunos animales, como las esponjas permanecen fijos al suelo o a un objeto cuando alcanzan la madurez.
La reproducción de la mayoría de los animales es sexual y resulta de la unión de células femeninas u óvulos que no salen del organismo de la hembra, y masculinas o espermatozoides, que cuentan con un flagelo que les permite desplazarse. Al unirse estas dos células forman una célula huevo o cigoto que al desarrollarse dará origen a un nuevo individuo.