Popular,
entrañable, castigada por las
inundaciones, víctima de la
contaminación por los desechos
cloacales que recibe, no está
sola en su desgracia. Adela, una laguna
vecina, corre la misma suerte. Las
dos forman parte de un sistema conocido
como las encadenadas de la depresión
del Salado, que no es un río
que se deprimió sino que en
esa zona se hace más angosto.
¿Qué hacer para limpiarla?
La
laguna tiene una planta de purificación
convencional, de tratamiento primario,
que utiliza metodologías fisico-químicas
para sacarle la parte más gruesa
de sus contaminantes. Pero, instalada
en los años 70, no es suficiente.
Algunos nutrientes como el nitrato
y el fósforo permanecen de
todos modos en el lugar y se suman
a los que ya existen en sus aguas.
Roberto Escaray, científico
del IIB-Intech (Instituto de Investigaciones
Biotecnológicas - Instituto
Tecnológico de Chascomús),
comenta cómo una solución
biotecnológica puede resolver
el problema: "La instalación
de una nueva estructura fácil
de instalar, económica y de
bajo costo, entre la planta purificadora
convencional y las aguas de la laguna
podría resolver el problema.
Utilizaría plantas (vegetales)
flotantes que purificarían
su superficie de un modo ecológico.
Tenemos la ayuda de la Municipalidad
de Chascomús para lograrlo
y las plantitas para utilizar ya fueron
seleccionadas.
"Eso
permitiría aliviar a la laguna
y contribuir a la salud de sus peces".
La idea es brillante. Sencilla y barata,
la resolución permitiría
eliminar ese colchón contaminante
que soporta la querida laguna. Cuando
se concrete la instalación
de esta estructura, será la
primera planta bonaerense ecotecnológica
para tratamiento de aguas residuales.
Y cuando funcione, las aguas volverán
a oler a limpio sin la necesidad de
haber instalado costosas máquinas
con motores y burbujeos molestos.
"Llegar
a la conclusión de utilizar
esta metodología ecotecnológica
llevó tiempo. Primero se comprobó
que las plantas de purificación
tradicionales no eran absolutamente
eficientes. Luego, el tema de la gran
cantidad de energía que consumen
también se presentó
como un inconveniente. Fue así
como se empezó a investigar
para desarrollar un sistema que fuera
más eficiente y con menores
costos operativos. "La solución
apareció cuando se decidió
copiar a la naturaleza", comenta
Alejandro Mariñelarena, investigador
de la CIC (Comisión de Investigaciones
Científicas) de Buenos Aires
y del Instituto de Limnología
Ringuelet, el encargado de seleccionar
qué plantitas se van a utilizar
para purificar las aguas de Chascomús.
Así
se aplica la biotecnología
al importante campo de la ecología,
tan íntimamente relacionado
con la posibilidad de conservar un
medio ambiente amigable. Y limpiar
las aguas es apenas uno de sus aspectos.
La biotecnología ambiental,
por definición, tiene corno
objetivo la protección y la
restauración de la calidad
del medio ambiente. En este punto
es cuando nuevamente aparecen las
voces detractoras que señalan,
tal cual lo hace el economista y futurólogo
Jeremy Rifkin, que uno de los riesgos
de esta nueva revolución es
un daño ecológico. Se
cree que la manipulación de
genes para la obtención de
nuevos vegetales y una probable fuga
de esa información, que no
sería otra cosa que la transmisión
indeseada de esas características
nuevas a otra planta en estado natural,
podría alterar a un ecosistema
vecino.
Los
defensores dicen que nada, absolutamente
nada, tiene riesgo cero y que las
medidas de seguridad que rodean a
cualquier experimento biotecnológico
son extremas. La realidad y los datos
concretos revelan que, hasta el momento,
no se registraron casos de daños
comprobados a seres humanos por el
uso indebido de aplicaciones biotecnológicas.
Volviendo
al enfoque biotecnológico en
ecología, una de sus herramientas
más eficaces se conoce como
biorremedación. Es el uso de
sistemas biológicos (basados
en el uso de microorganismos y plantas)
para reducir la contaminación
del aire o de sistemas acuáticos
o terrestres. La biodegradación
con microorganismos es otro punto
alto en este campo, sobre todo cuando
se trata de limpiar manchas de petróleo.
A grandes rasgos, y no sólo
en el caso puntual del petróleo,
esos microorganismos ayudarían
a detoxificar esos minerales contaminantes
y los convertirían en dióxido
de carbono, agua y sales inorgánicas
inocuas. Por eso, los trucos de la
biorremedación se utilizan
para tratar aguas domésticas
e industriales, aguas procesadas,
aire y gases de desecho, desechos
sólidos y también para
el tratamiento de suelos. Dicho sea
de paso: el modo de limpiar las aguas
de Chascomús con plantitas
se conoce como fitorremedación.
Fito=planta.
Para
quienes trabajan en el día
a día con estas nuevas metodologías,
la satisfacción se cuela entre
sus papeles y entre los tubos de ensayo:
"La historia nos revela que los
chinos, hace 3 mil años, ya
aplicaban este concepto cuando usaban
digestores de biogás (gas natural
o metano) alimentados con los restos
vegetales de su huerta y usando el
gas para alumbrarse y cocinar. Ahora
la ciencia ve todo eso con otros ojos.
Y ve más", comenta Mariñelarena.
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1- Los desechos
cloacales pasan por una planta depuradora
tradicional, que nos los elimina en
su totalidad. Los nutrientes (fósforo
y nitrógeno) llegan a la laguna
y se suman a los existentes.
2 - Estos nutrientes fertilizan la
laguna y aumentan la aparición
de microalgas y zooplancton, que a
su vez atraen mayor cantidad de peces
y favorecen la aparición en
exceso de plantas acuáticas.
3 - Cuando estos peces y algas mueren,
se descomponen y forman un sedimento
en el fondo de la laguna, que causa
la pérdida de 2 cm. anuales
de profundidad. Esos restos, al pudrirse
consumen gran cantidad del oxígeno
del agua.
4 - Este sedimento atrae a especies
invasoras como la carpa y el bagre,
y sigue creando microorganismos, que
vuelven a atraer cada vez más
peces y algas, generando un proceso
circular que multiplica la productividad
del ecosistema y acelera la muerte
de los peces.
5 - Además, la aparición
de juncos y otras plantas en las orillas
de la laguna frena el oleaje, dificultando
la oxigenación en la zona costera.
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