El
rosarino Juan Carlos Víllalonga
es desde 1994 el coordinador del área
energética de Greenpeace en
Argentina. El especialista comenzó
a militar en la ciudad en los temas
del medioambiente el año 85,
y se formó en el Taller Ecologista.
Entonces estudiaba ingeniería
electrónica y trabajaba, cuando
la onda verde comenzó a tomar
forma en todo el país, y ya
era un boom en Europa y Estados Unidos.
Para Villalonga, que luego se instaló
en Capital Federal para activar en
Greenpeace,
la disputa entre subdesarrollo y la
militancia ecologista ya está
saldada. "Antes perecía
que los temas de medioambiente eran
sólo para los que tenían
la panza llena, pero quedó
claro que los problemas hay que tomarlos
de conjunto, más aún
en los países en vías
de desarrollo"
Estuvo en Rosario
para dar una conferencia, y además
se reunió con autoridades de
la Universidad Tecnológica
Nacional (UTN) para trabajar en conjunto
en el desarrollo de la energía
solar.
-¿Cuáles
son los problemas más graves
que Greenpeace visualiza en la provincia
de Santa Fe?
- En dos oportunidades
Santa Fe fue puesta en la agenda de
Greenpeace, cuando nuestro barco internacional
recorrió las costas del Paraná,
al norte de Rosario, entre muchos
otros sitios de Argentina, En ese
caso denunciamos la metodología
de las empresas de volcar permanentemente
residuos tóxicos en los recursos
hídricos, como ríos
o arroyos. También la provincia
está contemplada en otros temas,
como la contaminación en Las
Toscas, los incineradores en Villa
Constitución, y además
como provincia productora de alimentos
y por la utilización de agroquímicos
prohibidos.
- ¿Los
actos relámpago que acostumbra
a hacer Greenpeace no son exclusivamente
mediáticos?. ¿Se hace
luego un seguimiento del problema
o simplemente queda en la denuncia?
- Sí, efectivamente
son golpes mediáticos para
que la población tome conciencia.
Pero no sólo es denunciar a
Celulosa o a otra empresa en particular,
sino que quede claro cómo se
está contaminando. De todos
modos, cada uno de esos golpes necesita
de un gran trabajo previo y posterior,
que sin duda produce menos impactos,
tal vez porque los medio no ven allí
"la noticia". Son actos
que están dirigidos al público
que está más alejado
de los problemas ambientalistas, pero
luego se sigue investigando y el seguimiento
es permanente.
- ¿Sigue
la polémica respecto de que
en los países subdesarrollados
es secundario ocuparse de la ecología
porque hay temas más urgentes?
¿En qué punto está
la discusión?
- Esa discusión
se dio en los países desarrollados
en la década del 70, y estuvo
tapada en nuestro país por
el gobierno militar. Pero a comienzo
de la democracia fue muy fuerte. Parecía
que los problemas del medioambiente
eran sólo para los que tenían
la panza llena, pero está claro
que los problemas hay que abordarlos
en conjunto, más aún
en los países como el nuestro...
Ya no sé si decir en vías
de desarrollo o en vías de
desaparición.
- ¿Cuáles
son los argumentos para ocuparse del
tema del medioambiente cuando el hambre
y la desocupación hacen estragos?
- En primer lugar,
porque los países ricos son
los grandes generadores de los problemas
del medioambiente mundial, transfiriendo
residuos peligrosos, con la instalación
de industrias sucias, entre otras
cosas. Eso demuestra que ya en los
países del sur o pobres hay
que hacerse cargo de los problemas
ecologistas, porque además
no tememos la sobreabundancia de dinero
para luego solucionarlos. O sea, no
tenemos los recursos económicos
para resarcir los daños que
causan los problemas de contaminación
ambiental o la destrucción
de recursos naturales. Por ejemplo,
sino se le da importancia a la sustentabilidad
de la pesca en el mar argentino, puede
ser terrible. En primer lugar porque
no quedaríamos si una industria
que aporta entre 800 y 1.000 millones
de dólares anuales y luego
porque dejaríamos a miles de
personas sin trabajo. Cuando se dieron
cuenta de la destrucción de
los recursos pesqueros, en Canadá
pararon los barcos, pero tiene a todos
los trabajadores subsidiados, lo que
es imprescindible para nosotros.
- ¿La
crisis actual del país influye
sobre estos problemas?
- Sin dudas. Estamos
observando un gran deterioro en muchos
aspectos. En leyes que no se respetan,
y que tampoco se vigilan y mucho menos
se hacen cumplir. También observamos
más hechos de corrupción,
todos los problemas recrudecen. Hay
un atraso total en las políticas
de cuidado del medioambiente, pero
la conclusión no es "vamos
a ignorarlos", porque en realidad
nuestros dirigentes nos están
metiendo en problemas más graves.
Por ejemplo, insisto en el tema, si
para reducir costos se emplean agroquímicos
prohibidos, sin dudas que eso va a
repercutir y a dañar la salud
de la población y está
visto que el Estado ya no puede atender
más enfermos, entonces hay
que trabajar para que esos productos
no se utilicen.
Entrevista de Isolda
Baraldi para La
Capital
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