Se calcula que
había unos 12 millones de ejemplares,
pero espantaron a la mayoría.
Los ecologistas dicen que ahora peligra
el equilibrio ambiental.
La colonia de murciélagos
del dique de Escaba, en el sur tucumano,
era considerada una de las mayores
del mundo. Su población había
sido estimada entre 10 y 12 millones
de murciélagos. Sin embargo,
después de sufrir una "reubicación"
el año pasado, quedó
reducida a una décima parte:
alrededor de un millón de integrantes.
"Si la colonia se redujo en
esa proporción, el posible
impacto sobre el equilibrio ambiental
sería preocupante, ya que esos
murciélagos cumplen una función
primordial en la regulación
de las poblaciones de insectos dañinos
para la agricultura y transmisores
de enfermedades", comentó
la licenciada Claudia Pérez
Miranda, jefa de la División
Fauna y Areas Protegidas de la Dirección
de Recursos Naturales de Tucumán.
Estudios realizados en México
indican que una colonia de 500.000
murciélagos de la misma especie
(Tadarida brasiliensis) come por día
350 kilos de insectos. A partir de
este dato, un sencillo cálculo
permite inferir que una colonia unas
20 veces mayor, como la de Escaba,
es capaz de comer 7 toneladas en el
mismo tiempo.
La licenciada Pérez Miranda
lamentó que la "reubicación"
se hubiera hecho sin el estudio previo
del posible impacto ecológico
que su oficina había dictaminado
como imprescindible.
La cantidad de animales a la que
quedó reducida la colonia está
contenida en un informe técnico
redactado al finalizar la "reubicación
y confinamiento" de los murciélagos,
tareas que llevaron a cabo de julio
a noviembre de 2002 tres expertos
del Instituto de Recursos Naturales
y Ecodesarrollo (IRNED) de la Universidad
de Salta.
En ese informe firmado por
Sergio Mosa, Héctor Regidor
y Alejandro Núñez
se determina que, en noviembre, la
población de la colonia era
de "entre 460.000 y 900.000 individuos".
Pero, curiosamente, se afirma además
que, en el pasado, "pudo ser
de 1 a 1,2 millón".
La cifra diez veces mayor había
sido calculada por el doctor Rubén
Bárquez, a cargo de la cátedra
de Vertebrados de la Facultad de Ciencias
Naturales de la Universidad Nacional
de Tucumán, a quien algunos
consideran la máxima autoridad
del país sobre murciélagos.
La tesis doctoral de Bárquez
trató sobre los murciélagos
de nuestro territorio (la Universidad
de Texas, Estados Unidos, la publicó
con el título "The bats
of Argentina"). Y la única
"Guía de identificación
de los murciélagos de la Argentina"
existente lleva también su
firma.
Bárquez realizó un
estudio de la colonia de Escaba en
1992, a pedido de la empresa estatal
Agua y Energía, a cargo en
ese momento de la represa, que todavía
no había sido privatizada.
Calculó que la población
de la colonia debía estar entre
un mínimo de 10 y un máximo
de 12 millones.
Por su parte, los expertos del IRNED
trabajaron contratados por la concesionaria
de la presa, Hidroeléctrica
de Tucumán S.A, para la cual
la "reubicación"
de los murciélagos era imprescindible
por crear un serio problema de seguridad.
Los murciélagos ocupaban se
supone que desde poco después
de la inauguración del dique,
en 1948 los siete enormes huecos
(vanos) de techos abovedados que forman
la parte interior de la estructura
de hormigón del vertedero.
La represa mide 98 metros de alto
y 480 de largo.
Según dijoel gerente general
de Hidroeléctrica de Tucumán
S.A., ingeniero Alejandro Schkurko,
la presencia de la colonia impedía
la realización de los controles
periódicos de la estructura
a fin de detectar fisuras.
La explicación de Schkurko
fue corroborada por el delegado regional
del Organismo Regulador de Seguridad
de Presas (ORSEP), ingeniero Rafael
Díaz Guzmán. Y también
por la conclusiones de las auditorías
técnicas que realizó
el consultor suizo Giovanni Lombardi.
El sorprendente informe de los expertos
del IRNED, que se conoce ahora, cierra
un proceso que tomó estado
público de manera escandalosa
hace un año, cuando diversas
organizaciones ambientalistas denunciaron
que Hidroeléctrica de Tucumán
S.A. usaba reflectores y sirenas para
ahuyentar a los murciélagos.
Las denuncias motivaron la intervención
de la Defensoría del Pueblo
de Tucumán, ya que la colonia
está protegida por una ley
provincial específica la
7.058 que prohíbe, entre
otras cosas, "cualquier modificación
del medio en el que se desenvuelven"
los murciélagos.
Antes, la Cámara de Diputados
de la Nación basándose
en el informe de Bárquez
había declarado "de interés
ecológico" a la colonia,
mediante su resolución 1.181,
aprobada el 10 de junio de 1992.
Además la especie que la forma
Tadarida brasiliensis
está incluida en la Convención
sobre Conservación de Especies
Migratorias de Animales Silvestres.
Según el informe final de
los expertos del IRNED, la etapa de
"ahuyentamiento y erradicación"
empezó el 11 de julio del año
pasado. En ese momento la mayoría
de la población de la colonia
había emigrado.
De julio a octubre, los pocos murciélagos
que quedaban fueron siendo ahuyentados
mediante el uso de luces y repelentes
químicos, de cada uno de los
vanos, cuyas entradas eran luego cerradas.
Cuando los murciélagos empezaron
a retornar con la primavera, se encontraron
con que sólo podían
ingresar a uno solo de los siete vanos
que antes ocupaban.
Entonces "se observaron individuos
muertos", señala el informe,
probablemente por "agotamiento
físico".
21 de abril de 2003
Fuente:
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