En la Argentina,
ahora se sabe por primera vez
cuántas hectáreas
de bosques sobreviven. Son poco
más de 33 millones de
hectáreas de bosques
nativos, más otros 60
millones de hectáreas
de tierras forestales (las que
contienen bosquecitos aislados).
Estas cifras forman parte del
inventario que llevó
a cabo la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable
de la Nación.
Si se tiene
en cuenta que la Ciudad de Buenos
Aires ocupa 20.000 hectáreas,
la cantidad de hectáreas
de bosques que aún persiste
en todo el territorio argentino
parece magnífica. Pero
no lo es. El titular de la Secretaría,
el ingeniero forestal Carlos
Merenson que presentó
ayer en un acto el inventario,
recordó que en 1914 se
estimaba que había 106
millones de hectáreas
con bosques variados pero hermosos.
Es decir, que se perdieron cerca
de 73 millones de hectáreas
con bosques nativos, por el
avance de las actividades agrícolas
y ganaderas, la deforestación
y los incendios, entre otras
causas.
Sin embargo,
algo queda. Por eso, Merenson
sostuvo que el primer inventario
de bosques será "la
herramienta fundamental para
planificar". "Nunca
se puede actuar o decidir sobre
algo que se desconoce",
aclaró el funcionario.
En la Argentina,
la realización de una
idea puede llevar décadas.
Merenson contó que en
una ley nacional que se sancionó
en 1948 se preveía que
un organismo público
se pusiera a recopilar datos
sobre la superficie de bosques
del país. Sin embargo,
recién este año
se logró concluir el
inventario de los bosques, con
un proyecto financiado por el
Banco Mundial.
El relevamiento
implicó el análisis
de imágenes aportadas
por el Consorcio Argentino-Canadiense,
por el satélite Landsat
5 (obtenidas por convenio con
la Comisión Nacional
de Actividades Espaciales),
y de algunos mapas provinciales,
entre otros documentos. Además,
se hicieron recorridos aéreos
y terrestres para tener más
datos. Ante tanto verde, había
que hacer alguna clasificación.
Y los expertos de la Dirección
de Bosques que depende
de la Secretaría
fueron evaluando cuántas
hectáreas quedan en cada
región forestal.
"La mejor
conservada es la región
de los bosques andino-patagónicos
dijo la ingeniera agrónoma
Celina Montenegro, que trabajó
en la elaboración de
la cartografía.
Esto se debe en parte a que
en esa región hay muchas
áreas protegidas".
Esos bosques se encuentran en
el oeste de Neuquén,
Río Negro, Chubut y Santa
Cruz, y al sur de Tierra del
Fuego. Están formados
por la lenga, el coihue y el
pehuén, entre otras especies,
y ocupan 1,9 millón de
hectáreas.
En tanto,
de la densa selva misionera,
se conservan 1,4 millón
de hectáreas. Había
mucho más, pero el bosque
nativo fue reemplazado por los
cultivos de tipo industrial
como el té, la yerba
mate, el tabaco y la forestación
con especies exóticas.
Del bosque chaqueño (con
quebrachos colorado y blanco,
algarrobos, palosanto) que va
desde Formosa y Salta hasta
el norte de San Luis, Córdoba
y Santa Fe, perduran 23,3 millones
de hectáreas.
La selva de
las Yungas, con lapachos, cedros
y nogales entre otras,
ocupa 3,7 millones de hectáreas.
Del espinal, que va desde el
sureste de Corrientes, la parte
del centro de Santa Fe, parte
de Córdoba, San Luis
y La Pampa, y un poquito del
sur de Buenos Aires, se conservan
2,6 millones de hectáreas.
En el espinal, formado por el
caldén y el algarrobo,
poco quedó por el avance
agrícola-ganadero y los
incendios, según la ingeniera
Montenegro.
La región
más deteriorada fue la
del monte, que se extendía
al oeste del país desde
Catamarca hasta el noreste de
Chubut , con una estepa
arbustiva y con algarrobos.
La tala, la agricultura y la
aridez de la zona hicieron que
hoy ya no quede nada del monte
nativo. Según el inventario,
apenas se preservan casi 43
millones de tierras con montes
aislados.
Durante el
acto de ayer, Merenson también
entregó acuerdos para
empezar a desarrollar los 271
proyectos del Programa Social
de Bosques. Con esta iniciativa,
se pretende fomentar el empleo
y a la vez aumentar en cinco
millones de hectáreas
el área forestada del
país, produciendo 100
millones de toneladas de madera
al año.
18 de diciembre
de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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