Investigadores
de la Facultad de Ciencias Exactas
de la UBA les siguen el rastro. El
molusco llegó al Río
de la Plata en 1991 y en una década
se extendió hasta Brasil. Habría
arribado desde Asia a bordo de cargueros.
Se multiplica sin freno. Puede obstruir
tuberías de plantas potabilizadoras
o industrias.
Diminuto, de aspecto
inofensivo y estilo de vida sedentario,
el mejillón limnoperna fortunei
puede interferir en el funcionamiento
de centrales atómicas y plantas
potabilizadoras e industriales al
taponar tuberías que utilizan
agua del Paraná y el Río
de la Plata. Aquí este molusco
originario de Asia desembarcó
posiblemente en 1991 de algún
carguero que lo trajo como polizón
y no llamó la atención
hasta que comenzó a generar
consecuencias millonarias. Investigadores
de la UBA estudian a esta especie
inmigrante y buscan métodos
para controlar lo que hoy es una invasión.
Invade todo
el Delta, y ya alcanza al Paraguay
y sur de Brasil. Tardó solamente
10 años en expandirse desde
el bajo delta del Paraná hasta
Brasil y es probable que en algunos
años su área de distribución
cubra todo el continente americano,
grafica el doctor Demetrio Boltovskoy,
del Departamento Ecología,
Genética y Evolución
de la Facultad de Ciencias Exactas
y Naturales de la UBA, que junto con
su equipo sigue de cerca a este bivalvo.
En su lugar de origen, los ríos
de China, no es plaga porque cuenta
con depredadores naturales. Pero trasladado
a América del Sur crece a velocidad
vertiginosa.
Crecimiento descontrolado
¿Un ejemplo?
En 1991 las toscas costeras del balneario
Bagliardi, al sur de La Plata, albergaban
de 3 a 4 ejemplares por metro cuadrado.
Dos años después alcanzaban
picos de más de 80.000 individuos
en igual superficie. Hoy, en el Paraná
inferior sus densidades superan los
120.000 animales por metro cuadrado,
según datos de este especialista
y del biólogo Daniel Cataldo,
ambos investigadores del Conicet.
Estas pobladas colonias
viven adheridas a cualquier sustrato
duro natural, llámese roca,
ramas sumergidas e incluso valvas
de otros moluscos. Muy adaptable al
medio, también asienta sus
filamentos en bases artificiales como
cemento, barcos y cañerías
de plantas industriales. En este caso,
al tapizar el interior de las tuberías,
reducen la luz de los conductos, entorpeciendo
de esta manera la circulación
del flujo. Tampoco es raro que cada
tanto se desprendan de las paredes
fragmentos de estas valvas tapando
los filtros.
Este crecimiento
descontrolado provoca graves problemas
en la mayoría de las plantas
energéticas e industriales
que utilizan agua de los ríos
Paraná-de la Plata para su
funcionamiento, incluyendo destilerías
de hidrocarburos, plantas potabilizadoras,
centrales térmicas y nucleares
e hidroeléctricas, entre otras,
describen.
No sólo son
cuantiosos los daños materiales;
también existen otros, como
los efectos ecológicos. Como
todo intruso, éste compite
con las especies autóctonas
y desplaza a algunas de ellas. En
este caso, además, este molusco
resulta un gran filtrador de plancton
(probablemente más de un litro
por hora por individuo). Esta
gran capacidad de filtrado incide
sobre la disponibilidad de alimento
para otros organismos acuáticos,
en particular las larvas de peces,
puntualizan. En Estados Unidos, una
especie muy similar a ésta,
y también importada involuntariamente
de Asia D. polymorph ,
produce pérdidas de alrededor
de cinco mil millones de dólares
al año.
Diversas estrategias
Varias estrategias
se ensayan para mitigar su efecto.
La lista es larga: remoción
manual o mecánica, mediante
arenado o lavado con agua a presión;
filtros fijos y móviles; manipulación
de la temperatura del agua; utilización
de campos eléctricos; ultrasonido;
pinturas antiincrustantes, y sustancias
tóxicas, entre otras.
Cada una tiene sus
ventajas y desventajas. En Japón
se trabaja en la búsqueda de
pinturas que impidan la fijación
del molusco. Pero este sistema sólo
sirve para las nuevas plantas industriales,
resulta complicado aplicarlo para
las que ya están en funcionamiento
porque implicaría detener la
producción, destaca Boltovskoy.
No faltaron intentos
con diferentes tóxicos. El
cloro puntualiza ha sido
tradicionalmente el más empleado,
pero es muy agresivo ambientalmente.
Hay varios compuestos que son menos
contaminantes, aunque igual tienen
efectos nocivos sobre la flora y fauna
en general. Actualmente se está
experimentando con dosis bajas de
sustancias selectivas para esta especie.
En esta tarea cuentan con información
de otros lugares del mundo, en especial
de Estados Unidos, pero no puede
ser utilizada directamente aclara
porque el comportamiento de las diferentes
especies es muy disímil. Por
eso no se pueden extrapolar las soluciones.
En la Argentina
los investigadores buscan la manera
de controlarlo del modo menos dañino
posible para el medio ambiente.
Los efectos
de la globalización
En el mundo
cada vez hay más especies invasoras.
Seguramente este fenómeno está
relacionado con la globalización,
al aumentar la circulación
de personas y mercaderías,
dice Demetrio Boltovskoy, profesor
de la FCEyN de la UBA. En cuestiones
de intercambio comercial, los buques
llenan con agua de su puerto de país
de origen los tanques de lastre para
estabilizar el arco y los desagotan
en el lugar de destino. De este modo,
la flora y la fauna acuáticas
viajan por miles de kilómetros.
Muchas de las especies que sobreviven
a estas travesías se hallan
muy a gusto en nuevos ambientes, como
el caso del molusco asiático
que ahora se trata de controlar en
la Argentina.
22 de octubre de 2002
Fuente:
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