Según
los investigadores, el material mantiene
intacto el ADN del animal. Las células
se preservaron en perfecto estado
por 10.000 años en Siberia,
en una zona de hielos perpetuos.
Durante cientos de años una
Tierra de estepas eternas vibró
bajo los pasos de estos gigantes de
pelo largo y áspero. Con sus
colmillos de tres metros de largo,
intimidaban a los posibles depredadores,
con excepción del hombre. De
pronto, hace 10.000 años, desaparecieron.
Hoy el temblor de las pisadas puede
llegar a sacudir las torres de oficinas,
ya que un grupo de científicos
de Rusia y Japón anunciaron
el hallazgo de células en los
restos de un mamut que son aptas para
clonar a este animal prehistórico,
según informa la agencia AFP.
Piotr Lazarev, experto del Instituto
de Ecología Aplicada del Norte,
informó que los restos del
mamut (dos piernas gigantescas) fueron
encontrados por una expedición
ruso-japonesa el pasado verano boreal
en el río Muksunuokha, una
zona de congelación perpetua
en la república de Yacutia,
en Siberia oriental.
Parte de los restos fueron investigados
en el Centro de Virología y
Biotecnología de la ciudad
de Novosibirsk. Allí se detectaron
células aptas para realizar
una clonación. "El material
que llegó es único en
muchos aspectos, no sólo porque
contiene intacto el ADN del mamut,
sino porque las células se
han preservado en perfecto estado
por 10.000 años", indicaron
especialistas del instituto.
Los mamuts surgieron en Africa hace
3 o 4 millones de años. Dos
millones de años atrás
migraron hacia Europa y Asia. Llegaron
a América del Norte hace 500
mil años, pasando por el estrecho
de Bering.
Fuente de comida y abrigo, este animal
fue importante para los hombres. Se
han encontrado numerosos refugios
construidos con sus huesos y esculturas
realizadas en el marfil de sus colmillos.
Desde 1799 se encuentran, con cierta
regularidad, ejemplares en Siberia.
En esta región, el suelo se
congela a veces hasta los 400 metros
de profundidad; de esta forma se conservan
los cadáveres de animales actuales
y de mamíferos extinguidos
al final de la glaciación.
Por el estado de conservación
en que se encuentran, en los últimos
años se han multiplicado los
intentos de hallar restos de tejido
del que se pueda extraer el ADN y
así poder clonarlos. Durante
1999, un equipo internacional de paleontólogos
recuperó un mamut momificado
que vivió hace 23 mil años.
El plan, que no pudo concretarse,
era implantar un embrión en
una hembra de elefante asiática,
que llevaría adelante el embarazo.
Hasta el descubrimiento en Yakutia
realizado por científicos
del Instituto de Ecología Aplicada
del Norte, el Centro Científico
Internacional de Moscú y el
Centro Científico de la prefectura
de Gifu, de Japón no
se había encontrado material
genético con el que trabajar.
Lazarev informó que hay planes
de repetir los análisis en
los restos del mamífero y realizar
una serie de nuevos tests para aclarar
con precisión las posibilidades
de clonarlo.
Sin embargo, los especialistas del
centro de virología ruso redujeron
las expectativas que generó
el anuncio. "La clonación
es un proceso probabilístico
y cuanto más viejo es el material
genético, más difícil
es trabajar con él", dijeron.
6 de febrero de 2003
Fuente:
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