Según indican
informaciones recientes, que tuvieron
casi ninguna repercusión en la
prensa nacional -pero fueron tratadas
por la cadena internacional CNN-, la
crisis pesquera en el río Paraná
ha llegado a límites imposibles
de definir. Lo dicen los pescadores
y lo confirman los estudios científicos.
Y lo prueba el hecho de la merma en
los tamaños de los peces y la
pérdida de especies típicas
de la región. Si como dicen,
un río es vida, la realidad muestra
claramente que este importante curso
de agua se inclina inexorablemente hacia
un gran desastre ecológico.
Las causas de una crisis.
La crisis ambiental de la pesca en
el río Paraná tiene
varias causas. En primer lugar Yacyretá
y las grandes inundaciones, la contaminación
y la sobrepesca. Pero sobre todas
las cosas, el accionar irresponsable
de las autoridades y de los mismos
perjudicados. En el caso de la sobrepesca,
el tema pasa por estas cifras: 50
mil a 60 mil toneladas se han pescado
en los últimos tiempos. Principalmente
de sábalo, que como ya se sabe
se exporta al Brasil, Colombia, Bolivia
y ahora también a Chile. Hay
noticias de que se estarían
enviando grandes embarques a países
como Nigeria, Sudáfrica, Francia
e Italia. Esto no tendría nada
de malo si se controlara el recurso,
pero como siempre sucede en nuestro
país las extracciones se realizan
de manera salvaje e indiscriminada.
Y sin ningún tipo de control.
Con la merluza, el sábalo
es la especie ictícola más
depredada en la Argentina. La diferencia
con la crisis de la merluza, según
los especialistas, debería
ser entendida de esta forma: las larvas
de sábalo son indispensables
para asegurar la existencia de otras
especies de gran valor alimentario,
deportivo y comercial como son el
surubí, el dorado y el patí.
Estudios realizados por el investigador
Argentino Bonetto y sus colaboradores
hace treinta años, mostraban
que mil sabalitos de unos tres centímetros
que vivían en un determinado
lugar del río San Javier podían
alcanzar hasta una edad de diez años.
Actualmente, el índice de reposición
ha cambiado y aquellos mil se han
transformado en apenas unos trescientos
y la edad que pueden alcanzar es de
apenas cinco años.
Extinción de peces y variables
sociales
También se debe tener en cuenta
el mecanismo de la sobrepesca. Este
funciona de esta manera: primero se
extingue a los peces de mayor tamaño
y a medida que transcurre el tiempo,
los pescadores que empiezan a reducir
el tamaño de las aberturas
de las mallas de redes, obtienen peces
más pequeños pero en
mayor cantidad. Esto los incita a
dedicar más esfuerzo de pesca
(más pescadores, más
redes, más horas de trabajo),
incrementándose lo que se conoce
como "extracción salvaje".
La siguiente fase es cuando, como
ahora, se extraen ejemplares de menos
de tres años y se la denomina
"dale que va". Aquí
es cuando empieza la destrucción
del recurso natural y se mata a la
gallina de los huevos de oro. Significa
que el esfuerzo de pesca es cada vez
mayor y la biomasa es cada vez menor.
Pero el otro factor -el más
importante- es aquél que no
se tiene en cuenta. Exponencialmente
el futuro de todo el sistema, en este
caso el río Paraná con
toda su ecología, se comienza
a derrumbar. Esto es lo que muestran
las informaciones que se reciben de
la región. Cuando un recurso
se extingue difícilmente se
lo pueda recuperar. La ecología
y el ambiente del Paraná no
sólo comprende agua, peces
y árboles, también muchos
miles de seres humanos, que seguramente
deberán seguir el triste destino
de las masas expulsadas de los ambientes
cuyos recursos se extinguen: el éxodo
forzado hacia la marginación
y la pobreza en las grandes ciudades.
14 de febrero de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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