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El
submarino U212, que emplea
hidrógeno como combustible,
es capaz de permanecer 15
días sin salir a
la superficie. |
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Uno
de los prototipos a hidrógeno
europeos. |
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Un
ciclomotor, -también
propulsado por hidrógeno-. |
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Un simposio sobre
nuevas energías realizado en
La Plata reunió a investigadores
y empresarios. El combustible que
podría reemplazar al petróleo.
Se estima que este combustible se
utilizará masivamente para
los medios de transporte en 2010.
La Argentina podría exportar
hidrógeno producido en sus
granjas eólicas.
Si el hidrógeno
es el combustible del futuro, el futuro
ya llegó. Esa es la desconcertante
conclusión del Simposio de
Energía Eólica e Hidrógeno
2002, organizado por la Asociación
Argentina de Energía Eólica
(AAEE) y la Karl Duisberg Gessellschaft
(una ONG alemana), que se celebró
en la Universidad Tecnológica
de La Plata. Pero esta vez entre tanto
cauto académico había
algunos intempestivos empresarios
de tecnología europeos, cada
uno con su canasta de sorpresas.
Tal vez el que más
se destacó fue Rolf August
Brand, gerente general de la GHW,
empresa nacida de la fusión
de la Mercedes MTU, la Norsk Hydro
Electrolysers AS de Suecia y el astillero
HEW. Brand se dispone a venderle al
mundo -además de submarinos,
autobuses y automóviles propulsados
por hidrógeno- estaciones de
servicio de hidrógeno "llave
en mano" para recargarlos. Ya
tiene una en el aeropuerto de Munich
que abastece los servicios de rampa
y de pista.
¿Podrá
el hidrógeno sustituir los
combustibles fósiles como el
petróleo desplazó al
carbón mineral, entre 1890
y 1920, y, un siglo antes, éste
a la leña? Por lo menos en
Europa, parece que sí.
Por una parte, está
la tecnología militar. La HEW
alemana ya tiene diez pedidos de cuatro
países de sus nuevos submarinos:
los U212 son virtualmente indetectables
y soportan quince días de inmersión
sin salir a la superficie. Por el
lado civil, se espera que en 2004
aparezcan en los hipermercados europeos
pequeños aparatos domésticos
(motosierras, scooters, generadores
eléctricos) movidos por este
combustible.
Debajo de estas
muchas puntas de iceberg de la industria
privada está la gran masa sumergida
de una decisión continental:
la de orientarse hacia una "economía
del hidrógeno", como expresó
el 10 del mes pasado la comisionada
de Energía y Transporte de
la Comunidad Europea, Loyola de Palacio.
¿Por qué
Europa ama el hidrógeno? La
historia oficial dice que se trata
de un combustible limpio que se obtiene
por electrólisis (ruptura mediante
electricidad) de la molécula
de agua. Al quemarlo luego en un dispositivo
llamado celda de combustible, se obtienen
electricidad y, como con todo gas
de escape, más agua. No hay
contaminación aérea
con carbono ni efecto invernadero
asociados.
La verdad se parece
más a lo que dice Brand. Para
este Rockefeller del hidrógeno,
si Europa no buscara opciones "no
fósiles", hacia 2020 alcanzaría
una dependencia energética
de casi un 70% respecto de la Organización
de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP), donde priman los países
árabes. "O nos reconvertimos
al hidrógeno o terminamos con
una política externa como la
de George Bush", dijo el empresario
ante el simposio.
Transporte masivo
Así, Europa
prepara a fuego no muy lento la movida
del hidrógeno para el transporte
masivo. Ya existen algunas decenas
de autobuses, taxis y vehículos
de reparto de correspondencia a hidrógeno
en Alemania, Inglaterra y Estados
Unidos, en general movidos por la
celda Ballard canadiense, fabricada
en sociedad con la Daimler-Chrysler,
todos ellos aparatos "de demostración".
Pero la entrada "en masa"
del vehículo a hidrógeno
en Europa está prevista para
2010, según Brand, que sin
embargo no cree que estos aparatos
sean mejores para el usuario que los
vehículos nafteros o gasoleros
actuales.
No miente: es difícil
transmitir lo frustrante, complicado
y caro que resulta perfeccionar electrolizadores
y celdas, pero fundamentalmente la
tecnología de almacenamiento
y transporte del hidrógeno.
Como subrayan los doctores Erik Spinadel,
organizador del simposio y vicepresidente
de la Asociación Mundial de
Energía Eólica, y Juan
Carlos Bolcich, del Centro Atómico
Bariloche: "Como en este campo
todo es valor agregado, el hidrógeno
jamás será una fuente
primaria. Los argentinos podremos
malvivir un tiempo más de regalías
petroleras o gasíferas, pero
no existen los yacimientos de hidrógeno:
habrá quienes sepan producirlo,
procesarlo y usarlo, y habrá
quienes vivan pagándole al
que sabe".
Spinadel proyecta
que la necesidad de hidrógeno
europea a partir de 2010 excederá
su capacidad de fabricación,
lo que volvería rentable producirlo
en la Patagonia en granjas eólicas
gigantes y, literalmente, "exportar
viento" a Europa. Si el pronóstico
de Spinadel es certero, las ganancias
de los dueños de molinos patagónicos
allá por 2015 podrían
ser muy grandes. Es un contraste total
con lo que sucede hoy.
20 de noviembre de
2002
Fuente:
PÁGINAS
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