Estaban destinadas
a la forestación. Inicialmente
mantendrá los montes comerciales,
pero los quiere convertir en áreas
protegidas. Son 105.000 ha en Corrientes
y 4000 en la provincia de Buenos Aires.
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Kristine
y Douglas Tompkins, el inversor
norteamericano |
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Los activos forestales
que Pecom Energía posee en
Corrientes y el Delta bonaerense pasarán
a manos del millonario norteamericano
Douglas Tompkins, reconocido por la
compra de tierras en Chile y la Argentina
con potencial destino conservacionista.
En las próximas
horas la operación de venta
finalizará con la transferencia
de acciones y el pago de unos 13,15
millones de dólares. En rigor,
las tierras forestales pasarán
a manos de DRT Investments LLC y Vacas
LLC, empresas que dependen directamente
de Tompkins. El inversor se hará
cargo de unas 105.000 ha en Corrientes
y de 4000 en la provincia de Buenos
Aires, de las cuales sólo están
forestadas 20.000 en el primer caso
y 2500 en el segundo.
Inicialmente Tompkins
se transformaría en productor
forestal y competiría en el
mercado, pues, según dijo un
allegado del empresario, le interesa
el "manejo responsable"
de los montes implantados.
Sin embargo, poco
antes de que se firmara el acuerdo
de venta, Tompkins confió a
un grupo de amigos que su interés
por las tierras de Pecom Energía
sería conservacionista y no
comercial. "No soy empresario
forestal y no quiero serlo",
había afirmado tiempo atrás
ante un nutrido grupo de funcionarios
y amigos en Corrientes.
Según esta
versión, la adquisición
tiene sentido en el marco de una serie
de inversiones que, a largo plazo
-anticipa Tompkins-, serían
donadas a la provincia de Corrientes
o al Estado nacional para convertirlas
en áreas protegidas. De hecho,
el norteamericano ya posee 120.000
ha en los esteros del Iberá.
El objetivo de Tompkins
sería preservar las especies
animales y vegetales de esa región,
que, según refirió a
un allegado, estarían en riesgo
por el avance de las especies forestales
exóticas. Una forma de frenar
la incursión de los proyectos
de las forestoindustrias, le advirtió
Tompkins en tono personal, sería
comprar esas áreas.
La adquisición
no pudo concretarse a través
de la Fundación Patagonia Land
Trust porque la entidad no contempla
fines comerciales. Lo contrario ocurrió
con la estancia santacruceña
Monte León, cuya compra había
sido organizada por la Fundación
Vida Silvestre, adquirida por Tompkins
a través de su fundación
y finalmente cedida al Estado para
la creación de un parque nacional.
"No hay
que temer"
Este medio no pudo
acceder al plan de manejo para las
tierras forestales que en breve pertenecerán
al patrimonio de Tompkins. No obstante,
bajo reserva, uno de sus amigos sostuvo
que "no hay razones para desconfiar
ni temer" acerca de las intenciones
del inversor norteamericano y que
el plan ecológico en marcha
requiere un largo plazo para poder
concretarse.
"No debe de
haberse sentido cómodo con
esta compra", interpretó
este allegado, anticipándose
a la reacción que generará
en la opinión pública
cuando se haga cargo de la producción
de productos forestales, y también
porque tras el informe de "Telenoche
investiga" (sobre la extranjerización
de tierras) la imagen de Tompkins
en el país no está intacta.
Consciente de la polémica que
despierta, anticipó a sus amigos
que "algún día
los argentinos entenderán"
esta serie de inversiones.
12 de diciembre de 2002
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