La popularidad del
aprovechamiento de la energía
del viento crece en todo el mundo.
Debido a ello, los ingenieros se esfuerzan
por reducir el coste de su explotación,
así como en el diseño
de turbinas más eficientes
que produzcan más energía.
Las turbinas actuales ya son bastante
rentables en los lugares considerados
como ventosos. El objetivo ahora es
extender esta eficacia a otros sitios
que no lo sean tanto. Para ello, es
necesario hacer que el área
de barrido del rotor sea mayor, y
que el ritmo de rotación disminuya.
Esto no es fácil, pero los
ingenieros ya están buscando
formas de construir palas más
fuertes, las cuales podrían
fabricarse con un híbrido de
fibras de carbono-grafito y fibra
de vidrio. El personal de los Sandia
National Laboratories, en el Wind
Energy Technology Department, está
trabajando desde hace tiempo en esta
área. Paul Veers, su director,
afirma que esperan disponer de palas
experimentales listas para ser probadas
el próximo verano. Serán
más ligeras y rígidas
que las utilizadas en la industria
actualmente.
En el transcurso de los últimos
10 años, el coste de la producción
de energía eólica ha
descendido de manera dramática.
En los lugares más ventosos,
ha alcanzado un precio de 2,5 a 5
centavos de dólar por kW/h.
Son cifras competitivas pero la rentabilidad
baja mucho en los puntos donde el
viento no sopla tan fuerte. Por eso
son aún necesarias reducciones
de coste en algunos componentes. Indirectamente,
este esfuerzo deberá beneficiar
a toda la industria eólica,
sea cual sea su localización.
En Europa, la energía del
viento es cada vez más popular
y los fabricantes del Viejo Continente
han empezado a construir máquinas
muy grandes. Se emplean a menudo frente
a las costas, donde los vientos son
constantes y fuertes. Pero hacer más
grandes las turbinas provoca un aumento
de las cargas que debe tenerse en
cuenta desde el punto de vista de
la ingeniería.
Las turbinas comerciales más
utilizadas tienen palas de 35 metros,
situadas sobre torres de 65 a 80 metros
de altura. Cada una produce unos 1,5
megavatios. Las palas se hacen sobre
todo de fibra de vidrio, aunque algún
fabricante europeo emplea madera.
Los prototipos de palas con nuevos
materiales se construirán en
Sandia a "pequeña"
escala (9 ó 10 metros), para
estudiar su comportamiento, el grado
de hibridación más conveniente,
aerodinámica, solidez estructural,
fiabilidad, etc. Si las pruebas resultan
exitosas, las palas podrán
alcanzar los 50 metros, y montarse
en torres de 100 metros de altura,
para producir entre 2 y 5 megavatios.
1 de octubre de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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