Se trata del
único macho en cautiverio en
América latina. Conservacionistas
y especialistas en cetáceos
se oponían al contrato. El
propósito era cruzarlo con
una hembra del hemisferio norte y
renovar la sangre. Quejas de Mundo
Marino.
SAN CLEMENTE DEL
TUYU.- Kshamenk, la orca macho de
Mundo Marino -el único ejemplar
de esta especie que vive en cautiverio
en América latina- no viajará
a los Estados Unidos para participar
de un programa de reproducción
a punto de ponerse en marcha en el
oceanario Six Flags, del Estado de
Ohio.
El traslado se frustró
porque la Secretaría de Ambiente
y Desarrollo Sustentable de la Nación
acaba de negar el permiso de exportación
temporaria que habían solicitado,
a principios de junio último,
los dueños del complejo que
se levanta en este balneario de la
costa bonaerense.
Según confió
el vocero del organismo que conduce
el ingeniero forestal Carlos Merenson,
se rechazó el pedido porque
"aún no se presentó
toda la documentación que exige
la legislación vigente para
que tal salida sea autorizada".
"Falta, entre
otros requisitos, el permiso de traslado,
documento indispensable para el transporte
del animal a otra jurisdicción,
el que, además, avalaría
su origen y legítima tenencia",
añadió la fuente.
En Mundo Marino
se quejan de la decisión y
señalan que dicho papel "debe
ser extendido por las autoridades
bonaerenses, las cuales aún
no lo han hecho porque aducen que
antes debe llegar el permiso del organismo
nacional".
"Esto parece
el dilema del huevo y la gallina y
el trámite sigue demorándose
por cuestiones estrictamente burocráticas",
apuntó el veterinario Julio
Loureiro, jefe de sanidad animal del
complejo oceanográfico de San
Clemente del Tuyú.
La decisión
de la secretaría suma un ingrediente
más a la batalla que se está
librando, además de la de los
escritorios oficiales, en el despacho
del ombudsman nacional, en varias
legislaturas patagónicas y
en un teatro de operaciones que parece
infinito: Internet.
Este conflicto se
desató en diciembre último,
no bien trascendió que los
dueños del oceanario argentino
planeaban enviar el cetáceo
en préstamo a Ohio por hasta
15 años para que allí
se reprodujera con otro ejemplar,
la hembra Shouka, del hemisferio norte.
Un mercado que
nadie quiere
La decisión
generó una fuerte controversia
en nuestro país y en el exterior,
pues para la mayoría de las
organizaciones conservacionistas se
trataría de encubrir, con un
préstamo temporario, una operación
comercial que podría dar lugar
a "la apertura de un mercado
de orcas a nivel mundial", lo
que califican como indeseado.
En Mundo Marino
no pueden disimular su sorpresa ante
semejante imputación, dado
que "estos traslados son habituales
en otros países y constituyen
una eficaz manera de renovar la sangre
de sus planteles de orcas", explicó
Loureiro.
El propósito
de cruzar animales de diferentes procedencias
es renovar el stock genético
del plantel.
"Aquí
no hay venta alguna; el contrato que
firmamos estipula el regreso de Kshamenk
y nos asegura que una porción
de los cachorros que nazcan vendrán
a la Argentina", afirmó
José Méndez, uno de
los propietarios del parque recreativo
oceánico.
En lengua yamana
La orca criolla
es macho, tiene 12 años, mide
6,20 metros y pesa 3200 kilogramos.
Su nombre, Kshamenk, significa precisamente
orca en lengua yamana. Fue capturada
en 1992, luego de haber quedado varada
en las cercanías del acuario,
mediante una operación que
desató controversias pues para
Mundo Marino se trató de un
procedimiento legal, en tanto que
grupos ecologistas aseguran que fue
literalmente cazada.
Es una de las 49
orcas que hay en cautiverio en todo
el mundo, pero es la única
que nació en el hemisferio
sur.
Esto la convierte
en un ejemplar muy preciado pues permitirá
incorporar "sangre nueva"
a una población pequeña
y peligrosamente emparentada por el
entrecruzamiento.
"En el acuerdo
de préstamo para reproducción
se establece, entre otras cuestiones,
que Kshamenk deberá regresar
a la Argentina antes de que se cumplan
15 años de esta exportación",
subrayó Loureiro.
Son estos términos
los que hacen desconfiar a los conservacionistas,
que sostienen que, con este plazo,
la orca no regresará nunca,
y que debido a la baja eficiencia
reproductiva en cautiverio será
muy difícil que alguna vez
venga un cachorro.
Estos temores fueron
hechos públicos por entidades
no gubernamentales, como Fundación
Tierra Salvaje, Fundación Vida
Silvestre e International Marine Mammal
Project of Earth Island, de San Francisco.
Idénticos
argumentos convencieron al ombudsman
nacional, Eduardo Mondino, que en
una nota dirigida al ingeniero Merenson
le recomendó que "no se
autorice la exportación de
la orca". Peticiones similares
emitieron las legislaturas de Chubut
y Tierra del Fuego.
En Mundo Marino
están convencidos de que nadie
advierte que, aunque pasarán
años sin su principal atracción,
"se está asegurando hoy
la llegada de las orcas del futuro",
con lo que contribuirían a
la conservación.
Repercusión
internacional de la noticia
La historia decía
que a Kshamenk lo esperaba en Estados
Unidos Shouka, una hembra que viajó
especialmente desde Francia para conocerlo.
Y el lugar elegido para que el amor
naciera era el estanque del acuario
Six Flags Worlds of Adventure, de
Ohio.
Pero la denegación
del permiso para exportar a la orca
hizo que esta novela tomara un giro
de 180 grados. La buena nueva
fue bien recibida por las ONG (Organizaciones
No Gubernamentales) y los especialistas
argentinos y de otras partes del mundo
que siguieron los vaivenes que se
fueron viviendo durante los últimos
ocho meses.
Para Gabriela Bellazzi,
presidenta de la Fundación
Tierra Salvaje (WEF, por sus insignias
en inglés), de Puerto Pirámides,
Chubut, la noticia llega en el momento
justo. La decisión sienta,
sin duda, un precedente importantísimo
para evitar el comercio de ejemplares
de fauna silvestre dudosamente obtenidos,
aseguró la conservacionista.
Para Erich Hoyt,
investigador asociado de la Whale
and Dolphin Conservation Society (WDCS)
de Inglaterra, y co-director del Far
East Russia Orca Project: Kshamenk
es una orca argentina capturada bajo
dudosas circunstancias en las aguas
argentinas. Dar un permiso para que
la orca salga del país, alienta
a la industria de la captura de estos
animales a mirar hacia la Argentina
en busca de más y más.
Esto hubiera animado a la gente a
intentar capturar orcas nuevamente.
Paul Spong, biólogo
y director del Orcalab y con una experiencia
de 34 años de estudio sobre
estos animales, fue muy claro al formular
su opinión: No era necesario
el traslado de Kshamenk, creo que
la respuesta apropiada al varamiento
debería haber sido devolverla
al océano, y no extraerla del
mismo.
Apenas se conoció
la no exportación
de la orca, Naomi Rose, miembro científico
especialista en mamíferos marinos
de Humane Society of the United State
(HSUS) fue bastante crítica
al opinar acerca de la posición
que había tomado el organismo
de su país: El Gobierno
argentino hizo lo correcto al denegar
el permiso de exportación.
Desearíamos que el National
Marine Fisheries Service (NMFS) que
había autorizado el ingreso
de Kshamenk a EE.UU. hubiera sido
tan atento como la Argentina a las
cuestiones relacionadas con la adquisición
del animal. Ahora les estamos solicitando
que rescindan el permiso de importación".
Qué será
de la orca
Mucho antes de
que le negaran a Mundo Marino la salida
de la orca, la Fundación Tierra
Salvaje presentó un proyecto
para llevar a la orca a un hábitat
de semi libertad. La idea consiste
en poner a la orca en mar abierto,
encerrada por redes y durante ese
tiempo enseñarle a que nuevamente
viva en su hábitat natural.
Ante esta posibilidad,
la WEF, en forma conjunta con el Earth
Island Institute, de San Francisco,
se comprometerían a ubicar
a su manada, mientras el animal esté
en semi libertad, para poder reintroducirlo
a su grupo familiar.
Aunque es un proyecto
muy discutido, la idea está
basada en la historia que hoy vive
Keiko, la orca estrella de la película
Liberen a Willy.
3 de agosto de 2002
Fuente:
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