La especie se
extinguió en 1936. Ahora los
científicos creen poder clonar
material genético y así
obtener ejemplares vivos. Pero piensan
que eso ocurrirá recién
dentro de ocho años.
Si bien era un pariente del canguro,
este particular animal se parecía
más a un perro de noventa centímetros
de largo. Andaba de noche dando algunos
saltitos y, de día, dormía
en cuevas y refugios de Australia
y de su estado isleño, Tasmania.
Pero no pudo llegar con vida a este
siglo: el último ejemplar vivo
de tigre de Tasmania desapareció
en 1936. Ahora, se dio el primer paso
exitoso para "resucitarlo".
Investigadores de la Unidad de biología
evolutiva del Museo Australiano en
Sydney consiguieron replicar genes
del tigre de Tasmania, por medio de
la técnica de ingeniería
genética conocida como reacción
en cadena de la polimerasa. Esto significa
que están muy cerca de usar
ese material genético para
llegar a clonarlo y así devolverle
la vida a esta especie, cuyo nombre
común también era tilacino.
El intento del equipo científico
empezó en 1999, cuando se pudo
extraer una muestra de una cría
de tigre de Tasmania, que había
sido preservada en etanol. Este año,
se agregaron más muestras de
tejido de otros dos especímenes
conservados.
Ahora, los investigadores tomaron
esas muestras y replicaron el material
genético. Y la prueba demostró
que los fragmentos del ADN se han
mantenido intactos y que realmente
son de un tigre de Tasmania.
"Esta técnica fue un
paso extremadamente crítico
para producir suficientes cantidades
de ADN del tigre de Tasmania y para
continuar con la investigación
y las buenas noticias en las próximas
etapas", señalaron en
un comunicado. El próximo paso
será generar más copias
de los genes para construir cromosomas
sintéticos.
Todo sea por reanimar a un marsupial
extraño: según contó
el especialista argentino Eduardo
Esparrach, el tigre de Tasmania fue
el único marsupial carnívoro.
Algo que hizo que los pobladores de
Australia y Tasmania lo despreciaran:
se alimentaba de sus ganados, de las
ovejas y los corderos. Esto hizo que
los pobladores emprendieran una caza
feroz sobre la especie (primero fue
en los bosques de Australia y después
en la isla de Tasmania). Además,
otros animales carnívoros competían
con el tigre. Estas fueron las causas
de su extinción.
Mike Archer, el director del proyecto
científico, cree que la intención
de devolverle vida al tigre de Tasmania
que pesaba unos 30 kilos y tenía
una cola de 50 centímetros
de largo se explica en tres
razones. La primera es que se focaliza
en un animal que se extinguió
recientemente. Otra es que los pobladores
de esa zona lo "exterminaron
inmoralmente". Y la tercera razón
es que ahora hay tecnología
disponible como para llegar a la meta
final. Aunque los tiempos del proyecto
son extensos. Archer y su equipo predicen
que recién dentro de ocho años
el primer clon de tigre de Tasmania
vería la luz.
Pero, ¿se justifica hacer
tanto esfuerzo científico?
El mismo museo que lleva adelante
el proyecto está haciendo una
encuesta online (www.austmus.gov.au)
sobre si debe o no hacerlo. Sin embargo,
pueden aparecer reparos. "No
desmerezco la idea dijo Claudio
Bertonatti, de la Fundación
Vida Silvestre Argentina, pero
tendrían que preguntarse si
vale la pena resucitar esta especie
cuando sus hábitats naturales,
por descuido humano, se desmoronan".
29 de mayo de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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