Su nombre es
Undaria y crece indiscriminadamente
en las costas cercanas a Puerto Madryn.
Afecta a los salmones y a los buceadores.
Se llama Undaria y es un alga que
llegó accidentalmente a la
Patagonia en barcos coreanos que pescan
calamares y langostinos. Con el tiempo,
la Undaria se instaló y creció
en forma indiscriminada en el Golfo
Nuevo, frente a las costas de Puerto
Madryn, donde está produciendo
un daño ecológico y
cambios importantes en el ecosistema.
Los salmones, la práctica
del buceo y el desarrollo de las algas
propias de la región, están
en riesgo.
Según los científicos
del Centro Nacional Patagónico,
el crecimiento descontrolado de la
Undaria podría provocar el
éxodo de especies como el salmón,
que es un recurso importante para
los pescadores artesanales. Es que
las colonias de algas Undaria impiden
la entrada de los peces a las cuevas
"salmoneras" donde viven
y se alimentan. "Los buzos de
la zona nos informaron que eso es
lo que está ocurriendo",
explicó María Luz Piriz,
una investigadora del Conicet.
Según la investigadora Piriz,
"la Undaria se extendió
hacia el sur y está creciendo
en la zona de Camarones y Caleta Malaspina.
Allí crece la Gracilaria, un
alga de gran importancia comercial.
Como alimento, es vital para la fabricación
del dulce de batata, gelatinas y mermeladas.
Pero ahora la Undaria impide su desarrollo".
La primera planta de Undaria apareció
en 1992, en el muelle Almirante Storni
de Puerto Madryn. Después desapareció,
pero ya en el otoño de 1993
se detectaron colonias de estas algas
y desde entonces crece sin control.
"Es una especie invasora, esto
pasó ya en otros países
y no han podido erradicarla",
dicen los expertos.
Se cree que las primeras semillas
de estas algas habrían llegado
en 1992 en las cámaras de lastre
de los barcos coreanos que pescaban
ilegalmente en aguas argentinas y
fueron detenidos en Puerto Madryn.
La Undaria pudo estar en el agua de
lastre o en el casco.
"Desagotar el agua de lastre
en puerto es una maniobra prohibida
por las leyes internacionales. Los
barcos deben ir cambiando su agua
de lastre a medida que navegan. Pero
eso es difícil de controlar,
nadie lo hace y entonces pasan estas
cosas", agregó Piriz.
Las algas nativas del Mar Argentino
son pequeñas y forman praderas
en el fondo del mar, pero la Undaria
es diferente. Se han detectado ejemplares
de hasta 1,70 metros de largo. "Cada
año la Undaria ganó
espacio, ahora forma bosques impidiendo
el paso de la luz solar. Las algas
regionales no pueden competir y eso
favorece a la invasora; ya es una
maleza".
Según Piriz, "así
como es imposible erradicar una maleza
en tierra firme sin alterar la flora
nativa, bajo el mar ocurre lo mismo".
Lo cierto es que la Undaria, que en
China, Japón y Corea se cultiva
para el consumo humano, está
cambiando las reglas del lecho marino
patagónico.
"Tampoco sabemos si hay algún
pez que come estas colonias de algas.
Sería otro problema porque
podría aumentar la población
de alguna especie animal cuyo crecimiento
hoy está controlado",
aseguró la experta.
Como el villano de las películas,
la Undaria también ataca uno
de los recursos turísticos
mas importante que tiene Chubut: el
buceo. Según la investigadora
"además del impacto ecológico
se suma el turístico, porque
las colonias de Undaria son tan densas
que impiden a los buceadores llegar
al fondo, donde hay estrellas de mar
o especies exóticas que el
turista quiere ver. Los organizadores
de turismo subacuático tienen
que arrancar la Undaria del fondo
del mar, pero no es fácil".
Pensando en algún remedio
para la situación, Piriz cree
que los barcos a motor y los veleros
no deberían zarpar con el casco
sucio. Es que la Undaria puede ir
pegada a boyas, sogas y redes de pesca.
Crece con facilidad en el fondo del
mar se encontraron ejemplares
a 22 metros de profundidad pero
también en las rocas de la
orilla. Molesta a los bañistas
en la playa. Y cuando se pudre, como
cualquier alga, su olor no es precisamente
agradable.
En Oriente las usan con las sopas
y ensaladas
Para crecer, la Undaria sólo
necesita viajar con las mareas. Por
eso apareció ya a 200 kilómetros
al sur de Puerto Madryn, en Camarones
y Caleta Malaspina. Así, dicen
los expertos, podría aparecer
en Mar del Plata si los responsables
de la Secretaría de Medio Ambiente
de la Nación y las organizaciones
ecologistas no se mueven pronto.
En el sur de China, Corea y Japón,
a la Undaria se la conoce también
con el nombre de Wacame. Allí
se cultiva desde la década
de 1960 para usarla en la preparación
de sopas y ensaladas. Es rica en proteínas,
fibras y lípidos.
Lo cierto es que los investigadores
del Centro Nacional Patagónico
aseguran que las colonias de Undaria
asentadas en la región de Puerto
Madryn ya no se pueden eliminar. "Esto
nos hace pensar en la necesidad de
prevenir los cambios en el ecosistema,
como en tantos hechos de cambio ambiental
que ya han ocurrido", dice la
experta María Luz Piriz en
su informe al Conicet.
Nadie se interesó por prevenir
la amenaza. Ni la Secretaría
de Medio Ambiente ni los ecologistas.
Sólo el Conicet financió
un proyecto para cultivar la Undaria
en laboratorio. Pero los investigadores
pagan de su bolsillo desde la nafta
para navegar en el mar, hasta el correo
y las llamadas telefónicas.
9 de enero de 2002
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