MAÑANA
Una de las diferencias
entre el humano y las bestias es que
el humano sabe que morirá.
La muerte es un
hecho totalmente ignorado por los
animales que, no sólo la desconocen,
si no que no la comprenden cuando
sucede. Es por eso muy común
ver a animales sociales como la ballena
o los elefantes tratando de empujar
a sus compañeros muertos (sin
entender la muerte). Y esto, tal
vez, permita explicar algunas conductas.
Si un tiburón
tuviera hambre sólo tendría
que pasar cerca de una ballena y con
un único y rápido movimiento
arrancarle un trozo enorme de jugosa
grasa rica en proteínas a ese
lento animal. Pero los tiburones no
funcionan así, si así
fuera las ballenas se hubieran extinguido
hace miles de años. Tal vez
los tiburones, al igual que el resto
de los animales, creídos que
vivirán por siempre, no harán
nada para alterar el medio ambiente,
sobre todo a aquellas presas que pudieran
necesitar en el futuro.
Los humanos sí
funcionamos así. Pero, si fuéramos
conscientes de que nuestra vida pudiera
extenderse por miles de años...
¿talaríamos todos los
bosques? ¿envenenaríamos
el coral? ¿ensuciaríamos
al punto de abandonar en la playa
un pequeño envase plástico
de bronceador que terminaría
matando a una tortuga marina? (El
próximo verano) ¿permitiríamos
que el planeta se caliente hasta el
punto de derretir los polos hasta
tapar con agua las tierras emergidas?.
Seguramente no. Seguramente estaríamos
más preocupados por nuestro
futuro que por nuestro presente.
Pero hoy les pedimos
a los gobernantes de los países
que busquen una solución para
problemas que sucederán en
200 años. Unos 195 años
después de que sus mandatos
hayan terminado y unos 150 años
después de que el último
de ellos haya muerto. Incluso nosotros
mismos: ¿Estaríamos
dispuestos a gastar nuestro dinero
hoy para solucionar problemas que
se les presentarán a los nietos
de nuestros nietos? La respuesta es
"no, ellos ya se arreglarán
para resolverlos". Tal vez se
trate de que, conocedores del final
de nuestros días, nos cueste
ver el futuro más allá
de nosotros mismos.
Ser animales inteligentes
nos nubla la razón y el sentido
común, hasta el punto de no
entender que no habiendo otros animales
inteligentes, tampoco los habrá
estúpidos. La inteligencia
y la estupidez están tan ligadas
que se necesita de una para que la
otra exista. Los tiburones son simples
tiburones, ni inteligente, ni estúpidos,
sólo tiburones. Se requiere
de la oportunidad de la inteligencia
para sufrir por la falta de ella.
En tanto, el Planeta
avisa silenciosamente. Lo que antes
sucedía en una era geológica
hoy sucede en el término de
una vida humana. El Planeta ha cambiado
más en los últimos 50
años que en los anteriores
500.000. Lo que antes era el futuro
hoy es simplemente "mañana",
lo que le pasaría a nuestros
bisnietos, nos pasará a nosotros
mismos en los años finales
de nuestra vida. A menos que comencemos
a utilizar el sentido común,
nuestros sucesores nos recordarán
como la generación más
sucia, la más descuidada y
por ende la más carente de
inteligencia. Personas que dicen amar
a sus hijos, sin preocuparse realmente
por su futuro inmediato: Mañana.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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