Sistema nervioso
El sistema nervioso
de los vertebrados está formado
por unas células especiales,
las neuronas, interconectadas entre
sí. Su función es el
control de las relaciones del individuo
con el medio externo.
En los vertebrados
superiores puede distinguirse el sistema
nervioso central y el periférico.
El primero está constituido
por el encéfalo y la médula
espinal. El encéfalo es el
conjunto de órganos alojado
dentro del cráneo: cerebro,
cerebelo, tálamo e hipotálamo.
La médula espinal es un cilindro
delgado, que corre a lo largo de la
columna vertebral. El sistema nervioso
periférico está constituido
por los nervios; los craneales entran
y salen del cerebro en pares, en tanto
que los espinales entran y salen de
la médula, también en
pares. Los nervios se conectan con
todas las partes del cuerpo y, por
medio de mecanismos químicos
y eléctricos, transmiten los
estímulos del mundo exterior
y las respuestas.
Evolución
del cerebro
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Desde
la sencilla anatomía
del cerebro del pez, hasta
la más compleja con
la que cuenta el hombre,
se observa la evolución
entre los vertebrados. |
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Evolutivamente,
el aumento del tamaño del cerebro
se relaciona con las necesidades de
los sentidos visual, olfativo y auditivo,
y también con la memoria.
Los peces tienen
un cerebro muy sencillo, formado por
un tejido llamado sustancia blanca
y cuyas cualidades aún no han
sido estudiadas en profundidad. Por
algunas experiencias, se cree que
tienen memoria.
Los anfibios son
el primer grupo que muestra un cráneo
que protege al encéfalo; tienen
diez pares de nervios craneales y
diez espinales. El sentido más
desarrollado es la visión;
sus ojos se conectan con el cerebro
a través del nervio óptico,
pero nunca captan una imagen detallada,
como en el caso de la rana que tan
sólo detecta objetos cuando
se mueven o varía notoriamente
el nivel de iluminación sobre
ellos. Pueden detectar su alimento
por pulsaciones que viajan entre el
ojo y el cerebro.
El sistema nervioso
de los reptiles es parecido al de
los anfibios. Por ejemplo, en los
cocodrilos, el encéfalo muestra
ya una serie de especializaciones,
como el bulbo olfativo, el telencéfalo
y el cerebelo, y una corteza de sustancia
gris, situada sobre la blanca, que
no aparece en los anfibios ni entre
los peces.
En las aves, el
encéfalo se asemeja al de los
cocodrilos, pero está más
desarrollado. Los lóbulos olfatorios
son muy pequeños, y los visuales
alcanzan gran tamaño. El cerebelo,
ya muy perfeccionado, consta de tres
lóbulos; en él radica
el control del equilibrio y de la
posición de vuelo.
Los hemisferios
cerebrales son lisos, y poseen doce
pares de nervios craneales. La conexión
del cerebro con el sentido de la vista
alcanza gran desarrollo.
En los mamíferos,
la sustancia gris forma una corteza
plegada, llamada corteza cerebral,
integrada por millones de células
nerviosas o neuronas, que forman el
tejido nervioso. La corteza cerebral
es la que dirige la mayoría
de las funciones nerviosas en los
mamíferos. El cerebelo es grande
y activo, y el tálamo también
tiene gran tamaño, porque es
el sitio donde se articulan los nervios
sensoriales y motores.
La reproducción
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En
la copulación de
las aves los espermatozoides
deben penetrar en el cuerpo
de la hembra para que los
óvulos sean fecundados
y den origen al nuevo individuo. |
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La reproducción
sexual se logra a través de
la fusión de los núcleos
del gameto masculino (esperma-tozoide)
con el femenino (óvulo). De
esta unión se forma el cigoto,
que va desa-rrollándose hasta
con-vertirse en embrión. Las
sucesivas divisiones y diferen-ciaciones
celulares del embrión son las
que originarán todos los tejidos,
órganos y sistemas del nuevo
individuo.
Existen vertebrados
ovíparos, ovovivíparos
y vivíparos. En los primeros,
el embrión se ve obligado a
romper el huevo, que contiene las
reservas alimenticias, una vez que
éstas se han agotado. En los
ovovivíparos, el huevo permanece
en las vías genitales de la
madre hasta que se abre, con lo que
la cría nace más madura.
En los animales vivíparos,
el huevo se desarrolla en un órgano
especial de la hembra, el útero,
hasta que sale a la luz un feto perfectamente
desarrollado (mamíferos placentarios),
o que termina su desarrollo en una
bolsa que la madre posee, formada
por la duplicación de la piel
(mamíferos marsupiales).
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En
los peces, la fecundación
se produce de modo externo.
Algunos de ellos, remontan
los ríos para desovar
en el curso superior. Los
criaderos de truchas y salmones
aprovechan el desove natural,
acondicionándolo
para lograr una mayor producción. |
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El procedimiento
para la fecundación puede ser
externo o interno. Los peces y muchos
anfibios fecundan, en general, externamente:
la hembra pone los huevos y el macho
esparce el semen sobre ellos. Pero
los reptiles, aves y mamíferos,
tienen fecundación interna,
ya que los espermatozoides deben penetrar
en el cuerpo de la hembra para que
los óvulos sean fecundados.
Las glándulas
especializadas en la reproducción
son los testículos en los machos
y los ovarios en las hembras.
Los machos de los
peces poseen un par de testículos.
El semen sale al exterior a través
de la cloaca, donde también
llegan los canales urinario y digestivo.
Las hembras tienen diversas estructuras
reproductivas, siempre con uno o dos
ovarios. Los anfibios machos comparten
un mismo conducto para las funciones
genitales y urinarias; y las hembras
tienen un par de ovarios.
En los reptiles
machos, los órganos desembocan
en la cloaca, donde también
se sitúa un pene rudimentario.
El aparato reproductor femenino es
muy similar al de los anfibios. En
las aves, los machos tienen dos testículos
y las hembras se caracterizan por
un ovario derecho atrofiado y no funcional.
Los mamíferos
poseen un aparato reproductor más
perfeccionado. El par de testículos
se halla en una bolsa externa llamada
escroto. Un mismo canal conduce tanto
el semen como la orina hasta la uretra,
que termina en el pene. En las hembras
se distinguen un par de ovarios, y
los óvulos son recogidos por
las trompas de Falopio y llegan al
útero.
Las hembras de los
mamíferos muestran tres modalidades
de gestación, progresivamente
más complejas.
Únicamente
las hembras de los monotremas ponen
huevos. Entre ellos se encuentran
el ornitorrinco y el equidna.
En los canguros,
zarigüeyas y otras especies,
la cría nace en un estado muy
inmaduro, y se refugia en un repliegue
de la piel de la madre que forma la
bolsa marsupial, donde se amamanta
y crece hasta que puede valerse por
sí misma. Existen alrededor
de 260 especies marsupiales.
Por último,
los placentarios son mamíferos
en los que la hembra posee un órgano
que se desarrolla en el útero
durante la preñez, la placenta;
sirve para alimentar a la cría,
cuya maduración se completa
en el útero. La mayoría
de los mamíferos son placentarios;
existen alrededor de 4.000 especies
agrupadas en dieciséis órdenes.
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Los
caracteres sexuales permiten
distinguir a machos y hembras
en su aspecto exterior.
En el cortejo activo el
macho hace gala de su plumaje,
que suele cambiar de color
en la época de apareamiento
o, como en este caso, exhibe
un buche coloridamente llamativo. |
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