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Dos
especialistas neocelandeses
muestran al enorme molusco
encontrado al sur de Wellington. |
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WELLINGTON, Nueva Zelanda - Pescadores
de la Antártida capturaron un
calamar poco común y peligroso
con ojos del tamaño de platos
y decenas de afilados garfios para atrapar
a sus presas, anunciaron el jueves científicos
de Nueva Zelanda.
El enorme calamar capturado, de sexo
femenino, es el segundo ejemplar intacto
de este tipo de "monstruos"
cefalópodos que se encuentra,
dijo el biólogo marino Steve
O'Shea, del Museo Nacional de Nueva
Zelanda.
"He visto 105 calamares gigantes,
pero ver uno como éste es algo
impresionante", afirmó
O'Shea.
Un barco pesquero capturó
el calamar de 150 kilogramos en el
subantártico Mar de Ross, a
unos 3.600 kilómetros al sur
de Wellington.
En el momento de su captura, el espécimen
estaba alimentándose de un
tipo de pez que puede llegar a medir
hasta dos metros de largo. El calamar
estaba muerto cuando fue remolcado
hasta el barco, y sus restos permanecen
ahora en el Museo Nacional de Nueva
Zelanda.
El cuerpo del calamar colosal es
más grande que el del calamar
gigante, que puede pesar hasta 900
kilos en la plenitud de su crecimiento.
Más peligrosos
La bióloga estadounidense
Kat Bolstad dijo que el calamar colosal
es más peligroso que el calamar
gigante, el mítico monstruo
de las profundidades que atacó
al submarino "Nautilus"
del Capitán Nemo en la novela
de Julio Verne "Veinte mil leguas
de viaje submarino".
"Este es un animal muy agresivo
y se mueve rápidamente. Si
uno cae al agua en sus cercanías,
tendría un grave problema",
comentó Bolstad.
El calamar colosal encuentra la comida
brillando en las oscuras y profundas
aguas del mar, alumbrando a sus presas
con sus enormes ojos, los más
grandes del reino animal. Sin embargo,
es su "armamento" lo que
más distingue al calamar colosal
de su primo gigante.
Sus ocho brazos y dos tentáculos
cuentan con hasta 25 dientes como
garfios, profundamente enraizados
en su musculatura y capaces de rotar
360 grados, al igual que las ventosas,
para evitar que sus presas escapen.
Los garfios no sólo sostienen
a los peces, disponiéndolos
para sus dos picos (similares a los
de un loro), sino que también
puede usarlos incluso para defenderse
de ballenas hambrientas, informó
O'Shea.
Se pensaba que esta especie, cuyo
nombre científico es "mesonychoteuthis
hamiltoni", vivía a por
lo menos un kilómetro de profundidad
en las aguas heladas de la Antártida.
Sin embargo, este espécimen,
hallado hace 15 días, se encontraba
cerca de la superficie.
O'Shea afirmó que este descubrimiento
plantea nuevas interrogantes sobre
qué otros tipos de vida marina
puede haber en las profundidades del
océano.
"Sabemos tan poco del ecosistema
marino en general. Si se descubren
animales como éste, ¿qué
tendremos a 3.000 metros de profundidad?,
ciertamente no lo sabemos", expresó
O'Shea.
4 de abril de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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