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La
meseta de Somuncurá. |
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Hábitat
de la mojarra pelada. |
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Mojarra
pelada. |
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Una reciente noticia publicada en el
diario Río Negro nos muestra
un excelente ejemplo de educación
ambiental, doblemente valioso por haber
sido generado por la propia comunidad
preocupada por la conservación
de sus recursos naturales. En la escuela
hogar 76 de Chipauquil, un pequeño
paraje rural a 75 kilómetros
de Valcheta, los maestros y los alumnos
editaron "La Mojarra Desnuda, una
especie vulnerable". La publicación,
que contiene información, poesías
y adivinanzas, se pensó, según
las propias palabras de los autores
"como un aporte para la formación
de conciencia sobre la protección
y conservación del medio ambiente
y sus especies".
Esta tarea, ya de por sí muy
elogiable y digna de ser destacada,
imitada y sobre todo apoyada, cobra
enorme importancia si consideramos
que el hábitat de este singular
pez, que pierde sus escamas cuando
llega a la edad adulta, es la llamada
Meseta de Somuncurá, considerada
una verdadera "isla en tierra
firme". Con sus casi 15.000 km2
que ocupan el centro-sur de la provincia
de Río Negro y la zona aledaña
de Chubut, esta meseta fue una isla
cuando el mar cubría la Patagonia
en un pasado muy remoto. Ese aislamiento
permitió que se desarrollaran
y evolucionaran especies animales
y vegetales únicas. Cuando
las aguas se retiraron nos dejaron
de regalo en nuestra patagonia esta
isla de biodiversidad, cuyas formas
de vida siguieron evolucionando, hasta
nuestro días, sin contacto
con las áreas circundantes.
La agitada prehistoria de la meseta
se traduce hoy en un paisaje de extraña
belleza moldeado por tremendas erupciones
volcánicas, con manantiales
y pozones de aguas termales. Pero,
además de otorgarle su singularidad,
este aislamiento la hace muy vulnerable.
La mojarra desnuda, la rana del Somuncurá,
el pilquín o chinchillón
del Somuncurá, y el resto de
los "endemismos" (especies
exclusivas que no existen en otro
lugar del mundo) se ven rápidamente
afectados por cualquier acción
del hombre que modifique su único
hábitat.
La toma de conciencia y el compromiso
de las comunidades locales, como Chipauquil,
es de importancia vital, a la que
debe sumarse la acción decidida
de las autoridades. Es deseable que
la protección formal que le
otorgó la provincia de Río
Negro -declarando a la zona Reserva
Provincial en 1993- mueva a esas misma
autoridades a implementar en la práctica
las medidas necesarias para conservar
esta área natural tan rica
en historia, paisajes, fauna y flora,
digna de convertirse en un nuevo punto
de atracción turística
en nuestra Patagonia, siempre y cuando
no perdamos de vista que su riqueza
va de la mano de su extrema fragilidad.
8 de agosto de 2003
Fuente: FUNDACIÓN
DE HISTORIA NATURAL FELIX DE AZARA
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