Japón
no ha logrado desentrañar
toda la ciencia que esconden
las ballenas tras 16 años
de moratoria en los que viene
practicando la "pesca científica".
La moratoria, ratificada ayer
internacionalmente, permite
la pesca con fines científicos,
resquicio que, según
los ecologistas, Japón
aprovecha para pescar ballenas
que acaban en el plato. Ayer
zarpó su flota para la
campaña anual antártica
con la que espera pescar unos
400 cetáceos.
Los cinco
barcos partieron ayer de Shimonoseki,
a 825 kilómetros al sur
de Tokio. La expedición
durará hasta abril. En
la del año pasado se
apresaron 440 cetáceos,
la mayoría rorcuales
aliblancos. Según Greenpeace,
en 2001 Japón pescó
684 ballenas, la mayoría
de las cuales acabaron en los
restaurantes, donde la carne
se vende a un precio elevado.
Un responsable
de la agencia japonesa de pesca
señaló: "Necesitamos
saber cuál es la población
de ballenas y hay algunas investigaciones
en las que es inevitable pescarlas,
pero en otras sólo tomamos
fotografías o muestras
de tejido", informa la
agencia Reuters.
Los japoneses
afirman que la población
de rorcual aliblanco y de rorcual
tropical es suficiente como
para permitir su pesca, y que
la cantidad que capturan es
"insignificante".
Japón asegura que en
el mundo hay 760.000 rorcuales
aliblancos, mientras que los
ecologistas bajan la cifra hasta
los 300.000.
Por eso Japón
había pedido en la Convención
sobre el Comercio Internacional
de Especies Amenazadas (CITES),
que se celebra en Chile, levantar
la moratoria sobre estas dos
especies. Pero ayer Japón
perdió la votación,
igual que en la reunión
de la comisión ballenera
de mayo.
El delegado
japonés comentó
tras la votación: "Si
los indios les dijeran a los
estadounidenses que no pueden
comer carne de vaca, éstos
se enfadarían. Pues es
lo mismo. Todo el mundo puede
entender que a nadie le agrada
que le digan que no puede comer
algo que le gusta. Es una cosa
cultural".
9 de noviembre
de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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