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Emanaciones tóxicas en el polo petroquÍmico

A 30 cuadras del Obelisco, una zona con raros olores químicos. Hay unos 80 chicos en observación. En esta zona de Dock Sud de 40.000 habitantes, muchos vecinos sufren alergias y problemas respiratorios. Tratan de evaluar si el origen de estos males es toxicológico .

La memoria es infalible. Hace cuarenta, cincuenta años, en ese canal en que ahora a nadie se le ocurriría meter ni un pie, era posible pescar y hasta darse un chapuzón. Otros tiempos. Ahora esa corriente arrastra desechos que vienen de las curtiembres y fábricas de Avellaneda. Tiene poco de agua. A la altura de Dock Sud, el Canal Sarandí, es un líquido turbio, espeso y marrón. Y forma parte de un paisaje distorsionado: el cielo, apenas celeste; y el ocre metido en los rincones.

A sólo 30 cuadras del centro porteño, el Polo Petroquímico del "Doque" marca el pulso cotidiano de 40.000 vecinos que viven a su sombra. Y cada vez que el aire trae una marea invisible de olores penetrantes y extraños, pocos dudan en señalar el lugar como la principal fuente de emanaciones prohibidas de gases.

La secretaría de Política Ambiental bonaerense y la Prefectura Naval, que tienen a su cargo la fiscalización y la seguridad del polo, tienen una lista de 22 empresas petroquímicas instaladas ahí. Pero las asociaciones vecinales denuncian que habría el doble y las ponen bajo sospecha de estar contaminando el medio ambiente.

De todas las empresas, la refinería de Shell es la empresa más grande y ocupa gran parte de la superficie del polo. Incluso, dentro de sus instalaciones, hay un minibarrio de chalés de estilo holandés (con jardín, pileta de natación y canchas de tenis) donde viven 26 familias de empleados. A pasos de la canchita de fútbol, brillan los caños plateados de la refinería. Y el comentario ahí adentro suena obvio: "Nadie viviría con sus hijos acá si este lugar no fuera seguro o estuviese contaminado"

Pero los vecinos tienen otra postura. Osvaldo Ramírez, un técnico químico que vive en Dock Sud desde siempre, no duda en apuntar con su dedo cuando sostiene que el menor de sus hijos sufre de espasmos bronquiales desde que una nube tóxica se metió por las calles del barrio. "Muchos vecinos están en la misma situación", asegura Ramírez.

María del Carmen Brites tiene su casa en pleno polo petroquímico. La mujer muestra la radiografía de los pulmones maltrechos de su hija Camila, de 4 años. La nena tiene problemas respiratorios. La historia clínica indica sufrimiento fetal por inhalación de ácido. Y su hermanito Emir, de 6, tiene las piernas marcadas por enormes ronchas oscuras. Los dos están siendo examinados para saber si esos males tienen relación o no con una posible contaminación ambiental.

Y se suma el caso de Alicia Bahía, que aparece en la página web oficial de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación. "Tengo dermatitis tóxica. Y me detectaron azufre, plomo y benceno en piel y en sangre", denuncia Alicia, en su departamento, pegado a la cancha del club Dock Sud.

La zona tiene una realidad compleja. Para los vecinos y ambientalistas, las enfermedades denunciadas tienen su origen en la polución que existe en la zona. Los funcionarios sostienen que el aire de Dock Sud es "respirable" y que los eventuales gases que ganan el aire no tienen incidencia en la salud de la gente.

Pero lo cierto es que a raíz de las denuncias de los vecinos, y por tres meses, se está haciendo un monitoreo del aire. Según explicó el secretario de Medio Ambiente de Avellaneda, César Rizzo, se están monitoreando 5 gases testigo en cuatro puntos claves de la zona. Y los datos servirán de orientación para aplicar una política de control. Los más preocupantes en caso de encontrarlos, son los óxidos de azufre, el benceno y tolueno, y las partículas sólidas en suspensión. "Estos son los más nocivos", asegura Rizzo.

De todas maneras, hay un especial cuidado de los funcionarios por echar culpas. Y sostienen que no hay por qué temer. "No hay una contaminación continua. A veces hay impactos distintos", asegura a Clarín Oscar Deina, director provincial de Control Ambiental y Saneamiento Urbano. Y agrega: "Esos impactos no tienen riesgo inminente para la salud".

- ¿Cómo definiría entonces la calidad del aire de Dock Sud?

- Es respirable. Es cierto que la calidad del aire está disminuida. Y que Dock Sud es una zona que tiene sus riesgos, con una alta probabilidad de contaminación. Pero el aire es respirable.

Esos "impactos" llevan su alarma entre los vecinos de Dock Sud. En noviembre pasado, cuatro escuelas fueron evacuadas cuando unos fuertes olores invadieron las aulas y provocaron temor entre los alumnos y maestros. Los chicos fueron hospitalizados por unas horas. La Secretaría de Política Ambiental bonaerense analizó muestras del aire y se determinó que en el aire había tolueno e hidrocarburos alifáticos en cantidades cercanas o superiores al límite máximo permitido.

Según el secretario de Salud Pública de Avellaneda, a esos alumnos más otros chicos del barrio (unos 80 en total), se les están haciendo exámenes específicos en la Facultad de Bioquímica de la UBA. "Se les están haciendo análisis de sangre y orina para detectar fenoles, que son derivados del benceno y tolueno", detalla José Gallo Morando.

Con esos estudios, se busca saber si las emanaciones afectaron la salud de los chicos. Por ahora, el funcionario tiene un indicio: "Un relevamiento que hicimos en el año 2000, en las cuatro unidades sanitarias de la zona, detectó que el común denominador son los problemas respiratorios y alérgicos. Pero no se puede decir que sean de origen toxicológico".

Un aire penetrante gana la nariz, la garganta, la cabeza. Sofoca. Parece gas. "Es difícil definir los olores acá. A veces son muy intensos y a cualquier hora", minimiza un vecino. Para los habitantes del "Doque", el olfato parece haberse anulado: aseguran que ya no distinguen un olor de otro. Ni siquiera llama la atención ése, que descompone al que viene de afuera.

A decir verdad, el ambiente huele a todo: a gas, a nafta, a químico. Pica, arde, provoca estornudos. El instinto hace buscar de dónde proviene. No es posible: no hay colores, no hay vientos, no hay nada que indique por dónde viene o adónde va.

Jorge Hiquis, de la Sociedad de Fomento de Dock Sud pone un ejemplo: "Hace pocos días, los pájaros de una bandada que andaba sobre la autopista, empezaron a caer muertos uno a uno. Fue un instante. Sospechamos que en ese momento habrían atravesado alguna nube tóxica".

Un informe remitido por la Secretaría de Política Ambiental bonaerense, señala que cuatro empresas que funcionan dentro del polo petroquímico tienen sanciones en curso, sospechadas de contaminar el aire. Y que una sufrió una clausura parcial de su planta. Según las autoridades, las empresas sancionadas tienen hasta 40 días para remediar la situación y una multa que puede llegar hasta los 300.000 pesos.

"No estamos en contra del polo, porque es fuente de trabajo. Sólo queremos vivir. No sobrevivir", concluye Miguel Crugley, en la Sociedad de Fomento del "Doque".

Las empresas petroleras dan sus respuestas

Shell y Repsol-YPF son dos empresas petroleras instaladas en el "Doque". Las denuncias de vecinos y ambientalistas, a veces, apuntaron en esa dirección.

"Somos vecinos de Dock Sud y nos duele que se nos acuse a nosotros de contaminación. Estamos cansados de acusaciones irresponsables. Siempre exigimos que se hagan monitoreos y controles", se quejó Juan Sabogal, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Shell.

Y agregó: "Más de 12.000 vecinos de Dock Sud visitaron la refinería". Según Sabogal, la empresa aplica la norma ISO 14001, una norma internacional. Cada año allí se procesan 4.000.000 de metros cúbicos de petróleo, de donde salen fuel oil, naftas, gasoil y querosene de aviación; lubricantes y gas licuado.

Sabogal también defendió la planta de coque que reina en la refinería. Y que suele ser el motivo de las quejas vecinales. "Esta planta no calcina coque sino que procesa fuel oil pesado para producir destilados medios", dijo. La planta vino de Holanda y tiene un sistema cerrado que evita el polvo de carbón, agregó.

Una fuente de Repsol-YPF, la otra petrolera importante de Dock Sud, dijo: "Hicimos denuncias por contaminación, porque hemos detectado acrilatos y bencenos. Creemos que vienen de empresas de la zona".

YPF almacena 160 millones de litros de combustibles que llegan desde la destilería de La Plata. Hay una chimenea de uso, la "antorcha de quemado de gas residual", que cumple todas las normas ambientales: quema los gases residuales sin polución y con controles especiales.

El Polo y Villa Inflamable

Si no fuera patético, el nombre hasta sería gracioso: Villa Inflamable. Así bautizaron los propios vecinos al caserío que se formó en pleno polo petroquímico. Se calcula que ahí viven unas 5.000 personas. Ese barrio, precario, se extiende desde el Arroyo Sarandí, y recorre el Canal Dock Sud (donde entran los barcos areneros y de contenedores).

Una breve recorrida por el corazón del polo basta para darse cuenta que no sería conveniente dormir a pasos de chimeneas que no dejan de funcionar, incluso de noche. Ni acunar bebés a metros de tanques con millones de metros cúbicos de hidrocarburos o químicos.

Sorprende que el polo no tenga entrada restringida, ni áreas prohibidas por donde moverse. No hay ninguna señal que indique que aquí o allá no se puede andar libremente. Ni transitar a centímetros de conductos que serpentean junto a la calle, cargados de hidrocarburos, por un pavimento poceado. Se podría decir que es un lugar inhabitable. Inclusive para las plantas. Como esa palmera teñida de rojo, a la entrada de una empresa. Acaso única en su especie, el tinte le llega de los productos de un galpón vecino.

Para la organización ambientalista Greenpeace, las condiciones de Dock Sud podrían derivar en un desastre ambiental. "No se sabe cuál es la dimensión del riesgo ni cuáles son y en qué cantidades se manipulan las sustancias que hay ahí", dijo Verónica Odriozola, especialista de esa organización.

Según Odriozola, "se sabe que hay contaminación del suelo y napas, pero el Gobierno nunca escuchó las denuncias".

3 de enero de 2002

Fuente: http//www.clarin.com.ar

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