Programa de la
Secretaria de Ambiente y Desarrollo
Sustentable. Ya se firmó un
decreto para poner en marcha el Programa
Social de Bosques, que prevé
la creación de 215 mil puestos
de trabajo.
Se contaminan ríos,
se talan selvas, se incendian bosques
y se hacen obras que erosionan suelos.
La degradación del medio ambiente
avanza. Los paisajes cambian. Y el
planeta se enferma. Se habla de deforestación,
de la reducción de la capa
de ozono, de la falta de agua potable,
de residuos tóxicos. En este
contexto, la desertificación
es uno de los problemas más
graves de la tierra. Y de Argentina.
Pero se acaba de firmar un decreto
que intentará revertir este
flagelo.
"Prosobo".
Así se llama el Programa Social
de Bosques que figura en el Decreto
Nø 1332/02, que será
anunciado el lunes a las 14.30 en
casa de gobierno por Hilda Duhalde,
coordinadora nacional de programas
sociales. Los objetivos del plan son
más que ambiciosos: se habla
de un presupuesto anual de cien millones
de pesos para forestar cinco millones
de hectáreas y crear 215.000
puestos de trabajo.
"Los argentinos
tenemos una imagen distorsionada del
país, pensamos en el verde
de la Pampa húmeda, pero la
realidad es diferente. El 75 por ciento
del territorio está ocupado
por regiones áridas y semiáridas,
y hay un notorio proceso de desertificación
de los recursos naturales", explica
el ingeniero Carlos Merenson, titular
de la Secretaría de Ambiente
y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Si se tiene en cuenta
que en 1914 el país tenía
106 millones de hectáreas de
bosques nativos y hoy tiene 30 millones,
el cuadro es preocupante. "Pasamos
de tener el 30 por ciento de superficie
de bosques a un 12 por ciento. Y se
considera que cuando la cifra es menor
al 20 por ciento, los daños
ambientales son tremendos", asegura
Merenson. Algunos de estos daños
son: la escasez de agua potable, la
pérdida de diversidad biológica
y la migración de poblaciones
rurales hacia zonas urbanas.
"La causa principal
de que esto ocurra es la mano del
hombre. La capa vegetal está
siendo dañada por la tala indiscriminada
de bosques, el sobrepastoreo y la
quema de la vegetación seca
esteparia. Además, las técnicas
utilizadas para el riego y el trabajo
de la tierra no son los más
adecuados. Esto ha llevado al agotamiento
del suelo, la erosión y la
salinización. Como consecuencia,
la tierra está perdiendo su
capacidad productiva, a nivel agrícola,
ganadero y forestal", dice el
funcionario.
¿Cómo
se frena este proceso? "Con decisión
política", dice Merenson,
autor de Prosobo. El "Prosobo"
tuvo gran aceptación y por
eso fue que desde Presidencia se firmó
el decreto. "Se dio un salto
cualitativo en relación a este
tema, porque es la primera vez que
se relaciona el problema de los bosques
con lo social", asegura.
El programa prevé
forestar 5 millones de hectáreas,
a razón de 250.000 por año,
ya que es un plan a largo plazo. La
idea es generar 215.000 puestos de
trabajo, pero se estima que en el
primer año trabajarán
unas 12.000 personas. ¿Qué
harán? Plantar árboles,
cuidar los bosques nativos que ya
existen y tratar de prevenir incendios.
Las comunidades locales son las que
deberán presentar proyectos
a la secretaría, y si son buenos,
serán financiados.
"Queremos evitar
las migraciones y el desarraigo, pero
no con asistencialismo sino con trabajo.
Esto implica capacitación,
generación de riquezas y mejora
del ambiente", dice Merenson.
El ingeniero asegura que el financiamiento
se hará con fondos propios
de la secretaría y de otros
países: "Siempre que hay
buenas propuestas se recibe financiamiento
externo. La Agencia Alemana de Cooperación
Técnica ya nos dio un millón
y medio de dólares para combatir
la desertificación".
3 de agosto de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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