Con una inversión
del orden de los 300.000 dólares
buscan la recuperación de estos
peces.
Japón está ayudando
a la Argentina a recuperar las poblaciones
del pejerrey bonaerense, una especie
nativa de gran interés comercial
que tiene el cuerpo esbelto y plateado.
Ya mandó equipamiento por un
valor de 300.000 dólares y
a especialistas que se han ocupado
de "domesticar" al pez durante
tres décadas en tanques de
ese país asiático. Ahora,
se está emprendiendo una investigación
que permitiría aclarar cuáles
son las mejores condiciones para desarrollar
a bajos costos una cría
sustentable del pejerrey.
El estudio forma parte de un acuerdo
entre la Agencia de Cooperación
Internacional del Japón (JICA)
con el Instituto de Investigaciones
Biotecnológicas, del Conicet
y la Universidad de San Martín,
junto con la Estación Hidrobiológica
de Chascomús, que depende de
la Subsecretaría de Actividades
Pesqueras del Ministerio de Asuntos
Agrarios y Producción de la
provincia de Buenos Aires.
Una de las metas perseguidas es repoblar
la laguna de Chascomús con
pejerrey. Otro objetivo es llegar
a ofrecer un "paquete tecnológico"
que brinde indicaciones precisas a
quienes quieran ponerse a criar el
pez en campos inundados, según
Leandro Miranda, doctor en biología
e investigador del Conicet.
Varias son las causas que han provocado
la escasez de pejerreyes adultos en
la zona de Chascomús: "La
calidad del agua de la laguna está
empeorando por el vertido de las cloacas
del pueblo, por la contaminación
con basura de los muchos turistas
que vienen los fines de semana y los
desechos vertidos por algunas fábricas",
explicó Miranda. Todas esos
factores estarían incidiendo
en la población de pejerrey:
se trata del pez más delicado
de las lagunas pampeanas.
Otra cuestión es según
Miranda que la laguna de Chascomús
tiene mala calidad de zooplancton
(que sirve de alimento a las larvas
de pejerrey). También hay otro
pez más fuerte que el pejerrey
llamado bagarito o bagre cantor,
que come lo mismo que el pejerrey
en los estadios de larva y juvenil.
Se cuenta también que "las
compuertas que hace unos años
se pusieron en Chascomús para
evitar las inundaciones afectaron
relató el investigador
la dinámica de las lagunas
encadenadas y la entrada y salida
de pejerreyes".
Otro era el panorama en la década
del sesenta, cuando Tadashi Mituta,
que ahora tiene más de 90 años,
y varios amigos decidieron en 1966
capturar algunos embriones de pejerrey
y llevarlos al Japón para empezar
a cultivarlos. No fue fácil
la adaptación del pejerrey
a esas aguas extrañas: dicen
que es un pez "nervioso",
que se sufre de estrés si lo
miran mucho o que se choca las paredes
de los tanques.
Sin embargo, los japoneses lograron
domesticar al pejerrey bonaerense
(su nombre científico es Odontesthes
bonariensis) por mejoramiento tradicional.
Domesticado, el pejerrey puede vivir
y reproducirse en tanques de agua
interiores o exteriores (sin chocarse
las paredes). Hoy, en Japón
se lo sigue criando y vendiendo a
un precio de 12 dólares por
kilo.
Después de tres décadas,
embriones descendientes de aquellos
ejemplares de pejerreyes domesticados
fueron traídos a Chascomús
en noviembre de 2001, a través
del convenio con JICA, la agencia
que en la Argentina apoya también
estudios sobre contaminantes en Dock
Sud, con la Secretaría de Ambiente
y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Los embriones que vivían en
Japón ya tuvieron sus primeras
crías en los tanques del instituto
que funciona en Chascomús.
Comen alimento balanceado traído
del Japón, aunque los investigadores
están probando cuál
es la comida más nutritiva
para los pejerreyes, que por cría
artificial tardan al menos un año
y medio en alcanzar un tamaño
de interés comercial.
El estudio que desarrollará
una cría intensiva del pejerrey
durará al menos tres años.
Esperan que si la cría resulta
exitosa, se podría producir
pejerrey a un precio más bajo
que en Japón y se podría
exportar. Mientras tanto, se hará
un análisis genético
para determinar si las distintas poblaciones
del pejerrey bonaerense tienen el
mismo origen.
El martes por la tarde se realizó
una suelta simbólica de alevinos
de pejerrey en la laguna de Chascomús,
con la presencia del embajador del
Japón, Toshio Watanabe, el
intendente de Chascomús, el
presidente del Conicet, Eduardo Charreau,
y la representante especial de la
Cancillería, Ana Cafiero.
1 de marzo de 2003
Fuente:
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