Preocupación
en el sur ante la inminencia de un
otoño que se anuncia lluvioso.
Los inundados se quejan porque, aunque
la situación no empeoró,
nada se hizo para afrontar el futuro.
Aarón Castellanos. - Ante
la perspectiva de un otoño
lluvioso, los inundados de la cuenca
de La Picasa vuelven a manifestar
sus miedos de siempre ante la situación
de siempre: la amenaza de las aguas
sigue ahí, junto con la ausencia
de obras para hacerle frente. Si bien
el sol del verano suele darles un
respiro a las tierras, al evaporar
más rápidamente los
anegamientos que dejan las lluvias,
los problemas están prestos
a salir una vez más de su escondite.
"La Picasa está igual",
sentenció el jefe comunal de
Aarón Castellanos, Eduardo
Salleras. La evaporación sólo
logró bajar unos 10 centímetros
en los lugares más bajos, pero
el panorama lacustre sigue siendo
el dominante en esa zona. El intendente
de esta castigada localidad del sur-sur
santafesino aseguró que con
cada ciclo de lluvia se agudiza la
situación de la laguna y va
elevando los niveles críticos
de cota.
"Aarón Castellanos está
mal. No hubo respuesta a nivel nacional
ni provincial y hay una sensación
de desolación muy fuerte",
describió Salleras. Ya no funciona
el servicio de lancha por falta de
fondos y por la misma causa no se
pudo habilitar un catamarán
para facilitar el traslado de quienes
quedaron aislados por el agua. Ahora
hay que recorrer largos tramos por
camino de tierra, sorteando las zonas
anegadas.
Y, para colmo, el pueblo no es ajeno
a la crisis general: sigue sin agua
potable y sólo recibió
cuatro planes de emergencia para jefes
de familia. "Otras comunas recibieron
el doble y no están en una
situación tan grave como la
nuestra", remarcó el jefe
comunal.
Alerta cordobés
La semana pasada, Salleras participó
de una movilización realizada
en Laboulaye (Córdoba) para
reclamar al gobierno nacional por
la carencia de obras hidráulicas
capaces de poner fin a los anegamientos
e inundaciones en la Pampa Húmeda.
Cientos de productores rurales cortaron
la ruta 4, a 70 kilómetros
del límite con Santa Fe, en
el punto exacto donde nace la cuenca
de La Picasa.
Un productor agropecuario de Laboulaye,
José Luis Zoppi, advirtió
que "existe un brutal trasvasamiento
de la cuenca del río Cuarto,
producto de la anarquía de
los cursos de agua que fueron modificados
de acuerdo a intereses particulares".
La protesta se hizo en el lugar conocido
como Cinco Molinos, señalado
como nacimiento de la cuenca. "Se
le dice a la gente que desde aquí
sale el agua, pero no es verdad, acá
no hay una canilla. El agua es de
la cuenca del río Cuarto, que
nace en las sierras de Córdoba
y de San Luis", fundamentó
Zoppi.
Los productores explicaron que hace
cinco años que no tienen obras
y están cansados. Además
sostuvieron que desde hace un tiempo
se desvían las aguas que deberían
confluir hacia el río Cuarto,
para seguir su curso lógico
que indica el declive del terreno.
Pero corren por los arroyos El Ají,
El Gato, Santa Catalina, algunos de
los transformados por la mano del
hombre.
Para descomprimir la situación
es necesario completar las obras hidráulicas
que se vienen realizando en el canal
Devoto. Una vez en marcha permitirían
habilitar una subcuenca que comenzaría
en la ruta 7, treinta kilómetros
al oeste de Laboulaye, para unirse
al Saladillo y desde allí retomar
el curso normal. Pero ahora todos
los excesos de agua que no encuentran
salida por el canal Devoto van hacia
Rufino.
"Vamos a reclamar por la cuenca
del Devoto -dijo Zoppi- y para que
manden más agua a esos arroyos.
Nos mienten a los cordobeses y a los
santafesinos, nos tienen engañados.
Las obras no se hacen porque estamos
es un momento muy crítico y
no pesamos políticamente; apenas
somos ocho mil votos y los políticos
invierten donde hay más votos",
disparó en referencia a los
distritos de Roque Sáenz Peña
y General Roca, que tienen miles de
hectáreas bajo el agua.
25 de febrero de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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