De los cinco grupos
o reinos en que las clasificaciones
más modernas distribuyen todas
las formas de vida que habitan la
Tierra, los de caracteres más
primitivos son los protistas, las
moneras y los hongos.
El reino de los
hongos
Los hongos son organismos
heterótrofos, es decir incapaces
de elaborar su propia materia orgánica.
Ello se debe a que carecen de clorofila,
pues sus células no tienen
cloroplastos. Aunque algunas especies
son unicelulares -como las levaduras-,
en general están compuestas
por filamentos multicelulares denominados
hifas. El conjunto de hifas constituye
el micelio; en él, el crecimiento
es apical, o sea que se localiza en
la punta, o ápice. Las colonias
de hongos pueden alcanzar desarrollo
considerable, pero de manera mucho
más simple que las plantas
superiores, pues no poseen tejidos
especializados. Las paredes de las
hifas contienen quitina, una sustancia
que nunca se encuentra en las plantas
pero sí en la cubierta externa
dura de muchas especies de insectos.
Por lo general,
la estructura visible de los hongos
forma lo que se denomina setas: hifas
muy compactadas que son productoras
de esporas, vitales para la reproducción.
Las células de los hongos,
que poseen paredes rígidas,
se nutren de compuestos orgánicos,
digeridos por medio de enzimas secretadas
al exterior.
Hay hongos parásitos
y saprófitos. Muchos parásitos
viven sobre peces, insectos y otros
animales, y llegan inclusive a ocasionarles
la muerte. Los que parasitan al hombre
producen las llamadas micosis, infecciones
de la piel u otras partes del organismo.
Los saprófitos
viven sobre sustancias muertas (restos
vegetales o animales), aprovechando
desechos de otros organismos vivos.
De este modo, evitan -como las bacterias-,
que la materia orgánica muerta
se acumule indefinidamente.
Según la
especie de hongo la reproducción
puede ser asexual o sexual. La sexual
se realiza mediante esporas, producidas
por esporangios (cavidades ubicadas
en hifas especializadas). La sexual
involucra a los gametangios, estructuras
que contienen los gametos, que son
el resultado de la especialización
de parte de las hifas. La reproducción
puede asumir diversas formas: fusión
de gametangios, de gametos liberados
del gametangio o de hifas. En este
último caso pueden no fusionarse
los núcleos y coexistir dos
o más tipos de núcleos,
genéticamente distintos, lo
que se denomina dicarion.
De acuerdo con su
modo de reproducción y su estructura
los hongos se clasifican en cuatro
divisiones: zigomicetos, ascomicetos,
basidiomicetos y hongos imperfectos.
Los zigomicetos son terrestres, la
mayoría saprófitos;
comprenden unas 600 especies, entre
ellas el moho negro del pan. No tienen
utilidad económica. Se caracterizan
por la formación de cigosporas,
esporas resistentes que son el resultado
de la fusión de los gametangios.
Los ascomicetos
abarcan 30.000 especies, entre las
que se encuentran levaduras, muchos
mohos negros y verdinegros comunes
y las llamadas trufas. Esta clase
de hongos tiene hifas tabicadas, separadas
entre sí por paredes con poros.
Su reproducción es asexual
y sexual. La primera se realiza por
medio de esporas finas, llamadas conidios,
y la segunda implica la formación
de ascos, bolsitas en las que se hallan
las esporas sexuales. Algunas especies
se utilizan en la industria alimenticia;
otras provocan enfermedades en plantas
como el castaño y el olmo.
Los basidiomicetos
agrupan 25.000 especies, entre ellas
muchos hongos venenosos, las setas
-las más conocidas son los
hongos de sombrero- y los tizones.
La reproducción tiene lugar
por medio de esporas sexuales que
se forman sobre el basidio, hifa especializada
donde se produce la fusión
de los núcleos. Numerosas variedades
de setas son aprovechadas en la alimentación.
Se llaman imperfectos
a un grupo que constituyen unas 25.000
especies, por ejemplo, el penicilium
muy usado en la fabricación
de medicamentos. De éste último
se desconoce su modo de reproducción.
Simbiosis: líquenes
y micorrizas
De los numerosos
casos conocidos de asociación
entre seres vivos se destaca el de
los líquenes. Cada liquen es
el resultado de la simbiosis entre
un alga y un hongo. El alga aporta
los hidratos de carbono, que elabora
por medio de la fotosíntesis,
y el hongo proporciona sales minerales
y agua. Los componentes fúngicos
de la mayoría de los líquenes
pertenecen, en general, al grupo de
los ascomicetos, aunque algunos son
basidiomicetos. Pueden sobrevivir
en condiciones ambientales muy adversas,
tanto en zonas desérticas como
en regiones polares. Los hongos que
habitan el suelo también se
pueden asociar con raíces de
diversas plantas, para formar las
micorrizas. En ellas, las raíces
de las plantas captan minerales y
aportan moléculas orgánicas
al hongo.
Los protistas
Este reino abarca
gran diversidad de especies eucariotas,
es decir que poseen células
con núcleo diferenciado. Son
principalmente unicelulares, aunque
también se encuentran especies
multicelulares simples. Los protistas
pueden ser heterótrofos o autótrofos
(fotosintéticos); algunos poseen
ambas características. Los
autótrofos se clasifican en
seis divisiones, en función
de sus pigmentos fotosintéticos
y la composición de la pared
celular. Las algas verdes viven sobre
todo en agua dulce; almacenan las
reservas de alimento como almidón
y las paredes celulares contienen
celulosa. Sus ciclos reproductivos
son muy complejos: en algunas tienen
lugar ciclos sexuales con gametos,
y en otras, por esporas. Las euglenoides
son algas unicelulares, que carecen
de pared celular. Reservan sus alimentos
en forma de paramilo, y su reproducción
sexual es desconocida.
Las crisófitas
comprenden el mayor número
de especies, unas 13.000, y entre
ellas se incluyen las diatomeas, las
algas pardo-doradas, y las amarillo-verdosas.
Con frecuencia, la pared celular está
compuesta de sílice.
Las algas pardas
(feofitas), que incluyen a los yodados,
y las rojas (rodofitas) son las principales
algas marinas.
Entre los heterótrofos
multicelulares y multinucleares se
incluyen los mohos mucilaginosos y
los mohos acuáticos. Los mucilaginosos
son organismos ameboides, que se mueven
y alimentan por prolongaciones temporarias
de sus citoplasmas y se reproducen
por esporas, mientras que los acuáticos
lo hacen tanto sexual como asexualmente,
se parecen exteriormente a los hongos.
Por su parte, los protistas heterótrofos
unicelulares corresponden a los que
en las antiguas clasificaciones de
zoología se denominaba protozoos.
Entre ellos se encuentran algunas
de las células más conocidas
y complejas: las divisiones más
importantes son flagelados, ciliados
y amebas. Estos grupos constan de
especies de vida libre y parasitaria,
y se los agrupa según la forma
que adoptan sus estructuras locomotrices.
Los ciliados poseen un modo de reproducción
asexual, mientras que las otras dos
clases presentan ambos tipos.
Las moneras
El reino de las
moneras comprende a los microorganismos
más antiguos y abundantes,
los procariotas, entre los que se
encuentran las bacterias. Estos seres
cumplen un rol ecológico fundamental,
pues son descomponedores de la materia
orgánica. Carecen de núcleo
y de orgánulos limitados por
membranas, sin embargo, poseen u nucleoide
en el centro de cada célula,
donde se sitúa el cromosoma,
compuesto de una sola molécula
continua de ADN. Se caracterizan también
por su rápida división
celular, y por sobrevivir en ambientes
muy fríos, muy cálidos
o formados por compuestos químicos
tóxicos para animales y plantas.
Muchas especies tienen prolongaciones
largas y delgadas en forma de flagelos,
que utilizan para la locomoción,
y pelos que les sirven para adherirse
a determinadas superficies.
En la actualidad,
los científicos clasifican
a las bacterias por la capacidad que
posee su rígida pared celular
para teñirse. Las que fijan
el colorante de laboratorio son llamadas
grampositivas y deben su nombre a
Hans Christian Gram (quien notó
esta diferencia), las que los rechazan,
gramnegativas. Se las puede identificar,
además, por su apariencia externa,
ya que su pared celular adopta distintas
formas. Así, las bacterias
bastonadas rectas se conocen como
bacilos, las esféricas como
cocos y las largas y con forma de
hélice, espirilos. Según
su alimentación, pueden ser
autótrofas o heterótrofas
(el bacilo de Koch, que origina la
tuberculosis), y según su respiración
son aeróbicas, es decir, que
utilizan oxígeno, o anaeróbicas,
fermentadoras que carecen de él.
La mayoría de las bacterias
se producen por fusión binaria,
consistente en un proceso de reproducción
asexual, por división de la
célula en dos partes iguales
o casi iguales.
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Los hongos
están formados por hifas:
especie de red de filamentos integrada
por células dispuestas
una a continuación de otra.
Las hifas pueden clasificarse
en primarias o secundarias, según
su ramificación. |
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