Por iniciativa
del Instituto de Investigaciones
Biotecnológicas-Tecnológico
de Chascomús (IIB-Intech)
es posible que las lagunas Encadenadas
ingresen en la lista de áreas
naturales de la Convención
Internacional Ramsar de Protección
de Humedales.
La Argentina tiene ya otros
lugares bajo esta jurisdicción,
pero lo novedoso del caso Chascomús
es que el área protegida
nacería acompañada
de todo un complejo proyecto
biotecnológico. "Para
mantener la belleza y el silencio
de ese paisaje hay que darle
tecnología, industria
y trabajo", resume el doctor
Carlos Frasch, director del
IIB-Intech.
Las tecnologías
que tiene en cocina este instituto
están, justamente, ligadas
a la cocina. Pueden ser la base
de industrias no contaminantes,
intensivas en trabajo y visualmente
no invasivas. Tratarían
de transformar las "contras"
ecológicas del lugar
para la producción tradicional
de cultivos a granel en ventajas
competitivas para la exportación
nada tradicional de alimentos
premium . Y todo sin alterar
la vasta tranquilidad de estas
seis lagunas.
Transformar
desventajas
"En el
IIB-Intech quieren transformar
desventajas en ventajas -dice
el doctor Rodolfo Ugalde, de
la Comisión de Investigaciones
Científicas (CIC) de
la provincia de Buenos Aires-.
Ya que en la Pampa deprimida
siempre fueron imposibles la
soja, el trigo o el girasol,
y dado que hasta la ganadería
extensiva tiene problemas, el
instituto propone criar pejerreyes
para Japón. O cultivar
hongos para Europa o el mercado
interno. Pero, sobre todo, quiere
conservar las lagunas, una de
las cuales -Chascomús-
tiene problemas severos de colmatación
(1)
y podría desaparecer
en décadas."
El perfil ecológico y
productivo que la provincia
y Chascomús elijan durante
estos años tendrá
consecuencias visibles no sólo
para la población, sino
para la propia geografía.
No es sólo la juventud
la que puede irse. Pueden desaparecer
al menos dos de las seis lagunas.
El IIB-Intech viene monitoreando
desde la década pasada
la dinámica hidrológica
y química de las seis
lagunas encadenadas que componen
el sistema. Diagnosticó
que la segunda laguna desde
la cabecera del sistema, Chascomús
(hoy con aproximadamente 1,20
metro de profundidad media),
se está rellenando a
razón de 2 centímetros
por año.
¿Por qué sucede
esto? Las aguas están
hiperfertilizadas por los fosfatos
y nitratos cloacales vertidos
por la ciudad, de modo que las
algas y plantas acuáticas
crecen de un modo desmedido
y a su muerte terminan formando
barros que sedimentan en el
fondo. Lo mismo sucede en el
tercer eslabón de la
cadena, la Adela, vecina inmediata
aguas abajo de Chascomús.
"De los treinta kilómetros
cuadrados que mide hoy Chascomús
hay decenas de hectáreas
de pajonal costero que hace
dos décadas eran extensiones
de agua despejada", dice
el doctor Alejandro Mariñelarena,
limnólogo del Instituto
Ringuelet, que trabaja en estrecha
colaboración con el IIB-Intech,
la municipalidad de Chascomús
y la JICA (Agencia Japonesa
de Colaboración Internacional)
para remediar el problema.
La solución puede ser
una planta biotecnológica
de tratamiento que se está
diseñando en el IIB-Intech.
Está más basada
en la energía fotosintética
de las plantas nativas que en
bombas y filtros. Su construcción
está por iniciarse y
complementará la frágil
y superada planta convencional
ya existente.
La Argentina tiene ya otros
once "sitios Ramsar",
con un total de un millón
de hectáreas protegidas.
Algunos son gigantescos y muy
biodiversos, como los bañados
del Iberá,
con 240.000 hectáreas,
una espectacular fauna de grandes
mamíferos, reptiles y
aves y casi el lugar de nacimiento
del movimiento de estancias
turísticas en la Argentina.
Otra celebridad Ramsar argentina
es la laguna de Llancanelo,
en Mendoza, con sus célebres
flamencos rosados.
La costa de la bahía
de Samborombón, también
Ramsar, es una estación
de servicio -en primavera y
verano- para la avifauna migratoria
de playeritos y chorlos, pero
gracias al barro, los mosquitos
y la absoluta falta de promoción
carece casi de población
humana fija y raramente recibe
visitantes implumes, salvo cazadores
furtivos de ciervitos pampa.
En suma, ser Ramsar a veces
garantiza un grado de protección
biológica, pero no asegura
éxito económico.
Eso es trabajo adicional.
Dado que para mal de la ganadería
local el cambio climático
está haciendo de la Pampa
deprimida un sitio cada vez
más inundable, la idea
del IIB-Intech es cultivar el
pejerrey bonaerense y exportarlo
a Japón, donde ya hay
un mercado que paga 12 dólares
la tonelada fresca y 25 la viva.
Otro modo de capitalizar las
desventajas puede pasar por
los hongos. En esta zona los
hay de todo tipo. Los expertos
del IIB-Intech ya desarrollaron
paquetes agrotécnicos
para las tres especies más
buscadas (champignones, gírgolas
y shiitakes ), pero además
está tratando de "poner
en valor" las especies
puramente locales, totalmente
desconocidas para el mundo.
Uso racional
de humedales
"Un
humedal Ramsar es un ecosistema
donde puede vivir y trabajar
mucha gente, pero todo bajo
ciertas normas de uso racional
y sustentable", aclara
el licenciado Guillermo Lingua,
de la Secretaría de Medio
Ambiente y Desarrollo Sustentable
de la Nación.
La Convención Ramsar
se reunió por primera
vez en la ciudad iraní
homónima en 1971 para
frenar la degradación
mundial de los humedales. El
paraguas Ramsar protege hoy
103 millones de hectáreas
en más de 1233 sitios
en 133 países, desde
Canadá a Mónaco.
Los humedales son los más
eficientes sistemas de depuración
de las aguas superficiales,
amén de los criaderos
más importantes de avifauna
residente, así como estaciones
de servicio indispensables para
la migratoria.
Contrariamente a lo que se pensaba,
producen servicios bioeconómicos
por miles de millones de dólares
anuales sólo por existir.
(1) relleno
de una depresión o cuenca
por los materiales arrastrados
o depositados por el agua u
otro agente de transporte.
4 de noviembre
de 2002
Fuente:
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