Una de las áreas
naturales más fantásticas
de la Argentina, los esteros del Iberá,
ha sido incluida en la Lista de Humedales
de Importancia Internacional correspondiente
a la Convención Ramsar. Si
bien la designación había
tenido lugar a principios de este
año -junto a los bañados
del río Dulce y la laguna de
mar Chiquita-, su certificado fue
entregado a las autoridades provinciales
durante septiembre último,
en una ceremonia que se realizó
en la localidad de Colonia Carlos
Pellegrini, con la presencia de numerosas
autoridades nacionales y provinciales.
La Convención
Ramsar, cuyo nombre proviene de la
ciudad iraní donde fue firmada,
en 1971, y que cuenta hoy con 133
países miembros, tiene como
objetivo conservar y desarrollar un
uso racional de los humedales más
importantes del planeta. La inclusión
del sitios en la categoría
mencionada ha sido posible gracias
a la gestión conjunta de organismos
gubernamentales nacionales y provinciales,
organizaciones no gubernamentales
e instituciones científicas.
Los esteros del
Iberá conforman una de las
comunidades biológicas más
ricas de nuestro país, compuesta
por un sinfín de especies -tanto
animales como vegetales- que conviven
en este auténtico paraíso
natural que forma parte de un sistema
mayor, el macrosistema Iberá,
de una extensión aproximada
de 1.300.000 hectáreas. Su
inmensa superficie está conformada
por extensas lagunas de aguas diáfanas,
bañados, interminables esteros
y laberínticos canales, refugio
para muchas especies de la fauna autóctona,
como el ciervo de los pantanos -el
mamífero más amenazado
de nuestro país-, el misterioso
aguará-guazú, o lobo
de crin -el cánido más
grande de América del Sur-,
los carpinchos, monos, yacarés
y unas 250 especies de aves que conforman
un atractivo de sorpresas inigualables
para ornitólogos y aficionados
a su observación.
Esta semana comienza
a instrumentarse en el área
un proyecto de las Naciones Unidas
cuyo objetivo es el desarrollo de
una estrategia de conservación
de la biodiversidad con componentes
fundamentales como la reintroducción
de las especies nativas amenazadas,
la educación ambiental, el
ecoturismo y la puesta en marcha de
un marco jurídico institucional
que integre a los propietarios locales
y a la comunidad de modo que todas
las actividades que se realicen tengan
en cuenta la conservación del
área y el bienestar de sus
pobladores.
Existen importantes
indicios de un posible trasvasamiento,
es decir, la infiltración de
aguas a través de napas subterráneas,
entre el lago de Yacyretá y
los esteros de Iberá, debido
a que se ha registrado un aumento
promedio de su nivel desde 1994, fecha
de comienzo de llenado de la presa,
de aproximadamente un metro sobre
las mediciones históricas.
La eventual elevación de la
altura del lago Yacyretá para
un mayor aprovechamiento energético
resalta la necesidad de contar con
estudios que determinen de un modo
certero si podría afectarse
el delicado complejo hidrogeológico
y ecológico de los esteros
de Iberá. Conservar y proteger
esta maravilla natural es hoy una
gran responsabilidad que han asumido
las autoridades provinciales y nacionales
y las organizaciones no gubernamentales
que trabajan en el sitio.
Este reconocimiento
internacional representa un orgullo,
pero además el gran compromiso
de poner en marcha todas las medidas
necesarias para continuar con el esfuerzo
conjunto de todas las personas e instituciones
que trabajan y tienen intereses en
la región. Un compromiso que
requiere contar con un cuerpo de guardafaunas
adecuado para conservar como es debido
este recurso, este valioso paisaje
de la Argentina y de la humanidad.
4 de noviembre de 2002
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