Prevén graves
secuelas en el ecosistema. Hay cientos
de aves muertas o empetroladas. Las
sustancias tóxicas amenazan
la cadena alimentaria. Grave impacto
en la economía regional, basada
en la pesca.
Decenas de kilómetros
de playa teñidos de negro.
Cientos de aves muertas. Y al menos
mil hombres que perdieron lo que tal
vez sea su única fuente de
ingresos: los mariscos que esperaron
durante todo un año.
Ese fue el primer
efecto, el más visible ayer
en las costas de Galicia -noroeste
de España-, del hundimiento
del petrolero Prestige, a sólo
233 kilómetros de allí.
Y habrá otros, quizá
más sutiles, pero igual de
graves, que continuarán afectando
la vida en la región cuando
el mundo se haya olvidado del tema.
"Podemos hablar
de decenas de años", dijo
desde La Coruña, Sara del Río,
responsable de toxicología
de Greenpeace, al responder sobre
cuánto tiempo demoraría
el ecosistema en volver a la normalidad.
Del Río explicó que
el combustible que llegó a
la costa "es muy adherente; muy
difícil de quitar" y advirtió
que "hay economías totalmente
afectadas", ya que dependen fundamentalmente
de la pesca.
Pero eso no es todo.
Esta especialista observó que
el fuel oil que aún permanecía
ayer dentro de los tanques del Prestige
-más de 70.000 toneladas- "también
supone un riesgo ecológico,
porque las sustancias tóxicas
quedan retenidas en los sedimentos
y se van a incorporar en la cadena
alimentaria de los animales".
Las consecuencias,
por lo tanto, son aún impredecibles.
Dependen de varios factores, como
"la composición del combustible,
las corrientes y la posibilidad de
restringir la mancha", explicó
Javier Corcuera, director general
de la Fundación Vida Silvestre
Argentina. Cuando la marea negra llega
a la costa, agregó, también
varían si ésta es alta,
baja o pedregosa.
Mientras, pájaros,
cangrejos y algas llegaban ayer cubiertos
de fuel oil a los 130 kilómetros
de costa española que -según
datos del gobierno de Galicia- resultaron
afectados por el accidente. Y grupos
de voluntarios recorrían las
playas, intentando salvar a los animales
alcanzados por la marea negra.
"Se han recogido
unas 220 aves muertas o cubiertas
de combustible", dijo a la agencia
AFP el vocero del Fondo Mundial Para
la Naturaleza (WWF), Raúl García.
El especialista
advirtió que la cifra podría
aumentar, no sólo por el peligro
de que se acerquen nuevas manchas
a la costa, sino porque "todavía
hay zonas inaccesibles, como los acantilados",
donde puede haber más animales
perjudicados.
Limpieza meticulosa
Las aves empetroladas,
según Greenpeace, pierden o
ven reducida su capacidad de aislarse
del agua, y por lo tanto pueden morir
por hipotermia. También corren
el riesgo de envenenarse, debido al
combustible que tragan cuando intentan
limpiarse el plumaje con el pico.
Por esa razón, una vez rescatadas,
son envueltas en paños y limpiadas
por veterinarios. El tratamiento suele
durar algunos meses y, "por desgracia,
la tasa de recuperación no
suele ser demasiado alta", se
lamentó el vocero del WWF.
"Se siente
mucha impotencia, es una situación
terriblemente angustiante. Se puede
hacer el máximo esfuerzo para
salvarlos, pero la posibilidad de
éxito es bajo", dijo desde
Puerto Madryn, Valeria Falabella,
coordinadora del programa de ciencia
del Ecocentro.
Falabella se refería
a su experiencia cuando era estudiante
de biología, hace diez años,
y trabajó asistiendo a pingüinos
empetrolados en las costas de Chubut.
"Cuando ya están envenenados
-explicó Falabella- no se puede
hacer mucho. Hacerles lavajes de estómago
es más cruento que dejarlos
tranquilos."
20 de noviembre de
2002
Fuente:
PÁGINAS
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