Las tenía
distribuidas en varias partes del
cuerpo. Y las usaba para pegar saltos
y mantener el equilibrio. El ejemplar
vivió hace unos 128 millones
de años y medía 95 centímetros
de largo.
Durante el otoño
del año 2000, cinco geólogos
chinos se acercaron a una formación
con restos de cenizas volcánicas
cercana al poblado de Chaoyang, al
sureste de la China. Y después
de tanto excavar y al partir una laja
en dos partes, se llevaron una gran
sorpresa: encontraron un esqueleto
que prueba que las plumas modernas
ya eran parte de los dinosaurios.
Antes que las aves actuales se desarrollaran.
Y mucho antes de que estas aves volasen.
El estudio total del fósil
fue realizado por Mark Norell del
Museo Americano de Historia Natural
en Nueva York, junto con Lixia Wang,
Quiang Ji, Keqin Gao, Chongxi Yuan
y Yibin Zhao, de la Academia China
de Ciencias Geológicas, en
Beijing.
Reportado en la
revista británica Nature de
hoy, el esqueleto del dinosaurio encontrado
un especimen de la familia de
los dromaeosaurios, como también
lo era el velocirraptor (una de las
estrellas de la película Parque
Jurásico) apareció
justo para aportar más certezas
en la discusión sobre el origen
de las aves.
Llegó para
dar más fuerza a los que, dentro
del mundo paleontológico, sostienen
que las aves descendieron de los dinosaurios.
"El esqueleto que encontramos
demuestra realmente que las plumas
de las aves modernas también
estaban presentes en algunos dinosaurios",
resaltó el paleontólogo
Norell, desde Nueva York, al ser consultado
ayer. Ese es el punto que torna sobresaliente
al hallazgo.
"Todavía
no tiene nombre formal, solo nos referimos
a él como especimen",
comentó Norell también.
Cuando este especimen de dinosaurio
estaba vivo unos 128 millones
de años atrás,
medía 95 centímetros
de largo. Era un terópodo carnívoro.
Era bípedo. Y aunque tenía
plumas similares a las de las aves
de hoy, este dinosaurio sin nombre
no podía volar.
"Seguramente,
estas plumas lo ayudaron para aletear,
pegar un salto, para equilibrar su
cuerpo, con un empuje mayor que el
de sus antepasados que sólo
tenían filamentos parecidos
a los pelos", señaló
Fernando Novas, jefe del Laboratorio
de Anatomía Comparada del Museo
Argentino de Ciencias Naturales y
descubridor del Unenlagia comahuensis,
otro dinosaurio encontrado en
territorio argentino que se
considera uno de los eslabones entre
los dinos y las aves.
"El nuevo hallazgo
en la China es realmente fantástico",
opinó Rodolfo Coria, paleontólogo
del Museo Carmen Funes de Neuquén.
"Hasta ahora, en estos últimos
cinco años se habían
encontrado dinosaurios con plumas
muy primitivas. Esta vez se prueba
que las plumas con un eje y barbas,
la constitución moderna, estaban
recubriendo a los dinosaurios no avianos".
El especimen se
aloja en el Museo Paleontológico
Beipiao. Solo el cráneo se
encuentra aplastado y sus elementos
disociados. Por todo el cuerpo, el
dinosaurio tenía fibras tegumentarias
en su piel. Poseía también
las plumas que estaban distribuidas
por varias zonas de su cuerpo: un
grupo de plumas al final de su cola,
algo que lo asemejaba a otro dinosaurio
que vivió en su misma época,
el Caudipteryx. Las plumas también
estaban en sus patas, con un largo
de hasta 13,5 centímetros.
Según escribieron
en su trabajo científico los
investigadores, "estos rasgos
pueden aportar pruebas sobre cómo
las plumas se pueden haber desarrollado
de simples filamentos a estructuras
ramificadas complejas".
"Este hallazgo
nos obliga a pensar que tenemos que
prestarle más atención
a las aves de hoy sostuvo Coria.
Es como que tenemos redefinir bien
qué es un ave". "El
especimen de la China donde
hay sitios que guardan tesoros paleontológicos
nos muestra una continuidad evolutiva.
Así, cobran sentido los cambios
que van desde los simples filamentos
primitivos y las plumas de los dinosaurios
hasta la reducción de tamaño
y el aumento de las superficies alares
de las aves", dijo Novas.
El paleontólogo
argentino, que forma parte del Conicet,
destacó: "Este hallazgo
sirve para taparles la boca a quienes
todavía se resisten a pensar
que las aves descienden de los dinosaurios".
Sin embargo, ayer los contrarios a
esa idea salieron a hablar y a sembrar
dudas. "No me convence",
dijo a la agencia AP Storrs Olson,
zoólogo del Museo Nacional
de Historia Natural en el Instituto
Smithsoniano. "Tendría
que estar seguro de que el resto fósil
no ha sido deliberadamente salpicado
por plumas de alguna otra fuente".
7 de marzo de 2002
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