Washington. La destrucción
de la capa de ozono, causada por la
actividad humana, continúa pero
a ritmo más lento, aunque aún
faltan décadas para que
se restablezca completamente,
dijo un equipo científico dedicado
a su estudio.
Teníamos un problema
monumental de escala global y hemos
comenzado a resolverlo, afirmó
Mike Newchurch, profesor de meteorología
de la Universidad de Alabama, quien
completó un estudio sobre el
ozono apoyado por la Dirección
Nacional del Aire y el Espacio (NASA,
en inglés).
El ozono es un gas incoloro, invisible
y de olor agradable cuya molécula
la forman tres átomos de oxígeno
(O3), a diferencia de la molécula
de oxígeno de dos átomos
(O2).
El tercer átomo del ozono
tiene una gran tendencia a separarse
de la molécula de ozono y a
combinarse con otros elementos químicos,
oxidándolos.
Esta característica hace del
ozono un gas muy reactivo, que puede
tener efectos corrosivos sobre los
materiales y, a determinadas concentraciones,
efectos irritantes sobre las mucosas
de los seres vivos.
En la estratosfera, una capa de la
atmósfera entre 35 y 45 kilómetros
desde la superficie de la Tierra,
se encuentra la ozonosfera o capa
de ozono, que es beneficiosa porque
protege a los seres vivos de las radiaciones
ultravioletas provenientes del sol.
La combinación de moléculas
del ozono con los clorofluorocarbonos
(CFC) destruye esta capa protectora,
un fenómeno que se identificó
a mediados de los 80.
Esto llevó al Protocolo de
Montreal, que prohibió el uso
de los CFCs que se empleaban en aerosoles
y refrigerantes.
Newchurch usó los datos recolectados
por tres satélites de la NASA
y tres estaciones terrestres internacionales,
y determinó que desde 1997
ha disminuido el ritmo de destrucción
del ozono en la estratosfera.
Ha habido varias enmiendas
a la prohibición contenida
en el Protocolo de Montreal, y cada
una ha hecho más estrictos
los controles sobre los CFCs y otros
hidrocarbonos halogenados, explicó
Newchurch en una conferencia de prensa.
Ahora estamos en el punto en
el cual las restricciones son suficientemente
estrictas como para que pueda medirse
un cambio en las mediciones de CFCs
en la superficie, agregó.
"Ahora podemos decir que estamos
cumpliendo con esta tarea y que debe
mantenerse la prohibición (de
los CFCs).
30 de julio de 2003
Fuente:
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