La formación
de las grandes masas continentales
y oceánicas está relacionada
con las placas que componen la corteza
terrestre. Estas capas se presentan
en estado sólido, líquido
y gaseoso. La sólida está
formada por las masas continentales
y por las masas compactas que existen
debajo de los océanos.
La líquida
se denomina hidrosfera y está
constituida por los océanos,
ríos, lagos y depósitos
subterráneos, surgió
debido a la condensación del
vapor de agua de la atmósfera
primitiva al enfriarse la tierra.
La capa gaseosa
es la atmósfera y envuelve
al planeta protegiéndolo de
las radiaciones al actuar como reguladora
de temperaturas.
Pangea y tectónica
de placas
La capa que conforma
las grandes masas continentales se
encuentra en un movimiento permanente
denominado "deriva continental".
El meteorólogo
alemán Alfred Wegener (1890-1930),
realizó observaciones sobre
la forma de los continentes y la semejanza
de rocas y restos fósiles hallados
en las costas de África y América
de Sur en las que se fundamentó
para enunciar su teoría acerca
de una masa continental única
que existió hace 250 millones
de años atrás. Este
inmenso continente fue llamado Pangea,
palabra de origen griego que significa
"todas las tierras", y que
comenzó a fracturarse lentamente
hace 200 millones de años.
La formación continental actual
tiene su origen, según Wegener,
en dos grandes masas primitivas: Gondwana
y Laurasia, formadas hace 135 millones
de años.
De Gondwana se desprendió
la India en deriva hacia el norte,
y nacieron África, la Antártida,
Oceanía y América del
Sur. Laurasia fue el origen de Europa,
América del Norte, Asia, a
la que se unió la India.
Según la
teoría de la deriva continental,
en 150 millones de años, África
estará dividida en dos secciones,
una de ellas unida a Europa. Además,
la Antártida y Australia se
integrarán.
El movimiento de
las capas de la Tierra está
relacionado con lo que se llama "tectónica
de placas", un fenómeno
por medio del cual se pudo demostrar
que los continentes se mueven, y que
los fondos oceánicos se desplazan.
Las placas terrestres tienen bordes
que chocan entre sí, se empujan
y se enciman. Estos desplazamientos
originan montañas, terremotos,
erupciones volcánicas, a la
vez que abren fosas en el fondo de
los océanos.
Hay tres hipótesis
que explican estos movimientos: la
de convección, la de gravedad
y la del peso de las rocas.
La teoría
de la convección indica que
las altas temperaturas del centro
del planeta se propagan hacia el manto
mediante corrientes que empujan las
placas de la corteza.
La explicación
basada en la gravedad, propone que
las placas de las dorsales oceánicas
-extensas cordilleras submarinas-
son dos o tres kilómetros más
altas que las que existen en los bordes,
y que la fuerza de gravedad las hace
deslizarse hacia abajo y generar así
los desplazamientos.
La que se refiere
al peso de las rocas se fundamenta
en que estas se enfrían al
separarse de las dorsales oceánicas
y es allí cuando su materia
se vuelve más pesada y se sumerge,
arrastrando con ellas el resto de
la placa.
Océanos,
corrientes y mareas
Los océanos
ocupan más de dos tercios de
la superficie total de la Tierra.
Estas inmensas masas de agua se formaron
hace millones de años, en el
período de enfriamiento del
planeta, cuando los volcanes entraron
en erupción y dieron origen
a la atmósfera a través
de los gases que desprendían.
El vapor de agua
volcánica se condensó,
cayó en forma de lluvia y se
depositó en grandes hondonadas
de tierra. Los océanos más
grandes son el Pacífico (179.680.000
km2, una tercera parte de la superficie
del planeta), el Atlántico
(82.440.00 km2) y el Indico (74.817.000
km2). El Ártico (14.090.000
Km2), es menor y está cubierto
por capas de hielo en su mayor parte.
El agua que los
forma contiene sustancias sólidas
en disolución, especialmente
cloro y sodio, además de magnesio,
calcio y potasio. Las dos primeras
se combinan y forman el cloruro de
sodio, es decir: la sal común.
La salinidad del mar depende de la
proporción de sales que contiene,
que es, en general, un 3,5% del volumen
de agua. Cuando hay más evaporación
aumenta la salinidad, en particular
en masas de agua cerradas que no mezclan
sus aguas con otras mayores, como
en el caso del Mar Rojo y el Mediterráneo.
Por debajo de los
océanos, cerca de la superficie,
circular corrientes marinas que, como
las olas, son impulsadas por los vientos,
pero se desplazan más lentamente
que ellas, a una velocidad de menos
de 8 Km./h. Los vientos que generan
corrientes marinas son los alisios,
que soplan entre los 0º y los
30º de latitud norte y sur, es
decir en ambos hemisferios y los vientos
de oeste, entre los 30º y los
60º de latitud N. y S. Las corrientes
suelen incidir en el clima, como por
ejemplo la del Golfo, originada en
el Mar Caribe que influye sobre el
continente europeo, dotándolo
de un clima menos riguroso en invierno,
que en otros lugares ubicados en la
misma latitud.
Otro fenómeno
oceánico es el de las mareas
llamadas pleamar, cuando son altas
y bajamar cuando descienden, generadas
por la atracción gravitatoria
de la Luna y del Sol sobre la Tierra.
Eras geológicas
La historia de la
formación de la Tierra se divide
en eras: precámbrica, paleozoica,
mesozoica y cenozoica, que incluye
los períodos terciario y cuaternario.
La precámbrica o arcaica se
extiende desde 4.600 hasta 570 millones
de años atrás. Por los
restos de rocas calcáreas y
carbonadas que datan de esa época,
se supone que hubo organismos vivos.
La primaria o paleozoica
abarca desde 570 hasta 250 millones
de años atrás, y se
divide en los períodos cámbrico,
ordóvico, silúrico,
devónico, carbonífero
y pérmico. Se caracterizó
por la aparición de las plantas,
los invertebrados y más tarde
los vertebrados, especialmente en
el período carbonífero,
cuando los animales acuáticos
pasaron a la vida terrestre (anfibios).
Esta invasión sobre las costas
hizo que a fines de este período
disminuyera sobre ellas la proliferación
de plantas y el clima se tornara más
árido.
Los tres períodos:
triásico, jurásico y
cretácico corresponden a la
era mesozoica o secundaria. En estos
tiempos, los actuales continentes
estaban unidos en una masa única
llamada Pangea. Fue el tiempo de la
formación de la Cordillera
de lo Andes y el predominio de los
grandes reptiles (ictiosauros en el
mar, dinosaurios terrestres y pterosaurios
voladores). Al final del jurásico
surgieron los mamíferos y luego
los pájaros. Entre las plantas,
las coníferas alcanzaron mayor
desarrollo. Comprende desde 250 hasta
65 millones de años atrás,
en que se inicia la era cenozoica;
esta se divide en los períodos
terciario y cuaternario. El terciario
se subdivide en los períodos
paleocenos, eocenos, oligocenos, miocenos
y pliocenos. El cuaternario se divide
a su vez en pleistoceno y holoceno.
Durante el terciario
desaparecieron los grandes reptiles
y se desarrollaron los mamíferos.
Se formaron los Alpes y se delinearon
las formas del Mediterráneo,
el mar Caspio y el Mar Negro.
El período
cuaternario es el tiempo del enfriamiento
del planeta y de la aparición
del hombre hace unos cincuenta mil
años. Durante el enfriamiento
existieron tres grandes períodos:
periglacial, glacial y postglacial.
El aumento progresivo de la temperatura
comenzó a evidenciarse originando
bosques y permitiendo el desarrollo
de antecesoras de las especies de
la fauna actual.
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