Arquitectos,
cartoneros y artistas confluyen en
una muestra que se inaugura el lunes.
Quieren mostrar cómo los residuos
pueden convertirse, por ejemplo, en
materiales para la construcción.
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El
laboratorio montado en el
Museo de los Parques está
construido con tetrabrik
reciclado. |
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El motor de una vieja lustraaspiradora
en desuso puede terminar oxidado en
un relleno sanitario o bien convertirse
en accesorio principal para un generador
de energía eólica; las
latitas de gaseosas suelen tener como
destino las alcantarillas o los cestos
de basura, pero cortadas y aplanadas
pueden cumplir la función de
tejas de aluminio, para una construcción
de bajo costo; y los neumáticos
en desuso, candidatos a transformarse
en humo negro en algún corte
de ruta, pueden servir de molde para
hacer bloques de tosca, destinados
también a la construcción.
Estos y otros ejemplos del valor
que puede adquirir la basura cuando
existe la decisión de recuperarla,
podrán verse en el Museo del
Reciclado, que se inaugura el lunes
en los bosques de Palermo, frente
al Lago de Regatas.
Queremos mostrarle al gran
público todo lo que se puede
hacer cuando a la basura se le agrega
tecnología, dijo el arquitecto
Carlos Levinton, del Centro Experimental
de la Producción de la UBA,
uno de los promotores de la muestra.
La organización corre por cuenta
de las secretarías de Medio
Ambiente y Educación porteñas,
cuyos titulares, Eduardo Epszteyn
y Daniel Filmus estarán el
lunes a las 15 en la inauguración,
junto al jefe de Gobierno, Aníbal
Ibarra. La muestra funcionará
desde ese día en el Museo de
los Parques Carlos Thays, a la altura
de Figueroa Alcorta al 6000.
Allí se ve montado un laboratorio
construido con paneles de tetrabrik
reciclado, donde se muestran las distintas
aplicaciones de los residuos recuperados:
sobre un sector del techo se monta
una cúpula transparente, hecha
con botellas plásticas, que
funciona como invernadero, con un
espejo cóncavo de aluminio
que cumple la función de horno
solar, capaz de cocer alimentos en
40 minutos sin otra energía
que la luz del día.
El laboratorio está rodeado
por distintos stands, donde funcionarán
todos los días microtalleres
de procesamiento de basura. Los
lugares están preparados para
que los chicos de las escuelas que
visiten la muestra puedan participar
de los distintos procesos del reciclado:
desde el corte de botellas para encastrar,
hasta la molienda del plástico
en un equipo fabricado por una cooperativa
de recicladores de Quilmes,
explicó Levinton.
La experiencia en los bosques de
Palermo reúne a distintos actores:
un grupo de arquitectas de la UBA
nucleadas en el Arca Group, una
ONG que pretende trabajar con lo que
quedó después del diluvio,
según se definen; una cooperativa
de recicladores del Bajo Flores, que
fabrican vasos y floreros con botellas
de vidrio; artistas que exponen obras
realizadas con restos de hierro, papel,
cartón y plástico, y
hasta el inventor Antonio Urdiales,
que diseñó una minifábrica
de agua mineral, con un camalote que
asegura elimina nitritos,
metales pesados y compuestos clorados
y purifica 20 litros de agua por día.
No sólo las escuelas pasarán
por los microtalleres. Están
pensados para las cooperativas de
cirujas o recuperadores, para que,
en lugar de malvender el material
que juntan en la calle, lo pueden
utilizar de manera productiva, incluso
para la construcción de viviendas,
explica Levinton. Pero por sobre todo,
agrega, la muestra está destinada
a que la sociedad pueda ver
la importancia de la separación
de residuos.
Entre los objetos recuperados del
diluvio y que han cobrado nueva vida
pueden verse un generador eólico
capaz de cargar una batería
de 12 volts, cuyo molino es un cartel
giratorio de chapa de los que utilizan
algunos kioscos. Los neumáticos,
no aptos ya para recauchutar, han
sido desguazados a cuchillo: despojados
de su parte lateral, pueden adquirir
forma rectangular y rellenos de tosca,
se convierten en bloques impermeables
para la construcción de viviendas.
Las circunferencias laterales también
tienen destino: son marcos de ventanas
tipo ojo de buey, que en lugar de
vidrio tienen plástico de botellas
aplastado en caliente.
Un horno de barro, una serpentina
que calienta el agua con energía
solar y hasta un monumento de Homenaje
al Ciruja, realizado por el
artista Alejandro Marmo, con restos
de piezas metalúrgicas, completan
la muestra, que podrá verse
de martes a viernes de 10 a 17, y
los sábados y domingos de 11
a 18.
25 de abril de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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