Le rechazó
el pedido de nulidad al fallo que
la condena a limpiar la costa bonaerense
de Magdalena por un derrame de crudo
ocurrido en 1999.
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Trabajadores
contratados por Shell realizaron
en enero de 1999, tareas
de limpieza del petróleo
derramado en Playita Nueva. |
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Infografía |
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La Justicia Federal
platense insiste en que la empresa
Shell debe reparar los daños
ambientales ocasionados por un derrame
de petróleo ocurrido hace tres
años en las costas de Magdalena.
El juez Julio César Miralles
rechazó un pedido de nulidad
del fallo que condenó a la
compañía a realizar
trabajos de recomposición del
medio ambiente por un valor calculado
en 35 millones de dólares.
La decisión
judicial no es de aplicación
inmediata. Shell ya presentó
una apelación ante la Cámara
Federal de La Plata, pero hasta ahora
no se conocen los argumentos, según
dijeron fuentes judiciales.
El dictamen representa
un capítulo más de la
pelea judicial entre la municipalidad
de Magdalena y la firma de capitales
holandeses, derivada del desastre
ecológico que ocasionó
el choque de dos buques en el Río
de la Plata, el 15 de enero de 1999.
Ese día caluroso, a media tarde,
el carguero Sea Paraná, de
bandera alemana, embistió al
barco Estrella Pampeana de la Shell
en el kilómetro 93 del canal
de acceso al puerto La Plata. El choque
de las embarcaciones, de 200 metros
de largo cada una, no provocó
lesiones a los 30 tripulantes, según
el informe de la Prefectura.
El impacto no fue
advertido por ninguno de los 10 mil
habitantes de esa localidad ubicada
a 40 kilómetros al sur de la
capital provincial. Pero las consecuencias
llegaron enseguida: casi 5.300 metros
cúbicos de hidrocarburo formaron
una inmensa mancha negra de 10 kilómetros
de largo por 50 metros de ancho sobre
el río marrón.
Apenas dos días
tardó la marea oscura en tocar
las playas de Magdalena. El petróleo
avanzó por la ribera, sus lenguas
tiñeron los bañados
y empalidecieron 30 kilómetros
de costas sobre el distrito. El crudo
liviano también se filtró
por canales y arroyos hacia tierra
adentro y afectó la flora de
la región.
A partir de ese
momento, se terminó la temporada
para casi 500 habitantes de Magdalena
que habían preparado locales
gastronómicos, cámpings
y balnearios para recibir turistas
y pescadores.
Los responsables
de la petrolera Shell iniciaron un
espectacular procedimiento de emergencia
para extraer el crudo que flotaba
sobre el agua y se había estancado
en la arena. Contrataron a 200 operarios
que llegaron con sus equipos amarillos,
comenzaron a trabajar máquinas
especiales y lograron levantar 1.500
metros cúbicos en un mes de
trabajo.
"Las playas
están limpias y la zona afectada
es mínima. Este sector se recuperará
gradualmente y de manera natural",
escribieron los técnicos de
Shell en un informe que elevaron a
la Secretaría de Medio Ambiente
de la provincia de Buenos Aires.
El diagnóstico
no coincidió con las evaluaciones
que hacían los pobladores y
las autoridades municipales. Entonces
la polémica se trasladó
a los Tribunales.
Por un lado, Shell
mantiene un litigio con la empresa
naviera alemana para determinar la
responsabilidad en el accidente. Y
en la Justicia Federal platense se
iniciaron procesos civiles millonarios
por daños y perjuicios. Quienes
se presentaron como dañados
y perjudicados son comerciantes de
Magdalena y la municipalidad de ese
distrito.
El 22 de noviembre
pasado, el juez Miralles dictó
una sentencia a favor de la comuna.
Condenó a la compañía
a retirar los restos de hidrocarburo
y a reparar el medio ambiente. "Shell
C.A.P.S.A. no ha dado cabal cumplimiento
de las obligaciones legales a su cargo
que se demandan. Esa omisión
ha sido fruto de una decisión
voluntaria de Shell no imputable a
tercero alguno, por lo que no cabe
exonerarla de las responsabilidades
que son su consecuencia", dice
el fallo del juez platense.
Los abogados de
Shell pidieron la nulidad de esta
sentencia por considerar que "las
costas están recuperadas y,
por lo tanto, el reclamo de realizar
obras resulta improcedente".
Los abogados también cuestionaron
los montos que estableció la
Justicia para valuar las obras, porque
debían estimarse en pesos y
no en dólares. Y por último,
Shell argumentó que no puede
ser condenada porque aún no
está determinado quién
fue el causante del accidente.
Ayer se conoció
la respuesta de Miralles: "Los
responsables son los dueños
o guardianes del hidrocarburo. El
dueño o guardián de
un residuo peligroso no se exime de
responsabilidad por demostrar la culpa
de un tercero". Así, el
juez volvió a derrumbar los
argumentos que presentó la
empresa para evitar hacerse cargo
de los daños ambientales.
El abogado de la
municipalidad, Gastón Mesel,
dijo a Clarín que "Shell
intenta dilatar los procedimientos
judiciales para no pagar las consecuencias
del desastre". En los Tribunales
dijeron que ya se presentó
un recurso en la Cámara de
Apelaciones platense.
Los pobladores de
Magdalena intentaron hasta gestiones
con la realeza, para tratar de resolver
el conflicto. El 3 de diciembre, aprovecharon
una fugaz visita de la princesa de
Holanda, la argentina Máxima
Zorreguieta, para enviarle por su
intermedio un mensaje a la Shell:
reclamaban que la petrolera acepte
la condena judicial sin apelaciones.
A tres años
del mayor desastre ecológico
del Río de la Plata, los vecinos
de Magdalena intentan superar las
consecuencias del derrame. Hasta 1999,
a las costas de esa comuna llegaban
7.000 turistas por fin de semana,
que dejaban en la economía
local 200 mil pesos por verano. A
cuatro días de la inauguración
de la temporada 2002-2003, el intendente
Juan Sibetti, explicó que tuvieron
que habilitar parcialmente los balnearios
porque aún quedan vestigios
de crudo en la arena de Magdalena.
De los 3.000 metros de extensión
total de superficie habilitada como
balneario, la mitad está vedada
al ingreso del público.
En los accesos Playita
Nueva y Atalaya los carteles advierten
a los paseantes: "Sr. turista,
usted está entrando en una
zona declarada de desastre ambiental
y ecológico". Casi una
invitación a huir del lugar.
24 de diciembre de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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