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El
fuego amenazó a la
población de guanacos
de La Payunia. |
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El foco de incendio
que se inició el miércoles
a la noche en la Reserva Natural Provincial
La Payunia, finalmente pudo ser controlado
ayer por la tarde, cuando ya casi
no se observaban columnas de humo.
La ardua tarea de brigadistas y guardaparques
de la Dirección de Recursos
Naturales Renovables comenzó
a dar resultado recién a última
hora, deteniendo el avance del fuego
que por la mañana parecía
incontrolable.
Las llamas devoraron
20.000 hectáreas de esta reserva
ubicada en el departamento de Malargüe,
a unos 160 kilómetros de la
ciudad cabecera. El mayor foco de
fuego se localizó en el sector
sureste y centroeste de la reserva,
en los cerros Jarilloso y Las Cuevas.
La noche del miércoles
se dio el alerta de fuego y se reavivó
durante la mañana del jueves
por el fuerte viento y la sequedad
del ambiente. Para combatir el incendio
llegó desde Mendoza un helicóptero
de Gendarmería Nacional, que
si bien no se utilizó en el
transporte de agua trasladó
a los brigadistas, ya que resulta
muy difícil acceder a ese lugar
por tierra.
La gente de Recursos
montó su base de operaciones
en el paraje de Las Salinillas. Desde
allí operaban los cinco vehículos
afectados a las tareas y los brigadistas
y guardaparques que arribaron desde
San Rafael, Alvear y Mendoza a prestar
ayuda a los ocho guardaparques de
Malargüe.
La reserva es una
extensa planicie de 450.000 hectáreas,
surcada por más de 800 conos
volcánicos, donde conviven
guanacos, choiques, zorros, reptiles
y liebre criolla. Una de las mayores
preocupaciones cuando se producen
incendios en la zona es la población
de guanacos, estimada en unos 12 mil
ejemplares.
En esta oportunidad
no se detectaron animales afectados,
tal vez porque el foco más
fuerte se localizó en un sector
alto que no es muy rico en fauna,
tal como comentó el coordinador
de guardaparques de Malargüe,
Christian Alcalá.
La tarea de la gente
de Recursos para proteger esta reserva
fue muy dura. El terreno dificulta
el ingreso por tierra, ya que se trata
de un área volcánica
y sin huellas. Esto obligo a que el
helicóptero trasladará
de a tres brigadistas por viaje hasta
la zona de fuego. Allí los
bajaba y volvía por otros tres.
Según Alcalá
se atacó el incendio haciendo
contrafuegos y líneas de defensa
para controlar la cabeza del foco
y evitar que se expandiera a campos
vecinos.
En el sector que
se quemaba el jueves -en los cerros
El Rengo, Morado, Chico y Lonco Vaca-
los guardaparques observaron pumas,
zorros y guanacos huyendo de las llamas
y el humo.
Durante las dos
jornadas de lucha las condiciones
climáticas fueron las principales
enemigas, ya que el viento desparramaba
el fuego, iniciando nuevos focos que
se esparcían rápidamente
por la baja vegetación.
En un momento, los
brigadistas se enfrentaron a cinco
focos en distintos puntos de la reserva,
lo que dificultó aún
más su tarea. Incluso el siniestro
alcanzó campos privados como
los de Delfor Ferreyra, que se encuentran
dentro del área de manejo de
la reserva.
Para corroborar
la extinción del fuego se realizaron
varios sobrevuelos, así se
confirmó que ya casi no quedaban
rastros de fuego y tampoco se observaban
columnas de humo. Al cierre de esta
edición los brigadistas estaban
a punto de controlar el fuego y se
apostaban a montar guardias de cenizas.
18 de enero de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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