Temen por una
obra que derivaría el excedente
de agua hacia el río Paraná.
Varios partidos bonaerenses se oponen
a un estudio que prevé la utilización
del Arroyo del Medio. Preocupación
en San Nicolás, en Pergamino
y en Colón por el impacto ambiental
del futuro proyecto hidráulico.
En un mes se conocería el estudio
de prefactibilidad.
SAN NICOLAS DE LOS ARROYOS.- Mientras
la cosecha de soja en el norte bonaerense
y el sur santafecino avanza a duras
penas por el exceso de humedad del
suelo, la preocupación de los
pobladores rurales se concentra en
una obra que estudia la Subsecretaría
de Recursos Hídricos de la
Nación, cuyo objetivo es evacuar
excedentes de la laguna La Picasa
hacia el río Paraná,
por el Arroyo del Medio, o bien, por
el Arroyo Pavón.
Ante el inminente riesgo de desborde
de la laguna, cuya cuenca cubre unas
550.000 ha entre Buenos Aires, Córdoba
y Santa Fe, ese futuro proyecto complementaría
las obras incluidas en el Plan Maestro
de la Cuenca del Río Salado.
Sin embargo, las localidades bonaerenses
por las que atraviesa el Arroyo del
Medio advierten con preocupación
el perjuicio que podría ocasionarles.
"Nos ponen en riesgo, por eso
reaccionamos con un no rotundo. Para
nosotros no existen alternativas de
obra", disparó el intendente
de San Nicolás, Pedro Noveau.
El funcionario es titular del reciente
comité de cuenca del Arroyo
del Medio, que también integran
los intendentes de Colón y
Pergamino, y asegura que, de ser necesario,
interpondrán un recurso de
amparo para frenar la iniciativa.
El principal temor de Noveau es que
La Emilia, un pueblo situado a 12
km de San Nicolás, recostado
en la ribera del arroyo, quede sepultado
por la corriente de agua que se bombearía
desde La Picasa. En ese diminuto punto
del mapa bonaerense, más de
7000 almas reclaman por la seguridad
de sus casas, que muestran, como una
herida, las marcas de reiteradas inundaciones.
"El pueblo está en estado
de alerta permanente. Cualquier temporal
lo expone a un desborde porque está
enclavado justo donde se produce el
derrame de las aguas", explicó
Noveau.
"Con este proyecto, La Emilia
está condenada a desaparecer",
denunció. En su opinión,
si una lluvia intensa es suficiente
para anegar las casas, el excedente
de La Picasa tapará definitivamente
el trazado de esa localidad. Un grupo
de vecinos que se ocupa del saneamiento
del cauce señaló, mediante
un comunicado, que la negativa rotunda
a la obra "no es irracional",
más bien expresa "la falta
de confianza en los funcionarios".
El intendente sospecha que fuertes
intereses políticos e incluso
económicos empujan el estudio
y espera que la provincia de Santa
Fe no tome la decisión de encarar
los trabajos y "pase por encima
de los futuros afectados". "Tenemos
que potenciar la resistencia para
que nos escuchen", dijo Noveau.
En una reunión con el ministro
de Obras y Servicios Públicos
de Buenos Aires, Julián Domínguez,
técnicos de los municipios
de Pergamino, Colón y San Nicolás
plantearon su preocupación
por el avance de un estudio del que
no conocían más que
el enunciado. Según ellos,
el ministro aseguró que "no
había ningún proyecto
en preparación y, por lo tanto,
que la provincia no podía opinar".
Poco después, en un encuentro
que se organizó en el Instituto
Nacional del Agua (INA) hace aproximadamente
un mes pudieron conocer los detalles
del estudio.
"Los expertos aún no
tienen en claro qué impacto
ambiental provocará. Esperamos
no saberlo cuando la obra esté
hecha", advirtió Rubén
Pisculik, ingeniero civil que depende
de la Dirección de Recursos
Naturales y Gestión Ambiental
de San Nicolás.
El director de Obras Hidráulicas
de la provincia de Santa Fe, Ricardo
Fratti, sostuvo al respecto: "Hemos
pedido un poco de paciencia y de buena
voluntad. Cuando termine el estudio
se dará a conocer. El Gobierno
no tiene intención de beneficiar
a unos en perjuicio de otros. Les
aseguramos que la obra no traerá
ninguna clase de problemas a las zonas
de paso".
Para calmar los ánimos, Fratti
adelantó que hay dos trazas
en estudio: la primera, que va de
La Picasa a la Laguna De los Patos
y de ahí al Arroyo del Medio
(con sólo una estación
de bombeo), y la segunda, que va de
La Picasa a la Laguna Del Chañar
y de ahí al Arroyo del Medio
(con dos estaciones de bombeo).
El futuro, en juego
En Pergamino temen el anegamiento
de las zonas de mayor potencial agrícola
y más aún la salinización
de las napas. "Nos traerán
un problema que no tenemos",
comentó Martín Discallar,
productor de la zona. "¿Por
qué no envían las aguas
por el Arroyo Pavón y evitan
un problema jurisdiccional?",
se preguntó.
"Desde el punto de vista social,
la iniciativa no es viable hasta que
haya estudios que aseguren que no
se producirá un impacto negativo",
aseguró Julio Villarreal, director
de Gestión Ambiental de Pergamino.
En Colón, el presidente de
la Sociedad Rural, José Luis
Manfredini, está atento a las
señales de la tierra: "Las
napas están al ras del suelo
y algunos tuvieron que sembrar hasta
tres veces. Nos preguntamos cómo
afectará a la zona el aumento
del caudal del Arroyo del Medio y
si será necesario iniciar un
expediente para detener el bombeo
hacia el Paraná cuando no podamos
recibir más agua".
En Juncal, al Sur de Santa Fe, el
titular de la comuna, Rubén
Domizioli, lejos de oponerse al proyecto
hidráulico, considera que el
primer beneficiado será el
pueblo La Emilia, "porque por
fin harán los trabajos necesarios
para que no quede expuesto al anegamiento".
Sin embargo, comparte el temor de
"perder el patrimonio de agua
dulce".
En Wheelwright, el presidente comunal,
Juan Bilicich, destacó que
la prioridad es "conciliar los
intereses de la región con
los de la zona" y que, de no
buscar alternativas para bajar el
nivel de La Picasa, todo el sur de
la provincia correrá peligro.
El funcionario rescató el
beneficio que provocaría el
desagote de áreas hoy improductivas
y aseguró que "el rechazo
de la obra hidráulica se genera
en Buenos Aires por un exceso de información
no oficial".
Un costo estimado en $ 80 millones
El titular de la Subsecretaría
de Recursos Hídricos de la
Nación, Hugo Amicarelli, admitió
que el estudio para evacuar excedentes
de La Picasa hacia el río Paraná
será conocido públicamente
en un mes y, según adelantó,
la obra tendría un costo estimado
de 80 millones de pesos.
El funcionario insistió en
que sólo cuando estén
todas las definiciones (hidráulicas
y de impacto ambiental, fundamentalmente)
podrá hablarse de proyecto
y, por ende, de su factibilidad.
¿Por qué se buscan
otras alternativas para bajar el nivel
de La Picasa si el Plan Maestro de
la Cuenca del Salado incluye la vinculación
de esa laguna con la de Gómez?
Amicarelli aseguró que para
descomprimir la cuenca de La Picasa
no existe una única solución.
Respecto de las dudas que despierta
el futuro proyecto, Amicarelli indicó:
"Este tipo de trasvases siempre
genera inquietud porque se trata de
aguas que no pertenecen al mismo sistema
y que pueden tener calidades distintas.
También por el impacto que
puede generar determinado caudal".
En su opinión, es imprescindible
congeniar intereses y sería
deseable evitar que la aceptación
o el rechazo de la obra se transformara
en una "cuestión de frontera".
También advirtió que
"no se puede partir de la oposición
de la gente para definir la factibilidad.
La voluntad de la gente es sólo
uno de los factores para definir una
obra, no el único", aseguró.
2 de mayo de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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