Una barrera
de hielo de 3235 km2 se derrumbó
de la plataforma glaciar Larsen
B, al este de la Antártida,
a causa del recalentamiento
del clima de la región,
según informó
ayer el Instituto Antártico
Argentino.
Se trata del
mayor hundimiento de una plataforma
glaciar que se produjo en el
continente blanco en los últimos
30 años. La masa tiene
una dimensión similar
a dieciséis veces la
ciudad de Buenos Aires y pesa
unas 720 millones de toneladas.
Luego del desprendimiento, el
gigantesco témpano se
fracturó en miles de
icebergs que flotan a la deriva
en las inmediaciones de la base
Matienzo y la península
Jason.
Los científicos
del National Snow and Ice Data
Center (Nsidc), de Colorado,
Estados Unidos, advirtieron
sobre el riesgo de un aumento
en el nivel de los mares si
el fenómeno se agrava.
El mayor peligro podría
proceder de la Barrera de Ross,
cuyo hielo es equivalente a
un incremento de cinco metros
del nivel de los mares y que
se halla a muy pocos grados
de comenzar a sufrir el mismo
fenómeno.
A comienzos
de 2000, la Fundación
Nacional de Investigación
Científica estadounidense
informó del desprendimiento
de un témpano de 10.880
kilómetros cuadrados
de la Barrera de Ross. Los investigadores
argentinos, además, se
mostraron preocupados por el
impacto impredecible que producirá
el fenómeno en el ecosistema.
Las barreras
son densas plataformas de hielo,
alimentadas por los glaciares,
que flotan en torno del continente
antártico. Las siete
que posee la península
han perdido en total 13.500
km2 desde 1974.
La plataforma
Larsen B, una formación
que tiene 12.000 años
en pie, preocupa desde hace
más de una década
a los científicos. En
los últimos cinco años
la barrera perdió un
total de 5700 km2 y su tamaño
actual es menor al 40% de su
tamaño original.
Alarma
Pero desde
hace dos meses, la desintegración
de la barrera creció
de una manera alarmante. "Lo
que llama poderosamente la atención
a la comunidad glaciológica
internacional es la increíble
rapidez de este fenómeno",
aseguró el científico
argentino Pedro Skvarca, del
Instituto Antártico Argentino
que monitorea el desprendimiento
desde la base Marambio.
En un informe
que envió ayer desde
el continente blanco, el investigador
detalló cómo se
produjo el fenómeno.
La última fractura de
esta plataforma de 220 metros
de espesor empezó el
31 de enero último. Ocurrió
en coincidencia con el verano
más cálido de
la península. Los registros
climáticos de la base
Orcadas indican que se trató
del verano más caluroso
del siglo. Los científicos
destacan que el recalentamiento
tiene lugar en la península
y no afecta al resto del continente
blanco.
En los primeros
días del mes último
se desintegraron 800 km2 de
la barrera Larsen B.
Desde la base
Marambio, Skvarca, junto con
el científico Hernán
De Angelis, logró sobrevolar
la zona y realizar un mapeo:
la barrera posee un 33 por ciento
de la superficie que poseía
en 1995.
Añicos
"Significa
que la barrera se hizo añicos",
señaló Skvarca.
En sólo 24 días
la barrera había perdido
unos 2600 km2. El resto ocurrió
en las jornadas sucesivas.
En sólo
41 días, estimó
Ted Scambos, del Nsidc, la plataforma
sufrió una pérdida
del 27 por ciento de su dimensión.
Esa tasa duplica la pérdida
ocurrida al norte de Larsen
B durante el verano de 1994
y 1995, cuando se desintegraron
1600 km2 en igual intervalo
de tiempo.
Durante el
vuelo de cinco horas a baja
altura, sobre la plataforma
glaciar, los científicos
argentinos pudieron obtener
fotografías que les permitieron
una mayor aproximación
a los mecanismos y a las causas
de la desintegración.
Los científicos
argentinos atribuyen el colapso
de la plataforma glaciar al
significativo calentamiento
atmosférico, que en esa
región de la Antártida
registra un aumento de 0,5 grado
cada 10 años, tendencia
que se mantiene estable desde
1940.
El mes último,
la temperatura promedio en la
base Marambio fue de 1,4 grado
sobre cero. "Sin duda,
también las corrientes
marinas y los posibles cambios
en las condiciones térmicas
en el mar de Weddell, que aún
se desconocen, tienen algo que
ver con la desintegración.
Sin embargo, el efecto disparador
es la gran abundancia de agua
de fusión debido a las
altísimas temperaturas
de verano", aseguró
Skvarca.
Ballenas
Dos científicos
argentinos aseguran que durante
un vuelo que realizaron sobre
la barrera Larsen B hace una
semana, notaron cambios drásticos
en el ecosistema de la región:
"Observamos, atónitos,
varios grupos de ballenas en
zonas donde hasta hace un par
de semanas y durante miles de
años había existido
sólo una placa de hielo
de más de 200 metros
de espesor", aseguró
el científico del Instituto
Antártico Argentino,
Pedro Skvarca.
Un corredor
para las misiones científicas
"La barrera
de Larsen, no hace muchos años
atrás, constituía
una masa compacta de hielo continental,
a tal punto que por ella se
desplazaron misiones científicas
en sus vehículos",
recordó el mayor Fernando
Isla, comandante de la base
argentina Esperanza en el continente
blanco.
En tanto,
para los especialistas del Servicio
Antártico Británico
(Bas), el fenómeno fue
"asombroso" tanto
por la cantidad como por la
velocidad con el cual se verificó.
"Sabíamos que lo
que quedaba de la plataforma,
tarde o temprano, se derrumbaría",
dijo ayer el profesor David
Vaughan, uno de los expertos
del Bas. "De lo que no
logramos salir del asombro es
de la velocidad con la cual
se cayó.
Es difícil
creer que una masa de hielo
tal se haya despedazado en menos
de un mes". A comienzos
de marzo desde Estados Unidos
se encendió la primer
alarma: algunas fotografías
tomadas por el satélite
Modis señalaron extraños
cambios en la configuración
geográfica de la península.
Dos tipos
de suelo
La Antártida
tiene al menos dos tipos de
suelos. Hay suelos que evolucionaron
en clima pre-glaciar o entre
períodos glaciares. Por
ello en la Antártida
hay árboles congelados
de pie. El primero tuvo las
mismas características
que los de la Patagonia, el
segundo es el que evolucionó
durante los períodos
glaciares o de congelamiento,
llamado "suelo frío".
20 de marzo
de 2002
Fuentes:
-
PÁGINAS
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