Lo descubrió
Roberto Saldivia Blanco, jubilado
de la empresa YPF, en Neuquén.
El doctor Rodolfo Coria publica esta
semana la descripción científica
en el Journal of Paleontology. No
debió superar los sesenta centímetros
de altura.
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Roberto
Saldivia Blanco
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"¡Lindo
huesito para el puchero!", comentó
Roberto Saldivia Blanco, jubilado
de YPF, mientras miraba atentamente
cómo el paleontólogo
Rodolfo Coria tomaba medidas de los
huesos del Argentinosaurus - el dinosaurio
más grande del mundo- que se
exponen en el Museo Carmen Funes,
de Plaza Huincul.
Acostumbrado a trabajar
en público, Coria respondía
a los comentarios de su espectador
sin distraerse de sus tareas. No fue
necesario mucho tiempo para que el
jubilado ypefiano entrara en confianza;
sólo entonces disparó:
"Usted encontró al más
grande, yo encontré al más
chico".
Saldivia, que aún
hoy es puestero a 20 kilómetros
al sur de Plaza Huincul, le contó
que había hallado unos huesos
pequeñísimos un día
que andaba por la ladera del cerro
Bayo Mesa. Coria le creyó y
le pidió que le trajera los
huesos.
"Acá
están", exclamó
Saldivia, al día siguiente,
mientras le ofrecía al paleontólogo
una bolsa de plástico amarillo
con el logo de un supermercado en
negro. La descripción de los
huesitos -y la de otros más
que Coria hallaría en la ladera
del cerro Bayo Mesa- se publica esta
semana en el Journal of Vertebrate
Paleontology y constituye la presentación
en sociedad de un nuevo dinosaurio
patagónico.
El Anabisetia saldiviai
(bautizado en homenaje a la paleontóloga
neuquina Ana María Biset y
al propio Saldivia) no sólo
agranda la riquísima familia
de los dinosaurios patagónicos,
sino que también confirma una
teoría propuesta años
atrás por Coria y su colega
Leonardo Salgado en relación
con los ornitópodos sudamericanos,
linaje que ahora integra el nuevo
dinosaurio.
El pariente
que faltaba
"Los ornitópodos
son un grupo de pequeños dinosaurios
bípedos y herbívoros
muy diversificado en el nivel mundial",
comentó el profesor Coria,
director del Museo Carmen Funes. Sin
embargo, su presencia en las tierras
que hoy conforman América del
Sur fue pensada durante años
como resultado de una inmigración
faunística que partió
de América del Norte hace 70
millones de años.
Pero cuando, en
1996, Coria y Salgado hallaron en
la localidad rionegrina de Cinco Saltos
los restos de un nuevo ornitópodo,
al que bautizaron Gasparinisaura cincosaltensis,
los paleontólogos comenzaron
a pensar como posible la existencia
de ornitópodos sudamericanos
previos a la citada oleada inmigratoria.
"Cuando propusimos
que el Gasparinisaura pertenecía
a un linaje endémico de América
del Sur algunos no estuvieron de acuerdo",
reconoció Coria. Razones para
rechazar la hipótesis no faltaban:
el Gasparinisaura tenía parientes
en América del Norte y, además,
su antigüedad había sido
datada en alrededor de 70 millones
de años, justo para cuando
los ornitópodos norteamericanos
habrían decidido poner rumbo
al Sur.
"De alguna
manera lo que nosotros decíamos
era que en niveles más antiguos
deberían encontrarse parientes
del Gasparinisaura -agregó
Coria-. El único problema era
que hasta ese momento no se conocían
parientes más antiguos."
Afortunadamente,
no pasó mucho tiempo hasta
que don Roberto Saldivia Blanco traspusiera
la entrada del Museo Carmen Funes
con una noticia que resultó
ser el punto de partida para zanjar
la cuestión en favor de los
paleontólogos argentinos.
Bien criollos
"El Anabisetia
es ese pariente más antiguo
-apuntó Coria-; su descubrimiento
comprueba nuestra hipótesis
de la existencia de ornitópodos
criollos. En cierta forma, con Salgado
adelantamos la existencia del Anabisetia
a partir de nuestra hipótesis
sobre los ornitópodos sudamericanos."
Para alegría
de Coria y Salgado la antigüedad
de los huesos de este pequeño
animalito herbívoro -que en
vida no debió superar los 60
centímetros de altura ni los
dos metros de largo- ha sido estimada
en entre 80 y 90 millones de años.
"Es unos 10 millones de años
más viejo que el Gasparinisaura",
dijo Coria.
Pero la edad del
Anabisetia no sólo lo convierte
en un componente más antiguo
del mismo linaje del Gasparinisaura.
Cuando el pequeño dinosaurio
recientemente descripto en el artículo
elaborado por Coria y su colega Jorge
Calvo, del Museo de la Universidad
Nacional del Comahue, caminaba lo
que es hoy suelo patagónico
las facciones norte y sur del continente
americano todavía no se habían
unido en el istmo de Panamá.
En otras palabras,
no caben dudas de que el linaje que
integran el Anabisetia y el Gasparinisaura
es bien criollo, tal como postularon
años atrás Coria y Salgado.
1 de octubre de 2002
Fuente:
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