Inundaciones
en la pampa húmeda: historia
de un pueblo que se opone a un proyecto
hidráulico en estudio. En esta
localidad bonaerense advierten que
la futura obra para bajar el nivel
de La Picasa los pondrá en
riesgo cierto. Señalan el peligro
que significaría un exceso
de drenaje hacia el Paraná
por el Arroyo del Medio. La oposición
se fundamenta en la falta de confianza
en los funcionarios.
LA EMILIA.- "Cada vez que llueve
vivimos una pesadilla", apunta
Stella Barbotto, directora de la EGB
N° 18.
La última inundación
llegó hasta la avenida, el
eje de la vida pública, la
única calle asfaltada. Marzo
último es, para el pueblo,
el reciente reflejo del riesgo que
enfrenta por estar enclavado justo
donde el Arroyo del Medio se derrama.
El terraplén que lo rodea ya
no sirve para contener el exceso de
agua.
Reunidos frente a la escuela, los
vecinos advierten que no permitirán
que una decisión política
"arrase" con ellos. Temen
que una obra que estudia construir
la Subsecretaría de Recursos
Hídricos de la Nación
sepulte su historia que, para ellos,
es más que el presente.
Como si fuera un último round
el pueblo, de unas 7000 almas, se
afirma en la oposición al proyecto
de derivación de excedentes
de la laguna La Picasa hacia el río
Paraná por el Arroyo del Medio.
"Los emilianos perdimos el trabajo.
No queremos perder ahora el techo",
dijo Mario Díaz, miembro de
la comisión encargada del saneamiento
del curso de agua. Este vecino es
uno de los tantos que decidió
desentumecer su rutina para hacer
público el rechazo colectivo
a la obra hidráulica que pasaría
por su jurisdicción.
"No es que no entendamos el
sufrimiento de los afectados por La
Picasa, pero no podemos confiar en
los funcionarios", se quejó
Oscar Murri, comerciante.
Postal del pasado
Para entender qué los mantiene
aferrados a este lugar, hay que conocer
su historia. En 1892, los hermanos
Quintín y Leodegario Córdova
y la esposa de éste, Emilia
Benito, vieron al campo como un vacío
provocador. Buscaban en la pampa un
paisaje similar a su Castilla natal
y ahí, junto al arroyo, instalaron
una fábrica textil. En ese
tiempo el agua encendió al
pueblo. La energía hidráulica
hizo funcionar las máquinas
y el progreso fue posible.
Los Córdova hicieron casas
para los obreros y tendieron el pavimento
hasta San Nicolás. Construyeron
la iglesia, un teatro con capacidad
para 2000 espectadores, canchas de
fútbol, tenis y basquet, bowling
y pileta olímpica. Instalaron
la escuela primaria en el mismo predio
industrial y, poco después,
inauguraron la secundaria.
Hacia 1950 alrededor de 1800 familias
dependían de la fábrica.
La producción había
llegado a su máximo nivel:
por día se obtenían
12.000 metros de tela y 15.000 kilos
de lana.
Desempleo más inundación
Nadie podía presagiar la quiebra
que sobrevino después. A mediados
de los años setenta fue imposible
para la empresa competir con los productos
importados. En 1980 los Córdova
iniciaron la convocatoria de acreedores
y ahí nomás vendieron
la empresa a Meller SA. Desde hace
unos diez años, las instalaciones
se utilizan para ensamblar motocicletas,
pero la actividad va a menos.
Dos males coincidieron en el tiempo:
la caída abrupta del nivel
de ocupación y las inundaciones,
que envejecieron las casas y a la
misma gente. Fue por eso que los "emilianos"
se desterraron hacia otras zonas fabriles
de la región o se convirtieron
en modestos comerciantes.
La fachada de la fábrica muestra
otra época: la Argentina-promesa
a la que llegaron los Córdova.
El edificio, descolorido, delata la
edad del pueblo.
Hay que reconstruir la historia de
La Emilia con retazos de recuerdos
y desandar el tiempo para entender
que el patrimonio que nadie puede
arrebatarle es la memoria. El pueblo
se piensa para atrás. Prefiere
reconocerse en el pasado, antes que
abandonarse a la actual disolución.
En esta tierra, recordar es ser.
Las imágenes de la última
inundación muestran un fenómeno
incontenible. Las lluvias torrenciales
que se concentran en la zona agotan
la capacidad de absorción del
suelo y el agua se desparrama a su
antojo por calles de tierra y campos
agrícolas.
Será la reiteración
del problema lo que explica el aspecto
sufrido de los "emilianos"
y la fuerza con que decidieron quebrar
el silencio. Exigen información
fidedigna sobre las implicancias de
un proyecto a punto de nacer. Justifican
su postura en la necesidad de precaución
para iniciar obras que definan el
destino del pueblo.
Los vecinos se
unieron para defender la tierra y
la historia
No confían
en que las obras aporten beneficios
para la zona
LA EMILIA.- El pueblo está
situado a unos 12 kilómetros
de San Nicolás, su cabecera
de partido. Recostado sobre el Arroyo
del Medio, que divide a Buenos Aires
de Santa Fe, el casco urbano está
expuesto al anegamiento permanente.
Los habitantes denuncian que la emergencia
es un problema de hace medio siglo
y que los gobernantes nunca analizaron
la necesidad de obras para ayudar
al pueblo.
¿Cómo se explica entonces
la rotunda oposición de los
vecinos al proyecto hidráulico,
que ampliaría la capacidad
de conducción al arroyo para
el trasvasado de excedentes de La
Picasa hacia el río Paraná?
Primero, por "falta de confianza
en los funcionarios". Segundo,
por temor al perjuicio ambiental que
traería la mezcla de aguas
de calidades diferentes. Tercero,
por temor a la inundación definitiva.
"Estos iluminados quieren derivar
aguas de otra cuenca y para eso tienen
que llevarlas por bombeo en contra
de la pendiente natural. ¿Quién
nos asegura que el volumen que se
drenará en esta dirección
no nos borrará del mapa? Es
imposible recibir la cantidad de agua
que necesitan sacar para mantener
estable el nivel de la laguna. No
podemos confiar en su palabra",
se quejó Mario Díaz.
"Somos solidarios, pero nadie
piensa qué pasará con
nosotros. Tenemos la esperanza de
que el Gobierno escuche nuestros temores
y nos reconozca como argentinos",
dijo Venancio Fischer, delegado municipal.
"Nos oponemos rotundamente porque
no conocemos el impacto de la obra",
dijo Cristina Urreta, miembro de una
comisión para el saneamiento
del Arroyo del Medio.
"Al margen del impacto ambiental,
acá hay un pueblo que será
perjudicado. No sé si a los
funcionarios les interesan las personas",
agregó Díaz.
Para frenar el rumor de que fuertes
intereses políticos y económicos
impulsan el estudio, el director de
Obras Hidráulicas de Santa
Fe, Ricardo Fratti, aseguró
que "no es intención beneficiar
a unos en perjuicio de otros"
y pidió paciencia para conocer
el proyecto en detalle. Pero sus declaraciones
no sirven de consuelo.
"Tememos que empiecen los trabajos
y después, por falta de presupuesto,
todo quede suspendido y a nosotros
se nos venga la laguna encima",
explicó Oscar Murri.
Mientras esperan la difusión
oficial del análisis de prefactibilidad,
los "emilianos" organizan
asambleas y escriben artículos
de opinión en periódicos
zonales en busca de apoyo.
2 de mayo de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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