En Rosario no
se incinera pero se manda afuera.
Aunque una ordenanza prohibe a Rosario
la existencia de hornos incineradores
de residuos, la ciudad envía
alrededor de 2 toneladas diarias de
desechos patogénicos al horno
Cineres, de Empalme Villa Constitución.
Es por eso que el Taller Ecologista
de Rosario, integrante de la Coalición
Anti Incineración, envió
cartas a las distintas autoridades
de la ciudad que pueden suspender
esta práctica. "No sólo
queremos que no se incinere aquí,
sino también que la ciudad
deje de hacerlo", afirmó
Sergio Rinaldi, del Taller Ecologista,
quien refirió la ley Baltroc
de la ciudad de Buenos Aires, aprobada
en febrero pasado, que no sólo
prohibe la instalación de hornos
en la Capital Federal, sino también
que contrate ese tratamiento de residuos.
Los desechos patogénicos de
todos los hospitales municipales de
la ciudad, así como algunos
producidos por Asor (Asociación
Odontológica de Rosario) engrosan
la actividad de Cineres.
"La industria de la incineración
está en franca retirada en
todo el mundo, porque emite al ambiente
dioxinas y furanos, sustancias más
tóxicas aún que las
eliminadas", explicó Rinaldi.
La práctica está prohibida
por la Convención de Estocolmo,
de mayo del año pasado, que
la Argentina suscribió. El
grupo Greenpeace denomina a las dioxinas
y los furanos como "fábricas
de cáncer".
Para exigir que la Municipalidad
deje de alimentar la industria de
la incineración, el Taller
Ecologista envió varias notas
en los últimos días.
El reclamo llegó al intendente
Hermes Binner, a los secretario de
Salud Pública, Miguel Cappiello
y de Servicios Públicos, Miguel
Lisfchitz, al director de Medio Ambiente,
Claudio Censín y al presidente
de la comisión de Ecología
del Concejo, Pablo Javkin. "En
algunos casos, recibimos una respuesta
muy solícita, ahora habrá
qué ver cuáles son las
acciones que realizan para que Rosario
deje de incinerar", advirtió
Rinaldi.
En verdad, la actividad está
prohibida en la ciudad desde 1998,
a partir de la aprobación de
una ordenanza presentada por el entonces
presidente de la comisión de
Ecología, Daniel Luna.
Antes de esa norma, Rosario incineraba
sus residuos patogénicos en
el horno del cementerio La Piedad,
que tenía el agravante de ser
una tecnología dispuesta para
la cremación de cadáveres.
Una vez aprobada la ordenanza, la
ciudad debe utilizar un sistema de
autoclave, pero continúa enviando
residuos patogénicos para su
incineración, claro que en
Empalme Villa Constitución.
La pelea contra Cineres es un clásico
para el Centro Ecologista Renacer,
de Villa Constitución. A fuerza
de recursos de amparo, solicitados
por los vecinos de Empalme, el horno
estuvo cerrado en tres oportunidades.
La última vez fue entre diciembre
y marzo de este año, por orden
de la jueza de Villa Constitución
Silvia Suárez. "Como siempre,
la empresa logró luego su rehabilitación,
a cambio de la promesa de mejorar
aspectos técnicos cuestionados",
afirmó Jorge Nallino, de Renacer.
21 de agosto de 2002
Fuente: Rosario/12WEB
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