Desafío
para Jefes de Estado y de Gobierno
que participarán en la Mesa
Redonda Cumbre. Aprueba el Fondo Mundial
para el Medio Ambiente financiamiento
a programas contra la desertificación.
Con el segmento de alto nivel el
primero y dos de septiembre llega
a su clímax el Sexto Período
de Sesiones de la Conferencia de las
Partes de la Convención de
las Naciones Unidas de Lucha contra
la Desertificación, que se
celebra en La Habana.
No sólo por la jerarquía
de los participantes, Jefes de Estado
y de Gobierno, vicepresidentes y ministros,
sino porque en la Mesa Redonda de
los gobernantes, el Diálogo
Interactivo de los Ministros y el
Panel interorganismos de alto nivel,
el propósito busca adoptar
decisiones prácticas en torno
a la eliminación de la pobreza,
la seguridad alimentaria y el combate
efectivo al peligroso flagelo de la
desertificación.
Será un intercambio dinámico
porque conjuntamente con el aporte
económico necesario es igualmente
decisiva la voluntad política
unida de los países integrantes
de la Convención, entidad que
muchos denominan la Conferencia de
los Pobres.
No es por tanto ajeno a este objetivo
que en el encuentro de los Jefes de
Estado y de Gobierno esté en
primer plano el tema sobre las oportunidades
y desafíos respecto a la formación
de coaliciones encaminadas a erradicar
la pobreza y proteger el medio ambiente
a nivel local, nacional, bilateral
y multilateral.
La agenda incluye la situación
en las áreas rurales del planeta
que son las más pobres y donde
con mayor gravedad se observan los
efectos multiplicadores de la degradación
de las tierras y sus consecuencias
en la emigración, la falta
de agua, la deficiencia en la salud
pública, entre otros problemas.
En ese ámbito, en la primera
semana se han estado discutiendo los
aspectos técnicos en todo lo
relacionado con la desertificación,
que no es simplemente un problema
de calidad del suelo ni de capacidad
biológica de la tierra, sino
que es un proceso de grandes magnitudes
y consecuencias sociales.
La que se reúne en La Habana
es la más joven de las Convenciones
ambientales creadas después
de la Cumbre de la Tierra. Sin embargo,
los fenómenos que enfrenta
son, incluso, mayores que los del
resto de las Convenciones, también
importantes.
En los debates de las reuniones,
foros y encuentros del evento, la
situación de los recursos aflora
constantemente para enfrentar el costo
económico de unos 42.000 millones
de dólares anuales que provoca
la desertificación, fenómeno
mundial que perjudica a más
de dos mil millones de hectáreas,
dos tercios de las cuales se sitúan
en Africa e implica a más de
mil millones de personas.
Representantes de países africanos
advirtieron en la reunión de
La Habana que las actuales crisis
financieras y los impactos económicos
de las políticas afectan en
mayor medida a las regiones secas,
las cuales son más sensibles
a la vulnerabilidad económica,
medioambiental y social. Y afirmaron
que no les es posible adoptar medidas
apropiadas por falta de recursos financieros.
Se espera que en la reunión
se designe al Fondo Mundial para el
Desarrollo del Medio Ambiente como
un mecanismo de la Convención,
lo que determinará visibilidad
financiera a largo plazo y acceso
de recursos para países que
sufren el flagelo de la desertificación.
La última asamblea del Consejo
del Fondo Mundial para el Desarrollo
del Medio Ambiente decidió
añadir la degradación
de la tierra, principalmente la desertificación
y la deforestación como su
esfera temática. Significa
que en corto plazo la Convención
recibirá el aporte adicional
de 500 millones de dólares,
lo que acercará a los Países
Partes a recursos financieros directos
para enfrentar el problema.
Según Hama Arba Diallo, secretario
ejecutivo de la Convención,
la financiación se centra en
proyectos que ayudarían a los
países partes afectados a mejorar
sus sistemas de planificación
y, por consiguiente, a mejorar la
vida de las personas que residen en
zonas rurales áridas muy afectadas
por la degradación de la tierra
y que son las más pobres del
mundo.
La asistencia se centraría
en acelerar las acciones impulsadas
por los países que aplican
enfoques integrados y multisectoriales,
que son compatibles con las prioridades
del programa de trabajo de la Convención
y maximizan las sinergias existentes
con las otras dos convenciones de
Rio. A saber, la Convención
sobre Diversidad Biológica
y la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La asistencia del Fondo abarcaría
la creación de capacidades
que contribuirían a incorporar
la gestión sostenible de las
tierras en las prioridades del desarrollo
nacional, las inversiones en el terreno
para mejorar el bienestar económico
de la población local y la
investigación dirigida a proporcionar
información, conocimiento y
herramientas para mejorar la calidad
y eficacia de los proyectos del Fondo
del Medio Ambiente.
Tras la adopción prevista
de la referida decisión por
la Conferencia de las Partes, los
países perjudicados por la
desertificación podrán
solicitar directamente al Fondo para
el Medio Ambiente Mundial, entidad
multimillonaria, financiamientos para
formular y ejecutar programas de acción
nacionales, subregionales y regionales.
29 de agosto de 2003
Fuente:
PÁGINAS
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